A pesar de que la crisis de la fiebre aftosa en la UE de 1991 y 2001 queda lejos, y que no se no se han producido brotes similares, las acciones por contener esta enfermedad, endémica en muchos países, continúan centrándose en reducir el riesgo de reintroducción de la enfermedad y en que no se repitan los factores y circunstancias que entonces influyeron en su dispersión. En ello se centra un grupo de expertos estadounidenses, que acaba de presentar una nueva vacuna que actúa rápidamente y cuyos resultados pueden detectarse en un periodo de siete días.
Los trabajos por mantener el control del virus de la fiebre aftosa aún no han cesado. A pesar de que no se ha vuelto a repetir la crisis de 2001, cuando causó verdaderos estragos en la cabaña ganadera ovina del Reino Unido, con más de seis millones de animales sacrificados y con el virus a las puertas de muchos otros países europeos, continúan los trabajos para controlar la enfermedad en países donde es endémica y en perfeccionar sistemas en caso de tener que actuar.
En ello se han centrado un grupo de expertos del Servicio de Investigación Agrícola estadounidense (ARS, en sus siglas inglesas), que acaba de presentar una nueva vacuna que, aseguran, actúa rápidamente y cuyos resultados son detectables en un periodo máximo de siete días. Hasta ahora, las investigaciones realizadas han demostrado que el ganado vacuno retenía su inmunidad a los 21 días.
Los expertos esperan poder demostrar que la vacuna es capaz de igualar los seis meses de inmunidad de las vacunas actuales. Para Edgard B. Kniplign, experto del ARS, los resultados de la nueva vacuna son «muy prometedores», pese a que aún está en fase experimental. En EEUU la fiebre aftosa todavía se considera una amenaza seria para el suministro alimentario. La vacuna es la primera que se desarrolla contra la fiebre aftosa a base de composición molecular del virus y permite a los expertos determinar si un animal que tiene anticuerpos relacionados con la enfermedad los ha adquirido por vacunación o por infección, algo nuevo ya que en 2005 el Departamento de Medio Ambiente y Asuntos Rurales británico (Defra, en sus siglas inglesas) reconocía que algunos «problemas» de control de la enfermedad residían en tener la capacidad de «distinguir si un animal había sido infectado antes o después de la vacunación».
De momento, la vacuna ya se ha probado en ganado vacuno y porcino, y ha demostrado ser eficaz para ambas especies. Una de las ventajas más destacadas de la nueva vacuna es que se administra dentro de un adenovirus que no se reproduce y que puede desarrollarse sin usar materiales infecciosos de la fiebre aftosa.
Vía de entrada
Turquía constituye una de las puertas de entrada del virus de la fiebre aftosa en la UE procedente de Asia
A finales de 2006, el virus de la fiebre aftosa hacía peligrar de nuevo las estructuras de producción animal de la UE. Temiendo el episodio de 2001, cuando el virus llegó a través de una ruta desconocida al Reino Unido, donde pasó con rapidez de los cerdos a las ovejas y después a los bovinos, las autoridades comunitarias, junto con la FAO y la OIE, trabajan para evitar que el virus se «cuele» de nuevo. Los mayores esfuerzos se centran en una zona concreta, Turquía, que tiene seis fronteras comunes a Asia, donde la fiebre aftosa es endémica. Y el punto central de esta lucha es Tracia, considerada por la FAO como «la puerta de entrada de Asia hacia Europa».
En Turquía los trabajos se centran sobre todo en llevar a cabo vacunaciones de forma regular, realizar un seguimiento de los niveles de inmunidad de los animales y vigilar la enfermedad en Tracia. La importancia de reforzar los controles en esta zona radica en que se trata de «un punto de entrada de enfermedades animales que pasan de Asia hacia Europa», admite Keith Sumption, experto de la FAO. El problema está en que, a pesar de que se aplica la vacunación de los animales en Tracia, «su inmunidad no sirve ante una cepa nueva», asegura Musa Arik, jefe de los servicios de Sanidad Animal del Directorado General de Protección y Control de Turquía (DGPC).
La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) tiene en cabeza de su Lista oficial de países y zonas libres de enfermedad la fiebre aftosa, a la que consideran una de las «más contagiosas» entre mamíferos y con mayores pérdidas económicas. Cada año, los expertos analizan la situación de la enfermedad en todo los países y ahora acaban de presentar los resultados, de los que se desprende que, a los 29 países declarados libres de la enfermedad sin vacunación, entre los que se encuentra España, se suma el territorio de Kosovo, territorio que supervisa la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Según la actualización del Código Terrestre de enfermedades, Taipei China y Uruguay son los dos países libres de la enfermedad que aplican la vacunación.
Por el contrario, todavía mantienen zonas con fiebre aftosa países como Argentina que, pese a que se declaró, el pasado mes de marzo, libre de la enfermedad, aún mantiene un área sometida a vigilancia intensiva, situada en la frontera de Argentina con Brasil, Paraguay y Bolivia. En Corea del Norte, donde se detectó un brote el pasado mes de abril, la situación parece estar bajo control, aunque, según reconocía la FAO, el país todavía debe permanecer en alerta. No se confirmaba un brote de fiebre aftosa en Corea del Norte desde 1960. Uno de los principales trabajos iniciado ahora es la importación al país asiático de vacunas de alta calidad.