Las condiciones para suscribir un crédito hipotecario se han endurecido desde que comenzara la crisis y, además, los salarios han bajado de manera notable. De ahí que sea muy difícil acceder a financiación para sufragar el coste de la vivienda, a una hipoteca. Y en el caso de los mileuristas, su contratación es casi imposible. Al disponer de un sueldo que ronda los 1.000 euros, con el que deben afrontar todo tipo de gastos (comida, vestuario, facturas…), se hace complicado que puedan destinar parte del salario para la compra de un piso a través de unas cuotas mensuales que no les impidan desajustar su presupuesto familiar. No obstante, esta situación podría suavizarse en los casos de los mileuristas que decidan adquirir su casa junto con su pareja, aunque esté en la misma condición laboral. Pero, como se explica en el artículo, para los mileuristas “singles” las dificultades serán enormes en el panorama actual.
¿Por qué es tan difícil acceder a financiación, si se cobran 1.000 euros?
Los mileuristas no lo tienen fácil para acceder a las hipotecas que presentan bancos y cajas de ahorros, que en muchos casos recelan de que estos clientes puedan asumir los pagos de las cuotas. Tan solo contar con ahorros que alcancen la mitad del precio de la vivienda podría dar lugar a que las entidades de crédito financiaran la otra mitad necesaria para adquirirla. Además, las condiciones serían muy estrictas y rigurosas, lo que les restaría recursos para su día a día y para poder afrontar sus principales gastos.
1. No más del 35% de sus ingresos:
En primer lugar, los bancos y cajas no permiten que los demandantes dediquen más del 35% de sus ingresos a la hipoteca. Como consecuencia de ello, en la práctica, un mileurista solo podría asumir una cuota mensual de en torno a 350 euros.
2. Menor importe:
También estarían limitados por el importe máximo de la hipoteca. Teniendo en cuenta que las entidades de crédito se han decantado por ofrecer este producto, no en su totalidad, sino por el 75% o 85% sobre el valor de la vivienda, tendrían que inclinarse por los pisos del rango más bajo de la oferta inmobiliaria. No podrían asumir costes superiores a 100.000 euros, lo que limitaría su demanda a casas de menor calidad, apartamentos o estudios.
3. Plazos de amortización más duraderos:
Por lo que se refiere a los plazos de devolución, tendrían que acudir a los más amplios de la oferta hipotecaria, y una vez finiquitados los de 45 y 50 años que ya casi no se comercializan, la única solución pasaría por contratar una hipoteca de entre 35 y 40 años. Con ella, podrían pagar una cuota mensual más asequible (en torno a 350 y 400 euros), pero se elevaría su nivel de endeudamiento durante más tiempo.
4. Variación en los tipos de referencia:
No hay que olvidar el riesgo latente de que el índice de referencia europeo suba durante los años de vida del préstamo, tras estar hoy situado en mínimos históricos, en un 0,601%. Ello incidiría en que los hipotecados mileuristas tendrían que pagar más por su hipoteca en los próximos años y, probablemente, no podrían asumirla si mantienen el mismo sueldo.
5. Otros gastos:
Tampoco conviene desdeñar que, al no ofrecerse por la totalidad del precio de la vivienda, necesitarán de sus ahorros para sufragar al menos el 20% de su valor. A ello hay que añadir los gastos de apertura (impuestos, notaría, tasación…), que encarecen su formalización.
Las entidades de crédito están lanzando al mercado un tipo de hipotecas más baratas y competitivas que se comercializan con diferenciales por debajo del 2%. Si bien se constituyen como una de las mejores propuestas para financiar la compra de una casa, no son accesibles para los trabajadores con sueldos en torno a 1.000 euros. El motivo no es otro que el requerimiento a sus titulares de ingresos por el doble del suyo, unos 2.000 euros.