El consumo de pan guarda una relación directa con la función cognitiva. Así lo pone de manifiesto un estudio elaborado por expertos del Departamento de Nutrición de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, que realizaron un muestreo entre más de un centenar de niños de entre siete y nueve años.
Este trabajo revela que los escolares con sobrepeso y obesidad ingieren más grasas pero menos hidratos de carbono que los jóvenes con peso normal, y que el pan, debido a su composición, es fundamental para alcanzar unos niveles óptimos de salud física y mental.
En el caso del rendimiento, sobre todo entre los más jóvenes, los científicos confirman que los escolares con un rendimiento intelectual superior a la media en el test de Raven presentaban ingestas de pan «significativamente superiores» al resto.
Los responsables del estudio han constatado además los riesgos de un bajo consumo de este producto, una tendencia que se mantiene desde hace décadas debido a la «barbaridad» que supone asociar el consumo de este alimento a la obesidad.
Así, afirman que una disminución del consumo de pan desequilibra «el perfil calórico y lipídico» de la dieta, sobre todo entre los niños que consumen menos de cuatro raciones diarias del grupo de los cereales.