El cultivo de arroz transgénico podría significar para los arroceros del Delta del Ebro un ahorro de tres millones de euros al año, asegura su presidente, Agustí Castells. Los cultivadores no descartan pues cultivar arroz modificado genéticamente, que podría empezar a comercializarse en dos o tres años, después de recibir la autorización de la Unión Europea.
El arroz transgénico permitiría dejar de aplicar tratamientos químicos que se utilizan actualmente para combatir plagas como la «chilo supressalis» o el «hongo pericularia». Las investigaciones llevadas hasta el momento por científicos del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Cataluña (IRTA) en la estación experimental del Delta del Ebro han demostrado que la opción transgénica es una de las más adecuadas para que el arroz sea resistente a las plagas sin el uso de plaguicidas.
Joaquima Messeguer, investigadora del departamento de Genética Vegetal de Cabrils, en Barcelona, del IRTA, asegura que «el arroz transgénico cultivado en los invernaderos se comporta igual que el no modificado genéticamente, con la diferencia que resiste a la plaga sin tener que recurrir a ningún producto», informa La Vanguardia. Según la investigadora, falta por comprobar cómo funciona el arroz transgénico en el medio natural, reacción que podría conocerse en unas tres semanas.
El arroz transgénico podría poner fin al método actual para combatir con las plagas que, según Messeguer, es «dañino para el medio ambiente». Esta iniciativa ha sido bien acogida por los arroceros, que se han mostrado receptivos a cultivar arroz transgénico siempre que se cumplan con los requisitos impuestos por la Unión Europea. Hasta el momento, China es el único país que comercializa arroz modificado genéticamente.