La eyaculación es un impulso que se puede y se debe aprender a controlar, de la misma forma que los niños aprenden a dominar la micción. Los especialistas estiman que la eyaculación precoz es más frecuente de lo que señalan las estadísticas, ya que, a menudo, se lleva en silencio. Uno de de cada tres hombres padecen este trastorno y el factor psicológico suele estar detrás de la mayoría de los casos. En este artículo se describen las causas de esta disfunción, sus consecuencias en la autoestima de los afectados y cómo el tratamiento psicológico puede ayudar a resolver este problema.
Algunos manuales sostienen que alrededor de uno de cada tres hombres no tiene control sobre la eyaculación y un número más reducido experimentan los niveles más graves de este trastorno sexual, que consisten en expulsar el semen fuera de la vagina de la mujer, antes incluso de penetrarla. A veces, cualquier mínimo roce o estimulación disparan esta eyaculación no deseada, por lo que el acto sexual resulta frustrante para ellos. Se considera que un hombre sufre este trastorno si no tiene dominio sobre el momento en que desea hacerlo.
«Es un impulso sobre el que se puede ejercer un control, del mismo modo que los niños aprenden a controlar la micción. De igual forma, los varones adultos deben aprender a eyacular en el momento en que lo deseen y posponerla el tiempo que prefieran», explica Fernando Pena, psicólogo en ejercicio en Valencia.
Causas de la eyaculación precoz
Las personas que tienden a la preocupación o a la ansiedad son más propensas a manifestar este trastorno sexual
Las causas de esta disfunción son varias, según detalla este especialista en el libro ‘Cómo retrasar la eyaculación y mantener el pene firme y duro’ (editorial Bubok). Una de las más importantes es la masturbación rápida durante la adolescencia; los adolescentes tienden a masturbarse en poco tiempo, lo que enseña al cuerpo en qué tiempo se ha de eyacular. De hecho, «cuanta menor es la experiencia sexual, mayor es la incidencia de este trastorno. La mayor parte de los chicos lo sufren en sus primeras relaciones sexuales. Pero este control mejora conforme uno adquiere experiencia», aclara Pena.
Otra causa muy frecuente es la ansiedad sexual. El nerviosismo, propio de muchas relaciones sexuales, provoca que la eyaculación surja antes de lo deseado. Hay determinados pensamientos que están en la base del problema. Esto explica que las personalidades tendentes a la preocupación o a la ansiedad tengan una mayor presencia de esta disfunción. Otra posible causa, relacionada con la anterior (el nerviosismo), que es muy habitual, es el miedo a que una mala experiencia pasada se repita. Las situaciones en que tiene lugar el acto sexual también influyen. Así, surge con más frecuencia en circunstancias en las que hay una carga de nerviosismo, como la que produce cuando el sexo ocurre en lugares donde se teme que alguien les descubra.
La eyaculación precoz puede sobrevenir de manera repentina. Cuando un hombre tiene un «gatillazo» y sufre una eyaculación extravaginal o al poco tiempo de la penetración, este episodio negativo empieza a generarle una gran preocupación. El afectado teme que este episodio vuelva a repetirse y este pensamiento negativo le adelanta el suceso. Entra en una especie de círculo vicioso. Además, es más frecuente cuando la pareja sexual es una mujer con la que se tiene poca confianza, lo que ocurre con parejas sexuales nuevas.
Eyaculación precoz: golpe a la autoestima
La autoestima de los chicos u hombres con esta disfunción sufre un duro golpe. Los afectados suelen tener menos seguridad en sí mismos, sobre todo, ante el sexo opuesto, tienden a evitar el contacto afectivo e, incluso, suelen mostrar comportamientos de irritación. Aunque no es habitual que ocasione problemas psicológicos graves, «a veces puede generar depresión grave», apunta Pena. En las parejas con una buena comunicación, se sufre el problema, pero el conflicto que crea es menor. En aquellas con problemas añadidos o que tienen falta de habilidades para comunicarse, este problema provoca una afectación mayor. De ahí la importancia de que se tenga en cuenta este aspecto en los programas de tratamiento.
La eyaculación precoz en la mayoría de los hombres entre la adolescencia y los 45 años es de origen psicológico, aunque hay algunos que tienen una base orgánica o física. Por este motivo, siempre es conveniente consultar a un médico. Además, con la edad, las causas físicas comienzan a cobrar mayor protagonismo, junto a otros problemas como la impotencia y la falta de deseo sexual. Los afectados deben acudir a la consulta de un psicólogo cuando nunca han tenido un control de la eyaculación o lo han tenido y lo han perdido, sobre todo si esta pérdida se relaciona con alguna experiencia adversa (un “gatillazo” o pensamientos negativos).
El psicólogo aplica un tratamiento de enfoque cognitivo-conductual, para cambiar la forma de pensar y la conducta. El objetivo es educar su reflejo eyaculatorio, para conseguir retrasarla y, así, disfrutar de una relación sexual más prolongada y placentera. Las sesiones con el terapeuta duran una hora (al principio semanales y luego cada quince días) y el tratamiento se alarga entre cuatro y seis meses.