El níquel es un metal que abunda en la superficie terrestre. Está presente en los alimentos y en el agua potable debido a la actividad natural y humana. Las personas pueden estar expuestas al níquel de distintas maneras, pero la mayoría lo está por contacto con ciertos productos de joyería y algunos alimentos, como cacao, chocolate, frutos secos o brócoli. El níquel es, junto con el mercurio, el plomo, el cadmio o el zinc, uno de los metales pesados más importantes en cuestión de salud. Los trabajos para reducir la exposición humana a níquel a través de la dieta no cesan, como lo demuestra una de las últimas recomendaciones comunitarias para controlarla. El artículo explica de qué trata esta recomendación y cómo reducir la exposición a níquel a través de la alimentación.
El níquel es un metal natural que puede estar presente en los alimentos y el agua a través de la contaminación del medio ambiente, como resultado de la actividad humana. La principal fuente dietética son alimentos de origen vegetal, como nueces, guisantes, lentejas, cacahuetes, hortalizas, soja y garbanzos. El total de ingesta diaria de níquel varía en función de la cantidad de alimentos vegetales y animales que se consumen. Se puede encontrar también en prótesis dentales, cosméticos y utensilios de cocina de acero inoxidable, como ollas y sartenes.
A corto plazo, la exposición aguda a este metal provoca reacciones alérgicas en ciertas personas. El níquel desencadena reacciones de hipersensibilidad más que cualquier otro metal. Según la Fundación Melisa, «hasta un 15% de la población, en su mayoría mujeres, sufre algún tipo de alergia al níquel».
Debe tenerse en cuenta que la cantidad de níquel en los alimentos puede variar de manera considerable de un lugar a otro. Lo que no cambia es el hecho de que el níquel es un metal omnipresente, por tanto, es muy difícil evitarlo en la dieta. Son varios los factores que dificultan este control. Por ejemplo, se ha llegado a confirmar que las estaciones pueden influir en la concentración de níquel en los alimentos humanos procedentes de las plantas, ya que algunos estudios destacan que el tejido vegetal contiene más níquel en primavera y otoño que en verano. También hay diferencias de niveles de níquel en las partes de la misma planta: las hojas contienen más cantidad que el tallo y la raíz, y las hojas viejas, más que las jóvenes.
Mayor control para el níquel
El níquel puede desempeñar un papel muy importante en la nutrición, pero un exceso puede tener efectos secundarios graves. Los altos niveles de níquel que se convierten en tóxicos dan lugar a reacciones alérgicas o problemas de digestión.
En la Unión Europea no hay niveles máximos en los alimentos, pero sí que se ha establecido que en el agua potable destinada al consumo humano y en las aguas minerales naturales no debe superar los 20 microgramos por litro. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha establecido una ingesta diaria tolerable (IDT) de 2,8 microgramos por kilo de peso corporal.
La Comisión Europea aprobó, en julio de 2016, una recomendación para el control de la presencia de níquel en alimentos hasta el año 2018
En julio de 2016, la Comisión Europea aprobaba la Recomendación (UE) 2016/1111 para que los Estados miembros empezaran a controlar la presencia de níquel en los alimentos durante 2016, 2017 y 2018. Según esta recomendación, el control debe centrarse en los «cereales, los productos a base de cereales, los preparados para lactantes, los preparados de continuación, los alimentos elaborados a base de cereales para lactantes y niños de corta edad, los alimentos infantiles, los de usos médicos especiales destinados a lactantes y niños de corta edad, los complementos alimenticios, las verduras, los frutos de cáscara y semillas oleaginosas, la leche y los productos lácteos, bebidas, el azúcar y artículos de confitería (cacao y chocolate), las frutas, las hortalizas y los productos a base de hortalizas (también los hongos), las hojas de té secas y los moluscos bivalvos».
El óxido de níquel está considerado como cancerígeno de la categoría 1A. ¿Qué significa esto? Pues que forma parte de las sustancias de las cuales se sabe o se considera que inducen a sufrir cáncer. Dentro de la categoría 1 se distinguen, además, la categoría 1A y la categoría 1B, en función de los estudios o ensayos disponibles. Para los de la categoría 1A existen pruebas en positivo en animales. Los de la categoría 2, en cambio, pertenecen a las sustancias que son motivo de preocupación porque pueden provocar cáncer, en función de pruebas y ensayos que no son lo suficientemente convincentes como para incluirlos en las categorías 1A o 1B.
Dieta baja en níquel
Una selección cuidadosa de los alimentos que tienen una concentración relativamente baja puede minimizar la exposición a este metal, cuyos niveles bajos en una dieta pueden llegar a ser beneficiosos. Para ayudar a llevar una dieta baja en níquel, y por tanto reducir el riesgo de una exposición elevada, es importante tener en cuenta varios factores. Y es que el níquel produce más casos de dermatitis alérgica de contacto que el resto de metales juntos. En estos casos, por tanto, es muy importante controlar la dieta:
Evitar el consumo excesivo de alimentos como cacao, chocolate, soja, nueces, almendras y legumbres frescas y secas.
No comer en exceso alimentos enlatados, ya que el níquel se asocia a la aleación de la lata.
Los tejidos animales contienen menos níquel que los vegetales. Carne, aves de corral y huevos son adecuados para una dieta baja en níquel, excepto algunos peces como el atún, el arenque, los mariscos, el salmón y la caballa.
El contenido de níquel en la leche es bajo.
Debe tenerse en cuenta que una gran cantidad de níquel liberada en el ambiente terminará en el suelo. Si este es ácido, se favorece la movilización del níquel y se facilita su filtración hacia el agua subterránea. Algunos estudios confirman que este metal no se concentra en peces ni en pequeños organismos.