La protección de los consumidores a través de alimentos seguros es una de las principales misiones de la Comisión del Codex Alimentarius (CAC), que se ha reunido hace unos días para aprobar nuevas normas alimentarias. El foco de atención de las nuevas normas aprobadas, en concreto 20, es la protección del consumidor y el comercio mundial de alimentos.
La Comisión del Codex Alimentarius (CAC), organismo mixto de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), acaba de reunir a unos 120 países de todo el mundo para fijar las normas internacionales sobre los alimentos. Este año, la reunión, celebrada del 4 al 9 de julio, ha servido para aprobar un total de 20 normas alimentarias, entre las que destacan las relativas a los complementos de vitaminas y minerales y un código de prácticas destinadas a minimizar y frenar la resistencia a los antimicrobianos.
Estas y otras normas son el resultado de un minucioso trabajo de valoración de las condiciones que deben regir el comercio de alimentos y su etiquetado, entre otros aspectos. El encuentro de este año ha dado respuesta a algunas preguntas como qué información debe incluir la etiqueta de los complementos alimenticios, en concreto de los niveles máximos de consumo. Y es que determinar la información de una etiqueta que acompaña a un alimento es, desde 1963, una de las constantes del Codex.
Para Stuart Slorach, presidente saliente de la Comisión, el encuentro ha sido «extremadamente productivo». Ahora, la eficacia de las normas adoptadas dependerá de la capacidad que tengan los distintos sectores implicados en la aplicación de las mismas.
Reforzar la seguridad alimentaria
En el Cercano Oriente puede importarse más del 60% del suministro de alimentos, y en algunos países de la zona esta cifra asciende al 90%Una de las finalidades de la normativa sobre complementos alimenticios aprobada es garantizar un consumo seguro y fiable de estos productos. Según la OMS, las directrices aprobadas recientemente permiten hacer un uso mucho más provechoso de los beneficios que tienen las vitaminas y los minerales sobre la salud humana. En este sentido, la norma aconseja utilizar los complementos sólo en aquellos casos en los que los alimentos no aporten la cantidad adecuada.
Por otro lado, y con carácter provisional, el Codex ha acordado también la creación de un grupo de trabajo para tratar la cuestión de la resistencia a los antimicrobianos. Mientras analizan los puntos más sensibles de este aspecto, los expertos tienen previsto tomar una decisión definitiva en un plazo de un año. Por el momento, tanto la FAO como la OMS y la Organización Internacional de Epizootias (OIE) han aprobado directrices que aconsejan un uso moderado de antimicrobianos en las enfermedad humanas.
El de la resistencia antimicrobiana ha sido uno de los temas que más debate han provocado en los últimos años. Para que pueda llegarse a un consenso, la CAC advierte que es necesario unificar sectores como el de la sanidad y producción animal, la salud humana y la industria farmacéutica. Para ello, se ha creado un grupo de trabajo que intentará convertirse en punto de unión entre estos sectores. La finalidad es clara: plantear una solución global al problema que, aseguran, va adquiriendo cada vez más relevancia.
Falta de consenso
Si bien muchas de las preguntas sobre etiquetado de los alimentos y exportación e importación ya han quedado resueltas, aún han quedado por resolver aspectos concretos. En esta línea de trabajo destaca la falta de acuerdo sobre la cuestión de los derechos de propiedad intelectual sobre la composición y etiquetado del queso parmesano. El tema ha quedado sobre la mesa, y no se divisa una solución a corto plazo. Conocer cuándo es verdad que un queso es parmesano y quién lo decide constituye, pues, uno de los temas pendientes que han quedado del encuentro.Desde un inicio, los participantes afrontaron el tema de la denominación del parmesano con especial atención, ya que, de haber llegado a un consenso, ahora se contaría con una norma mundial para esta denominación. Los expertos han considerado que esta norma del Codex podría haber tenido consecuencias en materia de propiedad intelectual, ya que un queso producido en cumplimiento de esa norma podría llevar el nombre independientemente de su lugar de producción.
El Programa Conjunto FAO/OMS de Normas Alimentarias se basa en el desarrollo de normas alimentarias, reglamentos y otros textos relacionados como códigos de prácticas. Desde su creación, en 1963, la tarea de proteger la salud de los consumidores y garantizar unas prácticas equitativas en el comercio de alimentos no ha sido nada fácil. A pesar de que las normas adoptadas por el Codex Alimentarius no son vinculantes desde el punto de vista jurídico, tienen un gran peso y una base científica sólida.
Con miles de normas, que pueden ser generales o específicas, los campos que se abarcan son numerosos. Higiene, etiquetado, residuos de pesticidas, medicamentos en veterinaria, sistemas de inspección, métodos de análisis, aditivos alimentarios, contaminantes, nutrición o exportaciones e importaciones son algunos de los campos que cubren las normas. En cuanto a los alimentos, las normas tienen en cuenta desde frutas y verduras frescas, congeladas, zumos de fruta, cereales, legumbres, hasta grasas y aceites, pescado, carne, azúcar, cacao y chocolate, entre muchos otros alimentos.
La aprobación de una norma implica que un gobierno nacional o un comité de la Comisión del Codex la proponga. Si la Comisión del Codex considera necesario elaborar la norma, la Secretaría de la Comisión del Codex redacta un anteproyecto de norma y lo somete a examen entre los países miembros. Este anteproyecto es analizado por el Comité del Codex que, tras elaborar un texto, lo presentará en forma de proyecto de norma ante la Comisión del Codex.
En el caso de que la CAC apruebe el proyecto, éste se transmite a los gobiernos en un proceso por etapas que culmina con un proyecto final, que se convertirá en una norma del Codex. El número de etapas puede variar entre cinco y ocho, y el proceso completo puede llegar a durar varios años. Mientras esto sucede, el comité correspondiente va modificando y adaptando los requisitos de la norma. Una vez aprobada por la Comisión del Codex, la norma se añade al Codex Alimentarius, en el «código alimentario mundial».