Un nuevo estudio de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) define cuáles son las 28 prioridades que deberían abordarse según 137 investigadores europeos: riesgos químicos como la exposición acumulativa; riesgos biológicos como las zoonosis; medioambientales derivados de los productos químicos; y riesgos nutricionales como prácticas agrícolas o umbrales de alérgenos. El objetivo de este informe es impulsar la armonización de la investigación alimentaria en la Unión Europea. El artículo explica cuál es esta lista de prioridades y la importancia de las revisiones constantes para hacer frente a las nuevas necesidades en seguridad alimentaria.
Una de las principales áreas de apoyo a la cooperación científica es desarrollar un programa de riesgos emergentes, como nuevas enfermedades transmitidas por alimentos.
En cuanto a las prioridades microbiológicas, los expertos destacan:
- Desarrollo de un sistema de control de microorganismos aislados en alimentos y en el medio ambiente responsables de enfermedades humanas.
- Mejora del uso de los datos genéticos (como la secuenciación del genoma) para evaluar el riesgo de contaminantes microbiológicos.
- Prestar atención a los antimicrobianos (resistencia a los antibióticos).
- No olvidar las enfermedades transmitidas por virus (hepatitis A y norovirus en frutas y verduras) y Campylobacter en aves de corral y alimentos listos para consumir.
Sobre las necesidades en medio ambiente, es primordial:
- Mejorar la información sobre la aparición y propagación de organismos nocivos.
- Comprender mejor los organismos biológicos y sustancias vegetales usadas en la protección de los cultivos (y reducir el empleo de productos químicos como los pesticidas).
- Vigilar la presencia de contaminantes ambientales en los alimentos.
- Prevenir los efectos cóctel, es decir, las mezclas químicas.
Revisiones constantes para nuevas necesidades
Existen muchos riesgos a través de la cadena de los alimentos que puede tener efectos negativos, si no se tratan como es debido. A estos se les unen otros problemas como el fraude alimentario y las malas prácticas, así como la aparición de nuevos riesgos a consecuencia del cambio climático y la escasez de alimentos. Además, una de las bacterias que provoca intoxicaciones alimentarias, Campylobacter, vinculada sobre todo a la carne de ave contaminada, aún es poco conocida y va en aumento. También surgen de forma constante nuevos problemas y amenazas que presentan nuevos desafíos para la seguridad de los alimentos.
Uno de los papeles de la EFSA, desde que empezó su andadura en 2002, es identificar, analizar y comunicar los riesgos que se registran en la cadena alimentaria. La comunicación del riesgo también es una de las prioridades de los responsables en seguridad alimentaria y, la manera adecuada de hacerlo es, aseguran los expertos, a través de la transparencia y la claridad basada en el consenso científico para lograr la confianza del consumidor. De forma constante, la EFSA retoma los estudios y los revisa para adaptarlos a los nuevos y futuros tiempos. De esta manera, pretende dar respuestas a cuestiones como cuáles son las prioridades de comunicación, qué utilidad tienen las acciones que se llevan a cabo, cuál es la eficacia de la información que se recibe y si hay grupos a los que no les llega (y de ser así, cómo debe actuarse para solucionar el problema). Uno de los objetivos es desarrollar información apropiada, exacta y constante bajo criterio científico.