El cadmio forma parte de la lista de metales que pueden acumularse en los alimentos y que llegan a las personas a través de su consumo. Al lado del mercurio, estaño o plomo, estos residuos tóxicos aparecen en los alimentos bien de manera natural o por efecto de la contaminación. Las evaluaciones para controlar su presencia y reducir la exposición a través de la dieta son numerosas. Una de ellas, realizada en 2009, establecía una ingesta semanal tolerable (IST) de 2,5 microgramos por kilo de peso corporal. Ahora, la Comisión Europea recomienda realizar más investigaciones para ver si es posible disminuir algunos contenidos máximos de cadmio en alimentos como cereales, hortalizas y patatas, ya que se consideran como los que más contribuyen a la exposición. El artículo explica la propuesta de reducción de la exposición al cadmio a través de alimentos y los nuevos niveles sugeridos para el chocolate y la leche infantil.
El cadmio es un metal presente en la corteza terrestre que puede acumularse en organismos acuáticos y en cultivos. Una de las principales vías de exposición a este tóxico es la dieta, en concreto a través de alimentos como patatas, cereales, hortalizas, pescado y marisco o cacao. La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) lo ha clasificado en la categoría I, «carcinógeno para los humanos, con evidencia epidemiológica suficiente«.
En 2009, la Comisión Técnica Científica de Contaminantes de la Cadena Alimentaria (Contam), de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), concluía que la exposición media de los consumidores europeos al cadmio estaba un poco por encima de la IST de 2,5 microgramos por kilo de peso corporal. A pesar de reconocer que los efectos negativos para las personas a esta exposición «son poco probables», aconseja que «la exposición debe reducirse».
Reducción de la exposición a cadmio
La Comisión Europea insta a los países miembros a que fortalezcan el control sobre el cadmio y su presencia en alimentos
En línea con lo propuesto en 2009, la Comisión Europea ha hecho ahora un nuevo llamamiento para disminuir los contenidos de cadmio en los alimentos. Reconoce, sin embargo, que es una tarea compleja debido a que su presencia no es uniforme en todos los alimentos: depende del lugar del cultivo, el suelo o del uso de estiércol o fertilizantes fosfatados.
La Comisión Europea insta a los países miembros a que fortalezcan el control sobre este metal y su existencia en alimentos. Apuesta por la recogida de datos, que deberán ser emitidos a la EFSA antes del 31 de diciembre de 2018, para diseñar las medidas más adecuadas que deben adoptarse. Esta información servirá para elaborar una base de datos, con la que la Comisión tiene previsto presentar, en diciembre de 2015, «un informe sobre los progresos realizados».
La reducción de la presencia de cadmio debe centrarse, de manera especial, en tres alimentos: cereales, hortalizas y patatas. Según la investigación de 2009, las mayores concentraciones de cadmio se detectaron en algas marinas, pescado y marisco, chocolate, setas y semillas oleaginosas. Los niveles de cadmio en los alimentos están regulados en la UE por el Reglamento 1881/2006, en el que ya se recomendaban esfuerzos para dismunuir la exposición al cadmio en la dieta.
Cadmio en cacao y leche infantil
El Reglamento 488/2014 presta especial atención a los productos de chocolate y de cacao y alimentos para lactantes y niños pequeños.
Para el chocolate y el cacao en polvo, considera que pueden contener niveles elevados y, por tanto, son una fuente importante de exposición humana. Además, debe tenerse en cuenta el origen del cacao, ya que en muchos países productores los niveles de cacao detectados en el suelo son muy elevados, lo que puede contribuir a una mayor exposición.
En cuanto a los preparados para lactantes, cree que si se elaboran con proteínas de soja o estas se mezclan con proteínas de leche de vaca, también pueden contener niveles de cadmio altos. Esto se debe a que la soja absorbe de forma natural el cadmio del suelo. El problema reside en que estos productos se han convertido en una importante alternativa a los lactantes que sufren intolerancia a la lactosa, de ahí la necesidad de establecer límites seguros para este producto.
El Registro, Evaluación y Autorización de Sustancias Químicas (REACH) de la Unión Europea, que entró en vigor en junio de 2007, supervisa todas las sustancias, como el cadmio, fabricadas en la UE o importadas. Esta herramienta legislativa es un sistema de control para evitar que se comercialicen compuestos cuya seguridad no esté demostrada. Se ha convertido en legislación armonizada y común para todos los Estados miembros.