La investigación de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ), variante humana del mal de las “vacas locas”, sigue avanzando después de que un grupo de investigadores del Departamento de Psiquiatría del Hospital General de Edimburgo haya afirmado que la ECJ provoca, en los primeros estadios de la enfermedad, una combinación de síntomas psiquiátricos y neurológicos.
En los primeros estadios de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob dominan, según los expertos de la Unidad de Vigilancia Epidemiológica de ECJ en Edimburgo, Escocia, los síntomas psiquiátricos en un 22%, si bien en el 15% de los casos los síntomas neurológicos preceden a los psiquiátricos. Los más comunes incluyen disforia (cambios de humor que se observan en el marco de alteraciones cerebrales), aislamiento, ansiedad, insomnio y pérdida de interés.
Menos comunes son los síntomas neurológicos, a pesar de que la proporción de pacientes que sufren este tipo de síntomas en los primeros cuatro meses de la enfermedad es significativa. Pérdida de memoria, dolor, inestabilidad al andar y disartria (dificultad para la articulación de palabras debido a un daño neurológico central o periférico) son algunos de los síntomas detectados.
«A pesar de que la diagnosis de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob es imposible en los primeros estados de la enfermedad, una particular combinación de síntomas psiquiátricos y neurológicos podría ayudar a emitir un diagnóstico en la fase temprana de la enfermedad», aseguran los expertos, entre ellos el neurólogo G. Knight.
Primeras investigaciones en el Reino Unido
Desde que en 1996 se detectara el primer caso de ECJ en el Reino Unido, la información aportada por los expertos evidencia el hecho de que esta enfermedad está provocada por la exposición de los humanos al agente que causa la encefalopatía espongiforme bovina (EEB). Los primeros estudios realizados en el Reino Unido en 1997 revelaron que todos los afectados por la enfermedad habían sufrido síntomas psiquiátricos, entre ellos depresión, ansiedad y cambios de humor, aunque no deben tomarse como específicos de la ECJ. La combinación de estos síntomas con los neurológicos podrían convertirse así en prueba evidente de la enfermedad, aseguran los investigadores.
Tras el aumento de afectados por la ECJ en el Reino Unido, unos cien según los expertos, el propósito ahora es intensificar los análisis para llegar a conclusiones mucho más rigurosas. El objetivo primordial es realizar diagnósticos tempranos que reduzcan el riesgo de exposición de los humanos a la EEB. Esto es especialmente significativo si se tiene en cuenta que hasta el momento la única forma de diagnosticar la enfermedad es mediante autopsia cerebral.
Límite a las investigaciones
La principal teoría científica mantiene que la Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJ) y otras encefalopatías espongiformes transmisibles (EET) las ocasiona la forma infecciosa de un tipo de proteína llamada prión. Los expertos están tratando de descubrir los factores que influyen en la infectividad de los priones y cómo el trastorno daña al cerebro. Las investigaciones realizadas en animales de laboratorio pretenden identificar los factores que influyen en la susceptibilidad a la enfermedad y aquellos que rigen cuando aparece la enfermedad. El objetivo es conseguir nuevas fórmulas de la ECJ que permitan conocer los cambios que a la larga matan las neuronas.