Si se siguen las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es decir, se empiezan a introducir alimentos sólidos a los bebés a partir de los seis meses, deberán tenerse en cuenta varios factores en relación a la seguridad de los alimentos. Además de que estos niños constituyen un sector de la población vulnerable a cualquier infección o intoxicación, las primeras comidas que se les prepararan ofrecen un mayor riesgo puesto que los alimentos se les presentan, por lo general, triturados o troceados. De ahí que sea importante tener especial cuidado con las condiciones de higiene. El artículo explica cuáles deben ser las necesidades higiénicas en las elaboraciones de alimentos infantiles y cómo preparar biberones.
Si bien cualquier persona puede contraer una higiene más básicas.
Higiene y alimentos para bebés
Cuando se haga comida para bebés, es muy importante seguir unas pautas de higiene muy estrictas.
Antes de preparar:
Lavarse las biberón, tetina, cucharas, etc. con agua y jabón y un buen aclarado, además de la superficie donde se tenga intención de hacerse.
Los biberones no deben calentarse en el microondas, ya que pueden quedar zonas frías; es preferible hacerlo en un recipiente con agua caliente. Una de las principales medidas de seguridad es prepararlos justo antes de su consumo, así se evitan problemas de conservación. Si se hacen antes, deberán enfriarse y meterlos en la nevera. El alimento que no se utilice en 24 horas, deberá desecharse (según la OMS). Si no se dispone de frigorífico, no es seguro preparar el biberón con antelación.
Una vez se han utilizado, los biberones deben lavarse con jabón y agua caliente abundante. Si las tetinas tienen grietas, deberán sustituirse, ya que facilitan la acumulación de suciedad.
Para esterilizar en casa, se sumerge el material en agua en una cazuela de manera que quede cubierto, se tapa y se lleva a ebullición, comprobando que el agua no se evapore del todo.
Al contrario que las verduras, es mejor no dar a los bebés ciertos alimentos, como huevos, moluscos o quesos elaborados con leche cruda. En algunos casos, si los alimentos no se someten a un tratamiento térmico completo, pueden albergar bacterias patógenas como Listeria o Salmonella. Tampoco es recomendable darles espinacas o acelgas, ya que pueden contener cantidades de nitratos, compuestos que se encuentran de forma natural en vegetales. La miel es otro de los alimentos que un bebé menor de un año no debería tomar para evitar posibles riesgos de contaminación por la presencia de esporas de Clostridium botulinum. Otro aspecto que debe tenerse en cuenta es el de los alimentos que pueden causar reacciones alérgicas, como frutos secos y, de nuevo, marisco o huevos.