Los alimentos se componen de productos químicos que se generan de forma natural y que incluyen nutrientes como hidratos de carbono o proteínas. Algunas de estas sustancias, como los aditivos, facilitan la conservación o mejoran el aspecto de muchos alimentos. Por eso, su uso pasa por controles que aseguran su inocuidad. Pero también hay otras que proceden de fuentes ambientales que pueden poner en riesgo el consumo de agua o alimentos: son plaguicidas, medicamentos veterinarios o contaminantes ambientales como dioxinas cuya presencia puede provocar efectos nocivos en la salud. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha elaborado un informe dirigido al público general para explicar cuál es su situación. En este artículo se aporta esta información sobre plaguicidas, medicamentos veterinarios y arsénico en alimentos.
Cuando los productos químicos pueden tener riesgos toxicológicos, la labor de la EFSA se hace especialmente necesaria. Para ello, se establecen niveles seguros en los alimentos, una tarea que realiza la propia EFSA. Los controles de estas sustancias en los alimentos incluyen la recogida, el monitoreo y el análisis de su presencia en plantas, animales, alimentos y bebidas. La recopilación de estos datos proporciona la base científica para la toma de decisiones de las autoridades nacionales y europeas y ayuda a valorar si son necesarias nuevas evaluaciones o medidas de control. Especial atención se destina a los restos de plaguicidas y los residuos de medicamentos veterinarios en alimentos de origen animal.
Esta información, facilitada por la EFSA, forma parte de un informe elaborado por la misma autoridad que se dirige al público en general, por lo que traduce la información científica para que la entienda el consumidor. En concreto, la EFSA ha redactado un resumen de algunos estudios sobre productos químicos con datos de 2014-2015 y se ha centrado en la presencia de arsénico en alimentos y agua potable.
Plaguicidas en alimentos
Los alimentos que contienen restos de plaguicidas pueden suponer un riesgo para la salud del consumidor. En la Unión Europea, tal y como recoge la EFSA, se fijan niveles de residuos seguros que están amparados por un marco legislativo y cuya finalidad es garantizar un amplio nivel de protección del consumidor europeo.
Los límites máximos de residuos mantienen unos niveles de plaguicidas lo más bajos posible
Antes de autorizar una sustancia, se evalúa la posibilidad de que constituya algún riesgo. Para ello, se establecen lo que se denominan límites máximos de residuos (LMR), que aseguran que se mantienen unos niveles de residuos de plaguicidas lo más bajos posible. Para ejemplificarlo, la EFSA evalúa los datos de 2013, según los cuales, de las 80.967 muestras analizadas para 685 pesticidas, «el 97,4% de las muestras estaba dentro de los límites legales; un 54,6% estaban libres de residuos detectables; y el 1,5% excedía los límites legales». Según la EFSA, en la mayoría de los casos en los que los niveles se excedían, se refieren a alimentos importados fuera de la UE (guayaba, maracuyá, hojas de té o frijoles con vaina). Entre los alimentos con límites por debajo de los considerados seguros están las avellanas, la sandía, la remolacha, la calabaza, el aguacate o el maíz dulce.
Una de las labores que realiza la EFSA es estimar los posibles problemas de estas sustancias a través de una evaluación de riesgos que abarca tanto riesgos a corto plazo para la salud como a largo plazo. Además, se mira también la presencia de más de un plaguicida (múltiples residuos), ya que en ocasiones pueden detectarse más de una sustancia debido a que se aplican distintos plaguicidas en un cultivo. En 2013, cada Estado miembro, además de Islandia y Noruega, analizó los mismos productos (manzanas, repollos, puerros, lechugas, melocotones, centeno, avena, fresas, tomates, leche de vaca, carne de cerdo y vino).
Medicamentos veterinarios en alimentos
En cuanto a los restos de medicamentos veterinarios, los alimentos que pueden contaminarse son carne, pescado, huevos o productos lácteos. Por tanto, se monitorean y controlan el ganado bovino, porcino, ovino, caprino, aves, conejos, carne de caza, animales procedentes de la acuicultura, la leche, los huevos o la miel. La UE establece límites máximos en animales y productos de origen animal.
Menos arsénico en alimentos y agua
El arsénico está considerado un semimetal (con propiedades intermedias entre un metal y un no metal) que se produce de manera natural, o es fruto de la actividad humana, y que tiene capacidad para entrar en la cadena alimentaria. Puede ser orgánico o inorgánico (esta última es la forma más tóxica) y afecta sobre todo a alimentos y agua, en los que entra a través del suelo o aguas subterráneas contaminados. En un informe de 2014 de la EFSA se constató que ha disminuido la exposición alimentaria a la forma inorgánica.
Si bien no hay niveles máximos recomendados de arsénico inorgánico en la UE, sí existen directivas nacionales específicas. Además, tanto la Comisión Europea como los Estados miembros acordaron el pasado mes de febrero establecer niveles máximos (que podrían publicarse a lo largo de este año 2015) que entrarían en vigor en 2016. Por el momento, se ha fijado la dosis de referencia (dosis dentro de la cual es probable que cause un efecto pequeño) en 0,3 a 8 microgramos por kilo de peso corporal al día. Este rango no es un nivel seguro, sino que «ayuda a entender que las cifras sobre niveles de arsénico en los alimentos deben ser, tanto como sea posible, más bajas».