En la Unión Europea se sacrifican para consumo humano unos 360 millones de animales al año, entre los que destacan cerdos, cabras, ovejas y terneros. Uno de los objetivos de la política europea en materia de bienestar animal es armonizar todos y cada uno de los pasos que sigue el animal desde la granja hasta que se sacrifica con el fin de que las condiciones que se exigen de trato sean las mismas en todos los países. Esta necesidad nace ya en la misma explotación, donde los animales precisan de un ambiente específico de cría que sigue en el transporte y finaliza en el sacrificio en el matadero. En cada uno de estos puntos la legislación obliga a seguir unas estrictas reglas destinadas a reducir factores como el estrés en los animales, que pueden afectar a la calidad final del producto.
En los últimos meses la actividad en materia de bienestar animal ha sido muy intensa en el seno de la UE. Una de las últimas acciones emprendidas ha sido la adopción, el pasado mes de junio, de una propuesta comunitaria para mejorar y armonizar las condiciones de matadero. Forman parte de estas condiciones el diseño de las instalaciones, la formación de los trabajadores que manipulan los alimentos y la vigilancia de los sistemas de aturdimiento a los que se someten los animales.
Importantes esfuerzos
Muchas de las medidas propuestas requieren importantes esfuerzos por parte de uno de los sectores más implicados, el de los productores. En este sentido, y según se desprende del Primer Encuentro Internacional sobre Protección y Bienestar Animal en la Producción Pecuaria, celebrado el pasado mes de mayo en Talavera de la Reina, deben «buscarse indicadores fáciles de medir para valorar el correcto aturdimiento de los animales».La formación de los implicados es clave para que las condiciones de bienestar animal puedan aplicarse de forma eficaz
Todo ello de acuerdo a los datos científicos sólidos que permitan que las directrices al respecto sean claras y fáciles de medir. Durante el encuentro, uno de los asistentes, Denise Candian, de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, en sus siglas inglesas), expresaba importancia que tiene actualmente para la Unidad de Bienestar y Salud Animal (AHAW) aspectos como el «aturdimiento y sacrificio en sectores como el de la piscicultura».
También la industria cárnica, de la mano de la Asociación de Industrias de la Carne de España (AICE), aporta su grano de arena para facilitar la implantación de algunas de estas condiciones. Una es la aprobación de programas de formación sobre bienestar animal en mataderos y, con ello, aumentar la capacitación técnica de las personas que forman parte de esta actividad.
La formación del personal es clave para conocer aspectos como el comportamiento de los animales en el momento del sacrificio, el estrés y su relación con la productividad, los requisitos de instalaciones o el conocimiento de la normativa. La disposición normativa es clara en este aspecto, y recalca no sólo la necesidad de preparar de forma eficaz a las personas implicadas, sino también de regular otros aspectos no menos importantes, como las condiciones de transporte.
El transporte, un eslabón clave
Los vehículos, las condiciones de carga y descarga, la limpieza y desinfección en cada transporte, la temperatura, el tiempo y la documentación necesaria que el transportista tiene que llevar obligatoriamente desde la granja hasta el matadero de destino, sea nacional o internacional, son algunas de las consideraciones a tener en cuenta en el momento de transportar animales destinados al sacrificio de acuerdo a las máximas condiciones de bienestar.Los expertos en este campo reconocen la importancia del «manejo de los animales”, especialmente durante la carga y la descarga, dos de los momentos que más influyen en la aparición de estrés en los animales, que puede tener repercusiones en la calidad final de los alimentos. Y es que transportar animales es una tarea de especialistas. Por ello la UE armoniza sus condiciones en todos los países.
Uno de los objetivos de estas condiciones es reducir el estrés de los animales, lesiones, hematomas, heridas o hemorragias durante este proceso, que son causa de pérdidas económicas y productivas. Para ayudar a reducir al máximo estas posibles pérdidas es fundamental, según la normativa, tener en cuenta aspectos como la ventilación, las corrientes de aire, la separación de la comida, la duración del transporte y el diseño del vehículo.
Así, el reglamento obliga a usar materiales que no causen lesiones y que sean fáciles de limpiar para evitar enfermedades. Además, el espacio y la altura deben ser suficientes según el tipo de animal. La densidad de la carga no es una cuestión fácil de resolver, puesto que si los animales están incómodos por el espacio reducido, pueden tener excesivo calor y si, de lo contrario, se colocan en amplios espacios, los animales pueden tener problemas para mantener el equilibrio. De ahí la importancia de establecer la densidad según la especie y el peso.
En el momento de transportar los animales para sacrificio debe tenerse en cuenta que no todos pueden soportar viajes largos, de más de ocho horas. En el caso de que puedan hacerlo el habitáculo debe acondicionarse con paja, serrín y pienso para alimentar a todos los animales, agua en todo momento, una ventilación y temperatura adecuada en todos los compartimentos, así como un sistema de alerta cuando ésta no se cumple. La documentación es otro de los puntos con gran repercusión en la cadena alimentaria porque permite hacer un registro de todos los camiones y una identificación sanitaria en cada uno de los traslados.
En el momento de la carga y descarga el animal se somete a un ambiente nuevo, por lo que se trata de uno de los momentos más delicados porque en ellos confluyen factores estresantes que pueden modificar la calidad de la carne. Es importante que las condiciones sean lo menos agresivas posibles, como suelos antideslizantes, protecciones laterales, pendiente inferior a un 1% o plataformas elevadoras con barreras de seguridad.
Uno de los últimos puntos a tener en cuenta es el de la limpieza y desinfección del vehículo. Según establecen las condiciones comunitarias, estos dos pasos son fundamentales para evitar la transmisión de enfermedades como la peste porcina clásica. El objetivo es eliminar los restos de materia sólida con agua caliente a presión y detergente, y aclarar con agua fría.