Las infecciones vaginales son muy frecuentes en la mujer, debido a diferentes factores que alteran el pH vaginal. Los tratamientos antibióticos que se aplican frente a éstas son eficaces, pero el principal problema es su recurrencia. Por esta razón, tras los antibióticos, se recomienda la administración de tratamientos probióticos para restaurar el equilibrio del pH vaginal y prevenir así su repetición. Estos probióticos se administran en forma de óvulos vaginales, pero en breve saldrá al mercado un tampón que los lleva incluidos y los libera para restaurar el equilibrio vaginal, según avanza en esta entrevista Ana Rosa Jurado, médica y sexóloga, miembro del grupo de probióticos de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM) y secretaria del Grupo de Sexología de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).
Sí, es una de las patologías más habituales en las consultas ginecológicas y de medicina general. El 30% de las mujeres que acuden a las consultas las sufren o se quejan de ellas.
“El 30% de las mujeres que acuden a las consultas sufren infecciones vaginales o se quejan de ellas”
En esta época del año son más frecuentes las recurrencias, debidas a alteraciones del pH vaginal, más habitual en verano por la humedad de los bañadores, el cambio de la alimentación en vacaciones o los viajes. Pero el pH se altera también por muchas otras causas, como utilizar compresas.
En la vagina habitan microorganismos vivos que, cuando hay un equilibrio de las condiciones del medio vaginal, protegen contra las gérmenes externos. Cuando se altera el pH, se desarrollan más infecciones externas y hay más posibilidades de que esos mismos microorganismos irriten y provoquen síntomas vaginales muy molestos. Este segundo supuesto ocurre en las vaginosis bacterianas y las vaginitis por hongos.
Las más frecuentes son las vaginosis bacterianas, seguidas de la candidiasis, que es la segunda causa de vaginitis. En cuanto a los microorganismos que las provocan, son la “Gardnerella vaginalis” y los hongos como la “Candida albicans”.
“Las infecciones más frecuentes son las vaginosis bacterianas, seguidas de la candidiasis”
Los síntomas de vaginitis inducen cambios en el aspecto del flujo de la vagina, en su color y espesor, picor en la vulva, escozor vaginal, sequedad al utilizar tampones y molestias en las relaciones sexuales.
En general, se consulta bastante rápido por estos síntomas y no hay grandes consecuencias sobre el estado de salud de la mujer, aunque pueden ser muy incómodos. Uno de ellos es el dolor en las relaciones sexuales, ya que la mujer sí tarda más en consultar al médico los aspectos relacionados con el sexo.
Una de ellas, la vaginosis bacteriana, se ha relacionado con partos prematuros. A pesar de que esta asociación todavía no ha quedado bien demostrada, en algunas comunidades autónomas ya se realiza un test de vaginosis bacteriana, ante este posible riesgo.
“A pesar de seguir el tratamiento pautado, más del 28% de las infecciones se repiten”
A menudo, se cronifican. El escollo de estas infecciones es su repetición. Consisten en eso, en una alteración del medio vaginal que, si no se controla, se desarrolla de nuevo. A pesar de haberse tratado de manera correcta, hasta un 28,3% se repite. En ocasiones, se debe al propio tratamiento de la enfermedad, que induce a alteraciones del ecosistema vaginal. Por eso, después de los antibióticos, se recomienda utilizar tratamientos probióticos que contienen lactobacilos (microorganismo responsable del equilibrio vaginal). Los tratamientos probióticos equilibran el medio de la vagina para evitar la recurrencia.
Para el tratamiento de las infecciones vaginales se administran, una vez finalizada la pauta antibiótica, por medio de un óvulo o en cápsulas que se introducen dentro de la vagina.
Si las infecciones son muy recurrentes, se utilizan los probióticos, primero al finalizar el tratamiento antibiótico, de ocho a diez días, y después, tras cada ciclo menstrual, ocho o diez días durante tres o cuatro ciclos.
“Los probióticos son productos que contienen lactobacilos, que mejoran y equilibran el pH vaginal y favorecen los mecanismos naturales de defensa”
Los probióticos están ideados para evitar la recidiva (reaparición) causada por los mecanismos de la propia vagina cuando se desequilibra, por lo que no sirven para ellos. Pero hay otro tipo de infecciones que exigen tratar a la pareja: las recidivas por hongos, que son típicas en los hombres con diabetes, con más problemas de candidiasis, o las provocadas por trichomonas. En estos casos, siempre hay que tratar a la pareja.
Lo están y ya se utilizan. Hemos realizado un estudio sobre el uso de probióticos y hemos observado que en torno al 30% de los profesionales los recomiendan para evitar la recurrencia de infecciones, y esta cifra se considera elevada. Además, pronto saldrá al mercado un producto novedoso, un tampón higiénico que llevará el probiótico dentro, incorporado.
Las infecciones vaginales se desarrollan y diagnostican de nuevo cuando el equilibrio de los microorganismos localizados en la vagina -flora vaginal- se altera. Este desequilibrio se debe a muchos factores: los lavados vaginales, el coito, el uso de productos de higiene inadecuados, ciertos trastornos metabólicos como la diabetes, el estrés, los cambios hormonales ocasionados por el embarazo o la menopausia, los mismos tratamientos antibióticos que se utilizan para tratarlos, la humedad excesiva de los bañadores y la menstruación.
El equilibrio de la flora vaginal se altera más a menudo por la menstruación y el uso de ciertas compresas y tampones. Por esta razón, la recurrencia de una infección vaginal ocurre, con frecuencia, después de menstruar, explica Ana Rosa Jurado. Para evitarlo, los médicos aconsejan cada vez más el uso de una pauta de probióticos vaginales después del propio tratamiento antibiótico, en forma de óvulos o cápsulas. Estos probióticos son productos que contienen lactobacilos, que producen ácido láctico, mejoran y equilibran el pH vaginal y favorecen los mecanismos naturales de defensa de la vagina, informa Jurado.
Sin embargo, la eficacia de los probióticos podría disminuir durante la menstruación por arrastre. Una novedad, respecto a su forma de administración, es la próxima salida al mercado de un nuevo tipo de tampón (fabricado por Casen Fleet) que llevará incorporados estos compuestos probióticos. Este nuevo tampón no solo sirve de protección higiénica al menstruar, sino que actúa con el calor de la vagina, de manera que la temperatura hace que se libere el probiótico y que se adhiera a mucosa, para equilibrar de nuevo el ambiente vaginal, explica Jurado.