El transporte de los animales destinados a consumo humano está considerado un factor importante en la prevención de la propagación de enfermedades como salmonelosis. Trasladar los animales requiere hacerlo en condiciones específicas, sin olvidar que las normas difieren entre especies. No es lo mismo transportar ganado avícola, porcino o vacuno. Algunas de las últimas recomendaciones propuestas se basan en analizar los tiempos de desplazamiento, el espacio donde se ubican los animales y los niveles de temperatura que garanticen un transporte seguro y, por tanto, que reduzcan riesgos asociados.
Límites y regulación de la temperatura durante el transporte de aves de corral y conejos, el efecto de la ventilación en los cerdos, el espacio mínimo permitido para cerdos y pollos recién nacidos o la duración del viaje en terneros son algunos de los aspectos que precisan nuevas investigaciones. Ésta es la conclusión a la que han llegado los expertos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), según una nueva revisión exhaustiva que ha tenido en cuenta la información científica recopilada desde 2004 y hasta la actualidad.
La importancia de una nueva revisión en las condiciones del transporte animal radica en el hecho de que, tal y como han demostrado estudios recientes, el tratamiento que reciben los animales antes de que se trasladen influye de forma significativa en el estrés y, además, el calor excesivo durante este tiempo supone una amenaza para el bienestar animal. Según estas investigaciones, si los bovinos adultos se transportan durante más de 29 horas, aumenta la agresividad y la fatiga, aspectos que pueden repercutir en la calidad del producto final.
Cómo afecta el transporte
La prevención de las enfermedades animales durante el transporte se basa en la prohibición total de movimiento en situaciones de emergencia
Las condiciones de transporte, el bienestar de los animales y las enfermedades infecciosas están relacionados de forma directa. La manipulación de los animales durante el transporte puede causar infecciones provocadas por bacterias como salmonella o pasteurella, que deriven en enfermedades infecciosas en los animales, como salmonelosis, con el consecuente riesgo para la salud pública. A pesar de que las enfermedades epizoóticas más importantes están controladas por normas de alcance mundial, en términos de bienestar animal las enfermedades más destacadas son las infecciones intestinales, con mayor tasa de prevalencia.
La prevención de estas enfermedades durante el transporte se basa, en general, en la prohibición total de movimiento, que se aplica en situaciones de emergencia. En el análisis de la EFSA, sobre las posibles formas de reducir la propagación de enfermedades durante el transporte, se ha hecho hincapié en la importancia de identificar las explotaciones de mayor riesgo cuando se detecta algún brote para aplicar medidas de bioseguridad más selectivas y efectivas. Uno de los pasos fundamentales es no mezclar animales de distinto estatus sanitario y priorizar el transporte directo, sin escalas, para evitar el contacto con animales de otras explotaciones.
Condiciones específicas
Si bien cada grupo animal tiene distintas necesidades de transporte que facilitan la prevención de riesgos, como las enfermedades, los parámetros que han demostrado ser más decisivos son: la temperatura, el espacio y el tiempo. En cuanto al espacio, que se calcula a partir del peso corporal del ganado, los animales deben disponer del suficiente como para mantenerse erguidos sin que estén en contacto unos con otros y puedan acostarse si el viaje supera las 12 horas. Estos son algunos de los requerimientos para todos los animales, aunque cada especie precisa de condiciones específicas, y en algunas de ellas aún son necesarias más investigaciones que determinen aspectos como el tiempo máximo de transporte o la temperatura:
Aves de corral. Varios estudios indican que el límite de temperatura máxima es de 24-25ºC, mientras que la inferior es de 5ºC, para los habitáculos donde se transportan pollos criados para consumir carne.
Porcino. Una nueva investigación indica que estos animales tienen serias dificultades para adaptarse a situaciones de estrés motivadas por fatiga, calor y frío. Una de las fórmulas para reducir problemas en el bienestar de estos animales destinados al consumo humano es la necesidad de abastecerles de agua en todo momento.
Ovino. Los expertos reconocen que no hay suficientes estudios que permitan determinar cuál es el tiempo máximo de viaje para estos animales e insisten en que se deben conocer los aspectos que ayudan a garantizar la calidad del viaje: aceleración, frenado o superficies.
Caprino. La investigación sobre el transporte de estos animales demuestra que si se mantienen en grupos estables, no violentos, sobre todo durante la carga y la descarga, el estrés se reduce de forma significativa y no alcanza niveles de riesgo para el bienestar de los animales.
Conejos. Uno de los factores que más influye en el bienestar de estos animales es la temperatura, que debe oscilar entre 5ºC y 20ºC en el interior. También son necesarias más investigaciones sobre los efectos que tiene este parámetro durante el transporte.
Bienestar, transporte y salud animal no son los únicos aspectos que atienden los profesionales veterinarios. Esta disciplina, más allá de las granjas, es clave en la lucha contra la zoonosis y la vigilancia de la calidad e inocuidad alimentaria. Con el fin de promover la importancia en seguridad alimentaria de este sector, el año que acaba de empezar conmemorará el 250 aniversario de la profesión veterinaria, tras la inauguración en Lyon, Francia, de la primera escuela veterinaria en todo el mundo en 1764. Nacía entonces la veterinaria, una ciencia significativa en el campo de la diagnosis y prevención de zoonosis.
La Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), la Asociación Mundial Veterinaria, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Unión Europea son los cuatro grandes organismos que avalan el Año Veterinario Mundial. Fiebre aftosa, vacas locas o lengua azul han sido algunas de las prioridades en materia de sanidad animal de los últimos años. Y la investigación sobre métodos de prevención y erradicación ha ocupado buena parte de la actividad veterinaria con el fin de minimizar los riesgos en la salud humana. Algunas de las principales áreas de investigación destinadas a mejorar la calidad de los alimentos son la epidemiología, enfermedades espongiformes, bacteriología e inmunología.
El alcance de la investigación veterinaria es doble. Por un lado, se mejora la salud de los animales con el desarrollo de nuevas vacunas y tratamientos y los productores consiguen mayores beneficios de producción. Por otro, los consumidores, gracias a la investigación y control de ciertas enfermedades, tienen a su alcance alimentos más seguros. Una de las líneas de investigación en este campo ha sido la ampliación del servicio veterinario al ámbito de la salud pública, con la aprobación de normas sanitarias que completen los trabajos de control y diagnóstico de las enfermedades animales.