Seguridad de los fitosteroles

Los estudios sobre la seguridad de los esteroles vegetales descartan riesgos en salud humana aunque deben realizarse nuevas investigaciones
Por Marta Chavarrías 20 de diciembre de 2007

Los alimentos con fitosteroles, compuestos vegetales que se anuncian en varios alimentos funcionales como potentes reductores de colesterol, han sido uno de los últimos ‘nuevos alimentos’ que ha tenido que evaluar la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, en sus siglas inglesas) para consumo humano. Y ahora lo es para la Agencia de Normas Alimenticias del Reino Unido, FSA, que analiza la aprobación de un nuevo ingrediente derivado de la soja.

ImgImagen: Michal Koralewski

Los estudios científicos realizados hasta ahora han demostrado que los fitosteroles, contemplados por la legislación europea como ingredientes funcionales, tienen capacidad hipocolesterolémica, es decir, reducen los niveles de colesterol. Presentes de forma natural en alimentos como aceites vegetales, especialmente maíz, colza, girasol, o cacahuetes y almendras, se trata de compuestos que se proponen para utilizar en ensaladas, productos lácteos y bebidas. Según los datos de la empresa británica Naturis, que es la que hace la solicitud, se trata de un producto con una contaminación mínima y cuya pureza mantiene todas las garantías para el consumo humano.

Nuevo alimento

La incorporación de esteroles vegetales en la cadena alimentaria podría ayudar a reducir los niveles de colesterol, aseguran los expertos
La evaluación del nuevo producto debe seguir los mismos pasos que siguen los denominados ‘nuevos alimentos’ en la Unión Europea, que son los que no tienen una «historia de consumo» anterior a mayo de 1997. Y es que antes de que cualquier producto se pueda introducir en el mercado europeo debe superar rigurosas pruebas que garanticen su seguridad. En el Reino Unido este gravamen del riesgo lo está realizando el Comité sobre los Nuevos Alimentos y Procesos (ACNFP), que designa la FSA. Estos expertos evalúan ahora un ‘esterol libre’ aislado de plantas de soja que no han sido modificadas genéticamente. Los métodos utilizados para la extracción de la sustancia mantienen, según sus responsables, la similitud con los procedimientos que usa el sector alimenticio.

Actualmente estos fitosteroles deben seguir los mismos requisitos que los metales pesados y otros aspectos microbiológicos. Las condiciones las establece una decisión de la Comisión Europea de 2004. En ella establece que la cantidad de fitosteroles en bebidas no debe ser superior a los tres gramos, y que los que se extraigan de fuentes distintas de los aceites vegetales no deberán contener contaminantes. Para ello, fijan que el ingrediente tenga una pureza superior al 99%. Otro dictamen anterior del Comité Científico de la Alimentación Humana, elaborado en 2002, indicaba evitar una ingesta superior de esteroles vegetales superiores a los tres g al día.

Últimas incorporaciones

Desde el punto de vista de la legislación alimentaria de la UE, los fitosteroles están considerados como alimentos funcionales. En EE.UU., la Food and Drug Administration (FDA) aprobó su uso en el año 2000. Lo que resulta novedoso de esta sustancia no es su presencia en la dieta, sino su adición a distintos productos, como la margarina. Desde julio de 2004 se han registrado en la Unión Europea (UE) unas 19 notificaciones aprobadas en el Reino Unido, Finlandia e Irlanda para fitosteroles y esteroles procedentes de fuentes vegetales. Las investigaciones realizadas hasta el momento indican que no hay evidencias de genotoxicidad de esta sustancia ni que tenga efectos en el sistema reproductivo, y que en las cantidades recomendadas su consumo es seguro para las personas. Sin embargo, un consumo excesivo podría conllevar riesgos, en especial relacionados con una reducción de la absorción de vitaminas liposolubles. De ahí la importancia de seguir las recomendaciones sobre ingestas admisibles. En este sentido, el National Colesterol Education Program estadounidense fija una cantidad de 2 g por día de suplementos con esteroles.

BAJO CONTROL

Almendras, nueces, cacahuetes, pipas de girasol, trigo integral y aceites vegetales, sobre todo de oliva virgen, son los alimentos en los que más abundan los esteroles. Actualmente se han identificado unos 40 esteroles de plantas, de los cuales los más abundantes son sistosterol, campesterol y estigmasterol. Según datos de la Fundación Española de Nutrición, estos tres esteroles representan más del 50% del total de esteroles ingeridos en la dieta de los países occidentales, donde se pueden llegar a consumir entre 200-400 mg/día, cantidades poco significativas para que se produzcan reducciones importantes de los niveles de colesterol.

Este tipo de sustancias requieren en la UE especificaciones en cuanto a etiquetado se refiere. Desde 2004, un reglamento comunitario obliga a informar en la etiqueta de los alimentos de la presencia de fitosteroles, ésteres de fitosterol, fitostanoles o ésteres de fitostanol añadidos. El objetivo es evitar un consumo excesivo de esta sustancia, ya que un informe emitido por el Comité Científico de la Alimentación Humana advertía años antes de la posibilidad de que una ingesta excesiva podía llegar a reducir los niveles plasmáticos de betacaroteno. Esta información es la que debe añadirse en la etiqueta (‘efecto reductor de betacaroteno del producto’), junto con consejos dietéticos de un consumo regular de frutas y verduras.

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