La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año hay más de un millón de casos de toxoplasmosis, una infección zoonótica causada por el parásito Toxoplasma gondii. Pese a todo lo que se sabe desde hace tiempo sobre esta enfermedad, su modo de transmisión, las fuentes de infección y los síntomas, su vigilancia varía de un país a otro, lo que plantea un reto en la estimación de su carga. Y es que, según la OMS, pese a esta información, la toxoplasmosis es una enfermedad “en gran parte desconocida”, por lo que insta a mejorarla, sobre todo en mujeres. El artículo explica cuáles son las lagunas sobre la toxoplasmosis que deberían despejarse y cómo prevenir la enfermedad.
Los seres humanos pueden infectarse por Toxoplasma gondii de distintas maneras. Pero una de las principales fuentes son los alimentos, sobre todo a través del consumo de carne infectada poco cocida y a través de frutas y verduras contaminadas. Los gatos son los huéspedes preferidos del parásito y se calcula que la infección también puede producirse a través del contacto con heces felinas en el medio ambiente. Si bien los gatos juegan un papel importante en el ciclo de vida del parásito, no son el vehículo principal de la infección. Las mujeres embarazadas y las personas con sistemas inmunológicos débiles corren un mayor riesgo de desarrollar una forma severa de toxoplasmosis.
Según la OMS, hasta el 95% de la población ha sido infectada con el parásito sin desarrollar ningún síntoma. En la mayoría de los casos, cuando se tiene la enfermedad, esta es leve y con síntomas similares a los de la gripe. De ahí que muchas personas no saben cuándo se infectan. Pero el parásito permanece en el cuerpo en estado inactivo y puede reactivarse si la persona se vuelve inmunodeprimida. Por eso, según la OMS, es necesaria mayor conciencia sobre la enfermedad para poder tomar las medidas preventivas adecuadas.
Toxoplasmosis, falsas creencias por despejar
La toxoplasmosis puede tener consecuencias graves para el feto y las personas inmunodeprimidas. Hace unos años se reconoció como la zoonosis más frecuente causada por parásitos. Ya entonces, hacia el año 2006, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) consideró que esta enfermedad estaba «infradiagnosticada», por lo que recomendaba desarrollar campañas educativas orientadas a personas vulnerables que cocinaran o convivieran cerca de excrementos de gatos.
La información sobre la prevalencia de toxoplasmosis está muy fragmentada, según la OMS
Ahora, la OMS destaca lo mismo. Estima que la información sobre la prevalencia de toxoplasmosis está muy fragmentada y que no se puede conocer con exactitud la carga de la enfermedad porque la vigilancia varía de un país a otro. Según algunos de sus técnicos, como Maria Vang Johansen, profesora de zoonosis parasitarias en la Universidad de Copenhague (Dinamarca), «no hay un sistema que permita determinar la prevalencia del parásito en la cadena alimentaria». Tampoco existen, según destaca la experta en una entrevista publicada en la página web de la OMS, «pautas estándares en toda la UE sobre la forma de preparar la carne». Por tanto, esta especialista aboga por abordar el problema desde un enfoque que integre animales y humanos.
Una de las creencias más difundidas sobre la toxoplasmosis es que los gatos juegan un papel muy importante. Aunque sí tienen su labor en la transmisión de la enfermedad, los expertos recuerdan que una de las principales vías de infección es la ingesta de carne cruda o poco cocinada, así como de verduras contaminadas. Los especialistas apuestan, por tanto, por educar sobre la enfermedad más allá del mensaje de que los felinos son los únicos transmisores.
Cómo prevenir la toxoplasmosis
Un informe de la OMS publicado en diciembre de 2015 advertía de que las principales fuentes de intoxicación alimentaria son la ingesta de carne, huevos crudos o mal cocidos, verduras y frutas mal lavadas y productos lácteos contaminados por norovirus. La organización recomienda, por tanto, seguir las cinco claves para mejorar la inocuidad alimentaria y, en este caso particular, prevenir los casos de toxoplasmosis:
1. Mantener una higiene adecuada, en especial un lavado de manos eficaz. El contacto con suelo, agua, animales y personas que pueden albergar microorganismos puede conllevar la transferencia a los alimentos.
2. Separar alimentos crudos de los cocinados. La carne o pescado y sus jugos crudos pueden contener patógenos que pueden llegar al resto de alimentos. Para evitarlo, debe impedirse que entren en contacto.
3. Cocinar bien los alimentos. Una cocción correcta es eficaz para eliminar casi todos los patógenos. Temperaturas de hasta 70 ºC garantizan la seguridad de los alimentos.
4. Mantener las temperaturas seguras. Evitar conservar los alimentos a temperatura ambiente; entre 5 ºC y 65 ºC los patógenos crecen bien, mientras que a temperaturas inferiores, el crecimiento se ralentiza.
5. Usar materias primas y agua seguras.
La prevención de la toxoplasmosis también pasa por lavar bien los vegetales y pelarlos si es necesario.
Los parásitos zoonóticos, los que se encuentran en los animales destinados al consumo humano, incluyen los protozoarios, nematodos o trematodos. El incremento de los movimientos de los últimos años, tanto de animales como de personas, ha aumentado el riesgo de contaminación por parásitos como Cryptosporidium, Trichinella, Taenia y Giardia. Los parásitos siguen un curso biológico en cuyas etapas se produce una importante resistencia a las altas temperaturas, la radiación natural, los productos químicos y los desinfectantes. Los parásitos se pueden introducir en los alimentos debido a prácticas inadecuadas de manipulación o durante el proceso de elaboración.
Algunos de los más representativos son Giardia lamblia, que contamina a través de la manipulación directa de personas portadoras o de aguas contaminadas con restos fecales. Este tipo de parásito infecta, a través del riego, alimentos vegetales que no se tratan térmicamente, como ensaladas. También está Trichinella, un parásito que provoca la enfermedad conocida como triquinosis, asociada a la ingesta de carne cruda, sobre todo de cerdo, con larvas del nematodo Trichinella.
Otro de los grandes protagonistas es el anisakis, con un ciclo muy complejo en el que participan como huéspedes los crustáceos, los cefalópodos y los peces y, como huéspedes finales, los mamíferos marinos. Las personas entran en este ciclo cuando ingieren pescados crudos que tienen estas larvas. La enfermedad que originan es la anisakiasis, provocada por el consumo de pescado no cocinado en platos como sushi. Evitar esta enfermedad pasa por congelar el pescado durante un mínimo de 24 horas.