El 97% de las muestras de alimentos analizadas durante 2010 para el control de restos de pesticidas en la Unión Europea están dentro de los límites máximos de residuos (LMR) permitidos en la legislación. Este el resultado del último informe presentado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), para el que se han analizado más 77.000 muestras de 500 tipos de alimentos distintos, tanto crudos como procesados. Los expertos concluyen que los “residuos químicos en los alimentos analizados no suponen un riesgo a largo plazo para la salud de los consumidores”. El artículo explica la relación entre ciertos alimentos y posibles restos de pesticidas, así como los motivos que hay detrás del uso de pesticidas.
Para el estudio, los expertos de la EFSA han realizado una evaluación del riesgo acumulativo, es decir, han tenido en cuenta los posibles efectos de la exposición a una serie de productos químicos con propiedades toxicológicas similares. Según este nuevo estudio, las tasas más bajas de restos de pesticidas se han encontrado en alimentos de origen animal, mientras que los valores detectados en alimentos ecológicos son iguales que los alimentos convencionales. Así, el 98,4% de las muestras analizadas cumplen con los límites permisibles. Los alimentos con niveles de pesticidas detectados más altos son avena, lechuga, fresas y melocotones.
Residuos de pesticidas
Los resultados del estudio concluyen que el 1,6% del total de las muestras analizadas supera los límites legales europeos (LMR), aunque la exposición a largo plazo no plantea problemas de salud. Los alimentos estudiados han sido manzanas, puerros, lechugas, peras, avena, fresas, carne de cerdo y tomates, entre otros, y los plaguicidas analizados han sido 157, tanto para alimentos de origen vegetal como de origen animal. En total, se han analizado 12.168 muestras, de las que 197 (un 1,6%) sobrepasaron el LMR, mientras que 5.802 de las muestras (un 47,7%) tenían niveles inferiores al LMR y 6.169 de las muestras (un 50,7%) estaban libres de plaguicidas.
La exposición a largo plazo a restos de plaguicidas no supone un riesgo para la salud
La avena ha sido el alimento que más supera los niveles fijados por ley, seguida de la lechuga, fresas, melocotones, manzanas, peras, tomates, puerro y centeno, por orden descendente. Para la leche y la carne porcina no se han detectado límites superiores a los considerados seguros. Según la EFSA, la mayoría de los alimentos de origen animal están libres de residuos detectables. Sí se han detectado, sin embargo, restos de DDT, sustancia contaminante orgánica persistente con tendencia a acumularse y cuyo uso está prohibido en la UE.
De los 134 plaguicidas analizados para determinar el riesgo a corto plazo, no se han detectado residuos de 20 de ellos, entre los que se encuentran carbosuflán, bromuconazol o fentoato.
¿Por qué se usan los pesticidas?
El uso de pesticidas, sustancias con capacidad para acumularse en la cadena alimentaria, plantea ciertos retos como asegurar que la presencia de posibles restos en los alimentos no suponga un riesgo para la salud. Utilizados para proteger las plantas de plagas y virus, se plantean cuestiones como si también protegen los alimentos o, por el contrario, suponen una amenaza. Desde hace años, las investigaciones y medidas adoptadas en este ámbito se han centrado en reducir la complejidad para fijar los límites de ingesta seguros, ya que la diversidad de dietas de los distintos países y las diferentes maneras de usarlos son un importante obstáculo.
Debe tenerse en cuenta, según afirma la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), un mal uso de estas sustancias puede «dejar secuelas en los alimentos». El control de insectos, malas hierbas o enfermedades en cultivos a partir de pesticidas debe tener en cuenta también el control de los alimentos.
Los niveles máximos de residuos (LMR) hacen referencia a los niveles superiores legales de una concentración de residuos de plaguicidas en alimentos o piensos. Estos niveles se determinan en función de unas buenas prácticas agrícolas para una menor exposición del consumidor sin que ello afecte a la protección de los cultivos. Estos niveles se establecen una vez el producto está listo para consumir.
Estos LMR se refieren a límites toxicológicamente aceptables, no a límites toxicológicos, según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), lo que significa que representan la cantidad máxima de un residuo que es posible encontrar en un producto alimentario de origen vegetal o animal como consecuencia del uso legal. Por tanto, debe tenerse en cuenta que superar estos LMR no es sinónimo siempre de un riesgo para la salud, porque no representan la cantidad máxima de la sustancia activa que puede ser perjudicial