El uso de plantas o hierbas medicinales ha aumentado en los últimos años. Más cerca de un medicamento que de un alimento, las hierbas medicinales se ofrecen como “remedio natural” y, por tanto, se piensa que están exentas de efectos adversos. Pero debe tenerse en cuenta que el creciente interés hacia la fitoterapia a menudo lleva implícita una creencia errónea de que lo natural no puede causar daños. Por tanto, es importante regular prácticas como esta, que se basa más en la tradición y la creencia que en las evidencias científicas. El artículo explica qué medidas sobre las plantas medicinales se han adoptado para evitar riesgos y qué plantas han pasado al uso alimentario.
El aumento de la demanda de plantas medicinales ha obligado a desarrollar medidas legislativas que garanticen un elevado grado de protección para la salud de los consumidores. Catarros, tos, problemas digestivos o golpes son algunos de los pequeños problemas de salud que se tratan más con fitoterapia. Pero recurrir a estos productos sin tener unos mínimos requisitos de control y seguridad puede suponer un riesgo más que un beneficio. Además, debe tenerse en cuenta que una misma planta, en función de cómo esté registrada, puede tener clasificaciones distintas: desde complemento alimenticio, a infusión, pasando por cosmético o medicamento. En los dos primeros casos, la venta es libre en cualquier establecimiento, mientras que los dos últimos deben dispensarse en lugares específicos como las farmacias.
Medidas sobre plantas medicinales para evitar riesgos
En España, el Real Decreto 1345/2007 establece que solo pueden denominarse como medicamentos los productos a base de plantas que hayan superado los estándares de calidad, eficacia, seguridad e información que se exige a los fármacos. Esto se debe a la variabilidad de la calidad de la información científica que sostiene el uso de cada una de ellas. Pero regular un sector como el de los medicamentos elaborados con plantas medicinales es muy complejo, ya que hay múltiples implicados. Hasta que no se adoptaron las primeras medidas legislativas, en España había varios problemas relacionados con este sector: falta de claridad en registros; publicidad engañosa; realización de mezclas para atender recetas médicas, prohibido fuera de las farmacias; extractos vegetales de venta en cualquier establecimiento; o venta ambulante descontrolada.
Las plantas medicinales deben cumplir estándares de calidad, eficacia y seguridad como los medicamentos
Un estudio realizado por el Centro de Investigación sobre Fitoterapia (INFITO) en 2015 reveló que «siete de cada diez españoles (68%) aseguran usar preparados de plantas medicinales para prevenir o tratar afecciones». Si bien la mayoría (60%) reconoció preferir la farmacia para comprar, «solo una cuarta parte lo hace en realidad».
A partir del incremento en la demanda de productos procedentes de la fitoterapia se vio la necesidad de regular un sector cada vez más en auge y poco controlado. Como cualquier medicamento, en el momento en que una planta se emplea con fines terapéuticos, debe cumplir con los mismos parámetros: calidad, seguridad y eficacia. Además, debe someterse a una normativa que contemple la fabricación, la distribución y la dispensación. Y debe acabarse con la idea de que son inocuas por ser naturales: pueden contener principios activos que pueden mejorar ciertos problemas de salud y ser perjudiciales.
Debe tenerse en cuenta que algunos problemas que pueden acarrear las plantas medicinales se relacionan, como los alimentos con las contaminaciones, tanto con microorganismos como con productos químicos, con el consiguiente riesgo de intoxicación. Algunos de los factores que contribuyen a la aparición de efectos tóxicos son: la sobredosificación, la presencia de sustancias tóxicas, la contaminación del preparado fitoterápico (metales pesados, microorganismos o pesticidas), la interacción con medicamentos o confusión de especies vegetales. Algunos principios activos vegetales son tóxicos, como el ácido aristolóquico de plantas del género Aristolochia.
Del uso medicinal al alimentario
Además de las plantas medicinales, hay otros tipos de plantas que difieren entre sí según el uso que se les da. Así, estarían las setas, la prudencia es fundamental en este caso. La seguridad al consumir plantas silvestres no puede determinarse por su apariencia. Por tanto, antes de recolectarlas, debe aprenderse a identificarlas, una pauta cada vez más necesaria si se tiene en cuenta que el empleo de estas plantas como alimento ha aumentado en los últimos años.