La comodidad, el ahorro de tiempo y dinero y mayor seguridad en el transporte y distribución de alimentos, son algunos de los argumentos esgrimidos para explicar la presencia creciente de Internet en el sector de la alimentación. Si los pronósticos se cumplen, la telecompra dejará de ser un extraño en casa en pocos años.
En España se calcula que 4.256.000 hogares tienen un ordenador, y casi el 50% tiene acceso a Internet, según el Estudio General de Medios. Un acceso que en la mitad de los hogares se ha producido en el último año, sobre todo a través de la línea telefónica convencional. En estos «ciberhogares» viven cerca de siete millones de personas.
Los productos que más se compran en Internet son música, libros y viajes, según un estudio realizado por la Asociación Española del Comercio Electrónico (AECE). En este trabajo también se apunta que más de ocho millones de personas, que en la actualidad no son usurarios de Internet, tienen intención de serlo en un futuro próximo.
El gasto medio de los compradores on line españoles es de 35.000 pesetas, con un alto grado de satisfacción tras recibir el producto. Comodidad y buen precio son los dos aspectos más valorados por los que compran a través d ela red. El comercio electrónico en su modalidad B2C (empresa al consumidor, en sus siglas inglesas) es reciente, pero el estudio de AECE calcula que durante el pasado año movió cerca de 34.000 millones de pesetas.
Industrias Agroalimentarias
Los pronósticos apuntan que en dos o tres años el sector dedicado a alimentación y bebidas vivirá el momento de máximo auge en Internet. Uno de los primeros sondeos para conocer su evolución se realizó desde la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas entre los años 1999-2000. Hasta la fecha, el apartado que más ha avanzado en Internet es el comercio B2B (empresa-empresa), ya que esta herramienta virtual permite una comunicación más rápida y barata.
En el mundo de la distribución, los primeros pasos se dieron hace cinco años pero ha sido durante el 2000 que ha despegado con fuerza. El sector de la alimentación con los supermercados on line incorporó las herramientas tecnológicas más avanzadas para que «la compra virtual» fuese más sencilla para el consumidor. En la actualidad las herramientas más usadas son la página del establecimiento o a través de un CD-ROM. En este último caso, el tiempo de conexión se reduce a dos momentos; el primero, para actualizar las ofertas, y el segundo, para enviar el pedido.
Del carro virtual a casa
Los compradores on line en los supermercados virtuales también añaden a su carro los productos frescos o perecederos, tales como frutas, verduras, carne y pescado. En estos casos el problema de la exactitud (peso-precio) se está solucionando de diferentes maneras según cada supermercado. En algunos se opta por respetar el peso del pedido y el cliente recibe posteriormente un correo electrónico en el que le confirman el valor económico; y en otros, la opción se centra en respectar el precio indicado en la página y tener un peso orientativo, que será variable en algunos gramos. Hoy en día la compra de productos congelados no está disponible en todos los supermercados virtuales.
Una vez recibida la orden de compra los supermercados almacenan los pedidos para aquellos que desean recibirla en casa. Por otro lado. también hay clientes que optan por pasar a lo largo del día por el supermercado más próximo de la cadena donde realizaron la compra virtual. Los costes del envío en algunos supermercados virtuales es gratuito a partir de cierta cuantía económica.
Seguridad de los alimentos
Todos los que ofertan la distribución de la compra a casa garantizan la cadena del frío en alimentos frescos o incluso en los congelados. Para ello se emplea neveras portátiles para cada cliente o furgonetas especiales tri-temperatura. En las furgonetas especiales existen tres compartimentos diferenciados según el nivel de frío que necesite cada producto: temperatura ambiente, refrigerada (2 a -6º C) y congeladas (-20º). El objetivo es que el producto llegue con las garantías de conservación adecuadas.
El compromiso de no romper la cadena del frío, sobre todo en el caso de los productos perecederos, permite reducir riesgos en los alimentos. Así, en muchas ocasiones, tras una compra «con presencia real», los alimentos perecederos se guardan en el coche hasta el momento en que el cliente llega a casa. Esta actitud pude provocar un incremento del riesgo de conservación de los alimentos, sobre todo si se trata de un día de elevadas temperaturas y en el que ha transcurrido mucho tiempo desde la compra hasta llegar a casa. Este riesgo sería más elevado en aquellos productos en los que se ha roto su protección natural, como ensaladas preparadas con salsa, o filetes de carne o pescado.
La compra en un “click”
En la sociedad actual el tiempo se ha convertido en uno de los bienes más preciados. Por ello este tipo de alternativas a la compra diaria, semanal o mensual, se consolida como una herramienta útil en los hogares. Quienes utilizan este tipo de alternativa opinan que se ahorra tiempo y se evitan incomodidades como buscar aparcamiento, recorrer estanterías en la búsqueda de un objeto concreto o descargar la compra.
Hoy en día no existen todavía estudios que reflejen el tipo de cliente “virtual” en las compras de alimentación a través de Internet. Es temprano para este tipo de valoraciones y falta tiempo para consolidar estos servicios en la red. Los pronósticos reducen el tiempo de consolidación y la tecnología continúa abriendo puertas a unos servicios más rápidos y útiles para el cliente.
Lectores de códigos de barras en casa que permitan una lista de la compra electrónica según se van agotando los productos de la despensa, o neveras inteligentes que reconozcan qué productos nos faltan y a través de su conexión a Internet realicen una compra virtual, son algunas de las opciones en las que caminan los avances tecnológicos en el campo doméstico.