El cáncer infantil es una enfermedad poco frecuente, cuya tasa de supervivencia ha mejorado de forma notable en los últimos años gracias a los tratamientos actuales, más agresivos e intensivos. No obstante, estos tratamientos también tienen su cara negativa: causan una bajada de defensas o inmunosupresión, que propicia el desarrollo de infecciones bacterianas. Hasta un tercio de los niños tratados con quimioterapia padecen alguna infección de este tipo, explica Luis Madero, catedrático de Pediatría, Jefe del Servicio de Oncohematología y Trasplante Hematopoyético del Hospital Infantil Niño Jesús, de Madrid, y coordinador del libro ‘Infección bacteriana en el niño con cáncer’, que acaba de publicarse.
Unos 1.300 casos al año.
Más o menos. En la actualidad, no hay ninguna circunstancia que haga aumentar la incidencia de esta enfermedad en la franja infantil.
“Los propios tratamientos contra el cáncer conllevan una bajada de defensas y un riesgo de infección general”
Es diferente al de los adultos. Está más bien provocado por mecanismos genéticos que medioambientales. En el cáncer pediátrico, estos últimos son poco frecuentes. En cambio, en los adultos, beber alcohol o fumar puede implicar el desarrollo de neoplasia de esófago o de pulmón.
La leucemia linfoblástica aguda y los tumores cerebrales.
Sí, y de manera muy importante en los últimos años, ya que más del 70% de los niños se curan.
Los tratamientos conllevan cierto grado de inmunosupresión (bajada de defensas) y, por lo tanto, un riesgo de infección general. Los agentes culpables de la infección son, por orden de frecuencia, bacterias, virus y, en último lugar, hongos.
“A pesar de las infecciones, más del 70% de los niños con cáncer se curan”
Puesto que ya contábamos con una experiencia similar en infecciones fúngicas, hemos publicado ahora este libro a modo de actualización sobre infecciones bacterianas, que son más frecuentes y que estaban por sistematizar.
Sobre todo, los gérmenes gran positivos que, en general, se relacionan con catéteres y reservorios que se necesitan para el manejo de estos pacientes. Los reservorios son mecanismos que se implantan debajo de la piel para suministrar la quimioterapia y productos nutricionales, entre otros.
Cerca de un tercio.
A menudo, en el hospital.
“Un niño en tratamiento de quimioterapia que tenga 38ºC de forma mantenida tiene que acudir al hospital”
Ante la detección de fiebre en un niño que reciba quimioterapia de cualquier tipo, se recomienda que los progenitores le lleven al hospital. Ellos ya saben que estos niños tienen riesgo de infección debido a la bajada de defensas.
Más de 38 grados mantenidos se considera un criterio suficiente para acudir al hospital.
Hay un tipo de prevención con antibióticos que, en algunos enfermos, se administra de forma sistematizada. Además, hay que lavarse bien las manos y ponerse mascarillas, que se facilitan en el mismo centro hospitalario. Éstas son las recomendaciones que se hacen de manera habitual.
“Las infecciones bacterianas se intentan prevenir con terapia antibiótica y con medidas de seguridad adecuadas”
La gran mayoría sí se curan y, si se diagnostican de forma correcta y se administra el tratamiento adecuado, el porcentaje de mortalidad es muy bajo.
Las bacterianas son más graves que las víricas o las fúngicas (provocadas por hongos). Cuando están causadas por gérmenes gran negativos tienen más tendencia a la mortalidad. Pero, con un tratamiento antibiótico adecuado, se controlan bien, mucho mejor que hace unos años.
La prevalencia del cáncer pediátrico en España es de 150 casos por cada millón de niños y adolescentes menores de 18 años, mientras que en el mundo la tasa de incidencia es de 200.000 casos nuevos en población pediátrica cada año, según datos citados por Antonio Pérez Martínez, del Hospital Infantil Niño Jesús (Madrid), en el libro ‘Infección bacteriana en el niño con cáncer’. Esta publicación ha contado con la colaboración de varios especialistas de diferentes hospitales españoles, bajo la coordinación de Luis Madero y Álvaro Lassaletta, con el patrocinio de la Fundación AstraZeneca.
Esta obra aborda, en distintos capítulos, los conceptos y bases clínicas, la epidemiología y diagnóstico de las infecciones bacterianas en el niño, dónde se localizan éstas con mayor frecuencia, la posible prevención y sus tratamientos. Con todo ello, el objetivo de este libro, dirigido a pediatras, es mejorar la atención a los pacientes pediátricos con cáncer. Esto se debe a que la mejora de la supervivencia de estos niños, conseguida gracias a los tratamientos actuales, más agresivos e intensivos, ha conducido a que cada vez haya más pacientes inmunodeprimidos y a que su grado de inmunosupresión sea mayor, que les hace más vulnerables frente a las infecciones.
Según explica Pérez Martínez, las complicaciones infecciosas constituyen una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en estos pacientes. “La vulnerabilidad del paciente con cáncer a las infecciones es secundaria, tanto al estado del sistema inmunológico inducido por la propia enfermedad tumoral, como por los complejos tratamientos a los que se someten”, añade. De ahí que aumente el interés de los pediatras en el diagnóstico y control terapéutico de las infecciones bacterianas en estos niños.