La empresa vasca INASMET ha desarrollado un proyecto orientado al logro de una tecnología para producciones de vertidos de alta carga orgánica en la elaboración de vino. Por el momento, se ha construido una planta piloto que ha tratado 300l/h de vertido en instalaciones de dos bodegas en Navarra y la Rioja.
El proceso se basa en un tratamiento electroquímico con ánodo DSA (Dimensioned Stable Anode) que en presencia de un catalizador rebaja la DQO inicial en un 50% y elimina casi totalmente el color y el olor. El objetivo del nuevo proceso es reducir los efluentes de carga orgánica que se produce en la elaboración de vino. Según los expertos, estos efluentes no se adaptan bien para ser depurados mediante un tratamiento biológico convencional.
A pesar de que este tipo de vertidos no contienen componentes tóxicos, sí poseen alta carga orgánica que, según los expertos, puede producir problemas medioambientales. Estos vertidos pueden ir acompañados también de un olor y color característicos del vino que se elabora en ese momento. Uno de los problemas que pueden derivarse de este vertido es la asfixia biológica en las aguas de algunos ríos o lagos de pequeño caudal o tamaño.
Los expertos han optado así por un tratamiento biológico capaz de mantener la población de microorganismos, que son la base del tratamiento, mediante una fuente externa de alimento durante todo el año y adaptarla al vertido. Según informa Basque Research, portal de investigación, desarrollo e innovación vasca, la mayoría de bodegas de pequeña producción.