Más vale prevenir que curar. Este dicho popular, que funciona para casi todas las enfermedades, cobra aún más sentido cuando se aplica a dolencias graves como el cáncer de piel. A solo unos días del inicio oficial del verano y la temporada de playas, hoy, 13 de junio es el Día Europeo de la Prevención del Cáncer de Piel. Con esta jornada, y como se explica a continuación, se pretende sensibilizar a la población, y de forma especial a los adolescentes, sobre la importancia de prevenir esta dolencia, cuya incidencia aumenta de forma progresiva y significativa debido a la adopción de estilos de vida poco saludables, como tomar el sol sin precaución.
Cada década se triplican los casos de cáncer de piel. Cada año se diagnostican de dos a tres millones de casos de tumores cutáneos no melanoma en el mundo. Y se estima que una de cada seis personas desarrollará algún cáncer de piel a lo largo de la vida, tanto de los tipos melanoma como no melanoma, que a su vez comprende dos subtipos, el carcinoma basocelular y el carcinoma epidermoide. Son los últimos datos difundidos por la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV), a través de la campaña Euromelanoma 2013, impulsada por 30 países europeos.
Esta iniciativa es un ejemplo de la intensa lucha sin cuartel que se libra contra el cáncer de piel. Sus objetivos se centran en prevenirlo y en detectarlo de forma precoz. Y, en esta ocasión, se ha dirigido de forma especial a los adolescentes, jóvenes y personas que practican deporte al aire libre, ya que permanecen muchas horas expuestas al sol.
La piel tiene memoria y la prevención debe iniciarse en la etapa infantilLas campañas de prevención han funcionado en países como Australia, donde abundan las personas de tez clara y más propensas a desarrollar el cáncer de piel; de hecho, esta dolencia es hasta cinco veces más frecuente en esta zona. En Europa, es pronto para saber si los esfuerzos de las campañas de prevención lograrán frenar la tendencia al alza de esta enfermedad, según información de Javier Puente, oncólogo médico y asesor técnico nacional de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), además de oncólogo del Hospital Clínico San Carlos, de Madrid.
Los adolescentes y su imprudencia frente al sol
La exposición a los rayos ultravioleta (UVB y UVA) del sol es el factor de riesgo más importante para desarrollar cáncer de piel. Así, el 90% de los casos de melanoma de desarrollo esporádico se deben a la exposición solar y solo el 10% a condicionantes genéticos. Esto significa que, con una protección adecuada frente al sol, este cáncer de piel tan maligno se podría evitar en un porcentaje muy importante de casos, de la misma forma que, si se dejara el tabaco, se podrían prevenir la mayoría de los tumores pulmonares.
Sin embargo, los adolescentes no son conscientes de lo perjudicial que resulta la exposición reiterada al sol. De hecho, el 74% dice haber sufrido quemaduras solares durante el último verano, según un estudio llevado a cabo en 270 menores de entre 14 y 17 años de la Costa del Sol, informa la AEDV.
«De ahí que la campaña Euromelanoma se haya dirigido este año a la adolescencia por dos razones: porque, según encuestas epidemiológicas, es un segmento de población que, con frecuencia, se relaja, tiene más actividad social y se descuida; y porque la piel tiene memoria y la prevención debe iniciarse en la etapa infantil. No tiene sentido lanzar una campaña para empezar a prevenir este cáncer a partir de los 50 años», explica Puente.
El ABC de la fotoprotección
La AEDV, con motivo de la campaña Euromelanoma 2013, ha destacado que la fotoprotección no se limita a la acción de ponerse la crema de protección solar, sino que es una actitud. Los especialistas de esta asociación señalan que esta se basa en tres pilares:
- Protegerse de la exposición solar: buscar las sombras, utilizar sombrillas y evitar exponerse al sol durante las horas centrales del día, porque la irradiación es mayor, es decir, cuando es «más fuerte» o «pica más».
- Usar indumentaria para proteger la piel, como gorras o sombreros, pañuelos, gafas de sol o camisetas. El 85% de los tejidos que se emplean para confeccionar las camisetas y prendas deportivas confieren una protección muy alta frente a los rayos ultravioleta (UV). Además, se sabe que las telas sintéticas, de 100% poliéster o denim (vaquero), protegen más que las fibras naturales de algodón o de lino; que los colores oscuros dan más protección que los claros, aunque muchas ropas llevan incorporados blanqueantes que absorben los rayos nocivos; y que el grosor de la tela y que la prenda esté seca son dos factores que elevan la protección, pues una ropa mojada protege tres veces menos.
- Utilizar fotoprotectores solares en distintas presentaciones (gel, cremas, etc.) y emplearlos según cuatro normas básicas:
- Aplicarlos antes de salir de casa y no dejarlo para cuando ya se está en la playa o en la piscina.
- 30 minutos antes de exponerse al sol.
- Sobre la piel seca.
- Y de forma generosa y reponerlos de manera continua, sin escatimar en cantidad. El factor de protección debe ser más alto los primeros días y adecuado a cada fototipo de piel y se puede reducir, de forma progresiva, en las siguientes jornadas. Además, usar cremas solares no debe tener por objetivo permanecer más tiempo bajo el sol; hay que evitar las horas centrales del día y tumbarse y quedar inmóvil durante horas para tomarlo. Se recomienda estar en movimiento.
Cuando falla la prevención primaria del cáncer de piel, dirigida a impedir que esta enfermedad oncológica se desarrolle, todavía hay una segunda oportunidad para combatirlo: la prevención secundaria, que consiste en detectar de manera precoz el tumor cutáneo. Para ello, “las personas con lunares que hayan cambiado de morfología, tamaño o color deben acudir a las consultas de dermatología para que las examine un especialista”, explica el oncólogo Javier Puente.
No hay una edad concreta a partir de la cual sea recomendable acudir al experto. Los nuevos lunares crecen durante la etapa infantil y después es raro que lo hagan. “A partir de los 18 años, habría que hacer una primera visita al dermatólogo, aunque por ahora no hay una recomendación clara de qué rutina (cada cuánto) se debe seguir”, advierte Puente.
El melanoma es el cáncer de piel menos frecuente (el carcinoma basocelular y el carcinoma epidermoide, respectivamente, son 15 y 6 veces más habituales), pero más agresivo y letal que los anteriores. Sin embargo, “cuando se logra su detección precoz, cerca del 90% de las mujeres y entre el 70% y el 80% de los hombres a los que se les diagnostica en España sobreviven a los cinco años”, según Puente. En cambio, cuando el melanoma se descubre en fases más avanzadas, aumenta el riesgo de metástasis (o diseminación a los tejidos vecinos) y la curación desciende al 40% de los casos, según datos de la AEDV. De ahí la importancia de la detección precoz.