Un reto: frenar las enfermedades animales

Un 60% de los patógenos humanos se transmiten por animales, según la Organización Mundial de Sanidad Animal
Por Marta Chavarrías 28 de enero de 2009
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Imagen: D B

Si, tal y como apunta la principal autoridad en materia de sanidad animal en todo el mundo, en los próximos años aumentan las enfermedades animales, el reto más inminente al que deben enfrentarse las autoridades veterinarias de todo el mundo es prepararse para los nuevos riesgos sanitarios que puedan derivarse. Lengua azul, fiebre aftosa y gripe aviar suenan y continúan presentes en los boletines epidemiológicos de las principales organizaciones de sanidad animal. Unir esfuerzos en materia de recursos veterinarios, desde la granja hasta el tenedor, sigue siendo, ahora y en un futuro, fundamental para hacer frente a los posibles nuevos riesgos.

Enfermedades como la fiebre aftosa inhiben el comercio internacional de los productos de origen animal. Una de las prioridades sigue siendo acabar con esta enfermedad en todo el mundo. Pero, a pesar de los esfuerzos internacionales, regionales y nacionales para conseguirlo, más de 100 países en desarrollo aún no pueden entrar en la lista que la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) adapta para los que ya han conseguido el estatus de «libre de la enfermedad». Conseguirlo no sólo es un proceso lento, que depende en gran medida de la capacidad de los países para mantener el reconocimiento de «estado sano», sino que se trata de una carrera costosa que implica la participación de numerosos expertos, sobre todo, de los veterinarios.

Control global

La labor veterinaria es clave en la prevención y control de las enfermedades animales
No es nuevo que el cambio climático, la globalización y otros factores como la concentración de animales se hayan manifestado como factores de influencia en la aparición de nuevos riesgos sanitarios con origen en los animales. La respuesta a este aumento de las amenazas pasa, según la OIE, por la prevención y la vigilancia de las principales patologías animales. El objetivo pasa por conseguir «en un solo mundo, una sola sanidad». El lema, que surge de la máxima responsable en materia de sanidad animal, requiere la implicación de los sistemas veterinarios de todos los países, así como de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Una de las apuestas más fuertes que hacen las autoridades en sanidad animal para conseguir la inocuidad de los alimentos es la educación veterinaria que, aseguran, debe adaptarse a los nuevos cambios en el ámbito de la seguridad alimentaria y el bienestar animal, como las altas temperaturas, que favorecen los movimientos de los insectos que transmiten enfermedades en los animales. A finales de 2007 la FAO ya alertaba del mayor riesgo de enfermedades en el informe «Producción ganadera industrial y riesgos sanitarios mundiales», que añadía, a los riesgos ya mencionados, el crecimiento de la cabaña ganadera y los cambios en la industria ganadera.

Se trata de dos conceptos, el de la contención de riesgos sanitarios provocados por zoonosis y el de la atención veterinaria, que van estrechamente ligados. A lo largo de la historia estos servicios ya han ido adaptándose a las nuevas exigencias; si bien en un principio nacieron con una clara voluntad de control de las enfermedades del ganado en la granja, la tarea se ha ido extendiendo a otros escenarios de producción ganadera, como los mataderos, donde no sólo se supervisa la seguridad de la carne, sino que se elabora una intensa vigilancia epidemiológica de las enfermedades. La preparación de estos profesionales pasa tanto por la sanidad animal, dentro de la que se incluyen las zoonosis, como por todo aquello que hace referencia a la higiene de los alimentos.

Gripe aviar y calentamiento global

Además de alterar la distribución de los ecosistemas, los cambios de temperatura que se están produciendo son los responsables, según un informe realizado por expertos de la Wildlife Conservation Society (Sociedad de Conservación de la Vida Silvestre), de la aparición de «12 enfermedades letales», entre las que se encuentra la gripe aviar, una enfermedad con gran capacidad para atravesar fronteras pero que si se realizan los controles adecuados, ni la carne ni los huevos deberían ser responsables de la diseminación de la infección. A mediados de 2008 la OMS reconocía ya que una de las grandes amenazas podría ser una pandemia de gripe aviar.

Alemania, Bangladesh, India, Nepal o Vietnam son algunos de los países que han confirmado en las últimas semanas algún brote de gripe aviar. Pese a que existen varios subtipos del virus, los que han provocado más daño son los H5 y H7 de los virus A. Tienen capacidad para vivir en el ambiente durante largos periodos de tiempo, especialmente a temperaturas bajas, y se eliminan a temperaturas altas, a 70º C, o temperaturas superiores. Afecta sobre todo a las aves, no obstante, se ha demostrado que se transmite de forma excepcional de aves a personas tras un contacto directo y reiterado.

A pesar de que no existen evidencias de que pueda contagiarse por la vía alimentaria, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) adoptó en su momento algunas consideraciones que conviene tener en cuenta, como seguir unas mínimas normas de higiene y cocinar bien los alimentos. Uno de los temores de las principales autoridades sanitarias de todo el mundo es que el virus mute y se haga fácilmente transmisible entre personas, lo que podría conducir a una pandemia.

NUEVAS FORMAS DE PATOLOGÍA

Las amenazas crecen, además de con el aumento de los movimientos animales destinados al consumo humano, con otro tipo de comercio, el de especies exóticas fuera de su hábitat. Serpientes, caimanes y otros animales ocupan cada vez más el lugar de mascotas domésticas como gatos y perros, lo que obliga a reforzar las medidas de sanidad animal. Según datos de la OIE, “un 60% de los patógenos humanos se transmiten por animales”, en gran parte inducidos por los cambios en la expansión de enfermedades en todo el mundo.

Estos cambios han llevado a incrementar los controles para detectar y controlar los brotes de enfermedades animales exóticas y las patologías que se extienden entre países. Cuando este tipo de animales enferman, se convierten en nuevos transmisores de enfermedades. E incluso lo hacen las especies de acuario, peces, reptiles o insectos, y también las especies exóticas en la pesca y acuicultura. En este ámbito, se considera una enfermedad exótica cuando no está establecido en la acuicultura de la zona y su agente patógeno no está presente en las aguas comunitarias.

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