Los cultivos biotecnológicos han alcanzado durante el año 2006 varias cifras récord. El número de hectáreas ha sido superior a los 100 millones; el de agricultores supera los 10 millones y la superficie acumulada de 1996 a 2006 ha llegado a los 577 millones de hectáreas. Las cifras, presentadas por el Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas (ISAAA, en sus siglas inglesas), constituyen un punto de apoyo a los beneficios atribuidos a la manipulación genética en el campo, pese a la fuerte oposición de organizaciones ecológicas y de consumidores.
El año 2006 podría el primero de varios en el importante avance de los cultivos transgénicos en todo el mundo. Según el informe Situación global de los cultivos transgénicos comercializados: 2006, presentado recientemente por el ISAAA, no sólo ha aumentado el número de países con cultivos biotecnológicos (de 21 se ha pasado a 22, con la inclusión de Eslovaquia, que ha cultivado por primera vez maíz Bt), sino que la cifra ha aumentado más de cinco veces, de unas 1.500 hectáreas en 2005 a unas 8.500 en 2006, en países como Francia, República Checa, Portugal, Alemania y Eslovaquia.
En total 14 países son considerados como «mega-productores», entre los que se incluye España (con una plantación de 60.000 hectáreas), categoría que se traduce en el cultivo de 50.000 hectáreas o más de transgénicos. Y es que el año 2006 ha sido el segundo más elevado en área absoluta cultivada con transgénicos de los últimos cinco años. Como en años anteriores, encabeza esta lista EEUU, con un 35% de la superficie mundial de transgénicos, seguido de Argentina, Brasil, Canadá, India, China, Paraguay, Filipinas, Australia, Rumania, México, España, Colombia, Francia, Irán, Honduras, República Checa, Portugal, Alemania y Eslovaquia. La soja es el cultivo que precede la lista de cultivos biotecnológicos, con 58,6 millones de hectáreas, que expresan el 57% de la superficie mundial, seguida del maíz (25,2 millones de hectáreas y el 13%), el algodón (13,4 millones de hectáreas y el 5% de la superficie global de cultivos biotecnológicos).
A todos estos cultivos se le ha añadido, durante 2006, la alfalfa con tolerancia a herbicida, cuya peculiaridad reside en que es el primer cultivo biotecnológico perenne comercializado en EEUU. También a finales del mismo año se empezó a cultivar en China una papaya con resistencia a virus. Según Clive James, presidente de ISAAA y autor del informe, el número de cultivos transgénicos «seguirá aumentando durante la segunda década de comercialización de estos productos». Es más, para 2015 el estudio prevé que más de 20 millones de agricultores planten 200 millones de hectáreas en unos 40 países.
Centros de crecimiento
Un total de 22 países han plantado cultivos transgénicos y otros 29 han aprobado su importación durante 2006
Uno de los cambios que se han reflejado durante el año 2006 ha sido que, pese a que EEUU continúa impulsando el crecimiento en todo el mundo, año en que se empezó a comercialiar algodón transgénico por primera vez, le sigue muy de cerca Asia, donde India surge como líder del continente. Durante el año pasado, el país asiático ha registrado el mayor aumento, un 192%, que se traduce en un total de 3,8 millones de hectáreas, superando por primera vez a China. Sudáfrica también ha vivido un año importante en el ámbito de la tecnología genética, ya que ha triplicado su área de cultivos transgénicos, especialmente beneficioso ha sido el maíz blanco Bt, usado sobre todo como consumo humano, y del maíz amarillo Bt, que se usa para alimentar al ganado.
En la UE el crecimiento también ha sido sustancial, con un nuevo país, Eslovaquia, el sexto europeo que planta este tipo de cultivos. España continúa al frente del continente, con una plantación de 60.000 hectáreas. En países como Francia, República Checa, Portugal y Alemania la superficie de maíz Bt ha aumentado más de cinco veces, y ha pasado de unas 1.500 hectáreas en 2005 a unas 8.500 en 2006. Se estima que este crecimiento continúe en 2007.
Maíz, algodón, soja y arroz
El paisaje de los transgénicos queda monopolizado por cuatro cultivos (soja, maíz, algodón y colza), y dos tratamientos agronómicos: la tolerancia a herbicidas y la resistencia a la plaga del taladro, que en España tiene una especial incidencia en las regiones de Cataluña y Aragón, según el estudio Economic impact of dominant GM crops worldwide: a review, realizado por el Instituto de Prospectiva y Estudios Tecnológicos (IPTS), del Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea. El 80% del algodón del mundo es fruto de algún tipo de manipulación genética, según constataba el Parlamento Europeo durante el debate sobre Biotecnología: perspectivas y retos para la agricultura en Europa.
El desarrollo de algodón Bt ha significado, según el estudio, un descenso del uso de insecticidas, cuyo uso en todo el mundo se destina sobre todo al cultivo de algodón. El año 2006 ha sido también el de la consolidación del arroz transgénico resistente a los insectos. Para James, se trata de una de las vías para llegar al objetivo de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas para «reducir la pobreza a la mitad para 2015». El arroz dorado, por su lado, con más vitamina A, «podría mejorar la nutrición de forma importante», admite el experto. Las previsiones van más allá, y apuntan a que en los próximos cinco años empezarán a llegar al mercado cultivos transgénicos con rasgos de resistencia a las sequías. En cuanto a la soja, su cultivo ha continuado aumentando durante 2006, y ha sido el cultivo transgénico más importante, con 68,6 millones de hectáreas.
Pese a que el cultivo de transgénicos aumenta cada año, tal y como ha quedado demostrado, organizaciones ecologistas y consumidores continúan mostrando su rechazo. Lo demuestra la presentación, también en 2006, del informe Rechazo mundial a los transgénicos. 2006 por la organización Greenpeace Internacional, que demanda en todo el mundo la protección del maíz, señalando cultivos en Europa, Asia y América para exigir que no se continúe con la contaminación genética. Si bien unos demuestran el continuo avance de los cultivos transgénicos, otros también lo hacen del crecimiento, entre agricultores, consumidores y gobiernos, de la oposición a este tipo de práctica agrícola.
Ayuda a alimentar este rechazo episodios como el vivido en EEUU hace pocos meses, cuando se detectó arroz transgénico LL601 en la cadena alimentaria. Entonces, la variedad de arroz transgénico, no autorizada para comercialización, contaminó una buena parte de la producción estadounidense. Y es que la contaminación es uno de los principales denuncias que hacen los opositores sobre este tipo de cultivo. Pese a todo, sectores como la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) han manifestado en más de una ocasión que los cultivos transgénicos actualmente disponibles y los alimentos que se derivan de ellos son seguros para su consumo. A conclusiones como esta también llega el Consejo Internacional de Uniones Científicas (CIUC), además de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Pese a que buena parte de organizaciones de consumidores los consideran nocivos para la salud humana y el medio ambiente, no existen pruebas suficientes que demuestren el riesgo de estos alimentos. Los expertos reconocen que será difícil detectar efectos a largo plazo porque hay factores como la variedad genética existente en los alimentos que dificultan esta tarea. Algunas de las principales preocupaciones se refieren a la posiblidad de un aumento de alergenos, toxinas u otros compuestos nocivos, así como la transferencia horizontal de genes, especialmente resistentes a los antibióticos.