Muchas personas celebrarán el fin de año en casa, con los amigos y familiares, pero otras optarán por acudir a un restaurante. En la mayoría de los casos es común fijarse en el precio, el menú o la proximidad del establecimiento, pero se infravalora la seguridad alimentaria porque no se tienen en cuenta los criterios de calidad higiénico-sanitaria. Pero si no se quiere acabar el año con posibles sorpresas inesperadas, se debería prestar atención a aspectos como la limpieza de las instalaciones y del personal. El artículo explica de qué hay que percatarse para saber si el restaurante es seguro desde un punto de vista de la alimentación y cómo la tecnología acerca al consumidor información útil sobre la situación sanitaria de los locales hosteleros.
Se acerca el fin de año y con él la celebración de la cena de Nochevieja, una fiesta que algunos optan por hacer fuera de casa, en la mayoría de los casos en un restaurante donde servirán una comida especial. Las ganas de fiesta y un cierto ambiente de relajación harán fijarse en aspectos como el precio del menú o la distancia a la que se encuentra el establecimiento. Sin embargo, no se deberían pasar por alto otros aspectos relacionados con la seguridad de los alimentos.
Las garantías alimentarias son una prioridad para muchos locales hosteleros, que disponen de distintas herramientas para garantizar que esto sea así. Tienen la obligación y responsabilidad de servir productos que sean seguros para comer y deben cumplir con unas determinadas condiciones de higiene (tanto del local como del personal) y de mantenimiento. En el momento de entrar en ellos ya se puede comprobar si están limpios o tienen algunas deficiencias que puedan poner en riesgo lo que sirven.
Restaurantes ¿seguros?
Hay aspectos en un restaurante que dan pistas sobre si se cumplen los requisitos higiénico-sanitarios
Una crítica negativa de sanidad y seguridad puede arruinar la reputación de un restaurante. Y esta no solo puede venir ya de los inspectores de salud, sino que las redes sociales permiten que los clientes sean críticos con ciertos aspectos de higiene. Para evitarlo, los responsables deben llevar a cabo unas buenas prácticas de manipulación y una limpieza escrupulosa, fundamentales para garantizar la seguridad de los alimentos que sirven.
Pero, ¿cómo puede saber el consumidor si se siguen estas pautas? Hay algunos aspectos que dan pistas sobre si cumplen y se respetan más de las que no en las instalaciones, el material o el personal. Algunos aspectos que ayudarán a hacerse una idea de la situación sanitaria del local hostelero donde se quiera comer son:
Las instalaciones deben estar en buen estado y los suelos tienen que estar limpios, sin restos de suciedad, ni papeles, derrames, grasas o desperdicios.
El personal, tanto cocineros como camareros, deben tener una correcta higiene porque es el que manipula los alimentos.
Los platos, copas, vasos y cubiertos deben estar limpios, sin roturas ni restos de suciedad.
El lavabo deberá estar aislado de la cocina y el comedor. Debe tenerse en cuenta que su aspecto también es un indicador de la higiene de todo el local.
En los restaurantes se llevan a cabo inspecciones, a través de revisiones periódicas, destinadas a garantizar que se cumplen los requerimientos de higiene y seguridad alimentaria. El objetivo es asegurar que los productos que se sirven tienen todas las garantías.
Acceso a las inspecciones sanitarias
En EE.UU., el Departamento de Salud de Nueva York tiene a disposición de los consumidores distintos soportes digitales que recogen las inspecciones sanitarias que realiza en los más de 24.000 restaurantes que tiene la ciudad. En su página web, el consumidor puede seleccionar el lugar que elige para comer, con el nombre del local o el código postal, y puede obtener los resultados de las inspecciones, que son sin previo aviso y al menos una vez al año. Los inspectores verifican que se cumplen los criterios de manipulación de alimentos, de temperatura, higiene personal y control de plagas. Cada falta de alguno de estos criterios es un punto y al final de la inspección, se suman todos los puntos: cuanto más baja es la puntuación, mayor es la calidad del restaurante.
En Reino Unido, otra aplicación (Food Hygiene Rating) permite también a los clientes británicos conocer la clasificación de higiene de los restaurantes. El sistema es similar al anterior. El consumidor introduce el nombre del establecimiento o código postal y recibe la información: cómo prepara la comida, limpieza, ventilación de las instalaciones y cómo se gestiona para que los alimentos sean seguros. Al final de la inspección, el restaurante obtiene una puntuación del 0 al 5. La más alta (5) la reciben los locales con unos estándares de higiene «muy buenos». Además de aplicarse en restaurantes, la app también informa sobre las normas de higiene en locales de comidas para llevar y tiendas de alimentación.
Aunque no es una práctica muy arraigada en nuestro país, algunos restaurantes ofrecen a sus clientes la posibilidad de que se lleven la comida que les haya podido quedar en el plato.
Si dejan hacerlo y se opta por ello, se debe tener en cuenta un factor muy importante: la temperatura. En condiciones óptimas (entre los 5 ºC y los 65 ºC), las bacterias se multiplican en poco tiempo. Si se mantiene la comida a estas temperaturas durante mucho tiempo, el riesgo de intoxicación aumenta. Por tanto, deberán pasar un máximo de dos horas hasta que se llegue a casa.
El establecimiento hostelero, además, deberá contar con un procedimiento específico para ello, con envases limpios, no reutilizables, anotando la fecha y hora de preparación y ofrecer a los clientes, si es posible, instrucciones de cómo manipular los restos (almacenamiento, transporte y recalentamiento).