La actual crisis no es una crisis más, porque afecta al mismo sistema económico que ya no da más de sí. El actual modelo solo puede generar una crisis permanente al sobreexplotar los recursos naturales para intentar un crecimiento infinito en un planeta finito. Es la idea central del libro ‘Por qué la crisis no acabará nunca‘ (Editorial Laertes). Sus autores, el físico Jordi Solé y el biólogo Francisco Sardà, ambos investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Barcelona, tratan de explicar, con argumentos científicos y de manera divulgativa, las crisis energéticas, ambientales y económicas actuales y futuras. Hablamos con uno de sus autores, Jordi Solé, de cuestiones como el fin del petróleo de calidad, el “fracking“, las energías renovables o la importancia de un cambio de modelo que huya del crecimiento a costa de destruir el planeta y crear más desigualdades. Para ello, los ciudadanos son esenciales, según este experto: “Consumir más y más rápido no nos hace más felices”.
“El precio bajo actual del petróleo es coyuntural y pasajero”La economía está relacionada con los recursos necesarios para que funcione. En 2008, año de comienzo de la crisis, la producción de petróleo se estanca, al igual que el crecimiento del PIB. La crisis será permanente hasta que no se cambie el actual modelo, basado en el crecimiento continuo. La economía ha sido tradicionalmente la gestión de los recursos escasos, pero como en los últimos años ha ido todo a más, la economía se ha adaptado a ello. Sin embargo, un crecimiento infinito en un planeta finito es una contradicción. No es una crisis como las anteriores, es estructural.
El precio bajo actual es coyuntural y pasajero. A partir de 2009 se han mantenido los precios, se ha explotado el petróleo con sistemas como el “fracking” o en aguas profundas y la demanda ha caído con la destrucción de la actividad económica. En realidad, la producción se ha estancado. En 2005 el petróleo crudo de máxima calidad llegó a su pico, reconocido por la Agencia Internacional de la Energía (AIE). El “fracking” no tiene el mismo contenido energético que el crudo. El “Baltic Dry Index”, que mide la actividad comercial mundial con el tránsito de mercancías por barco y es utilizado por muchos inversores para ver cómo va la economía, ahora está a niveles de los años 80-90. Un petróleo barato debería fomentarlo, pero los intercambios comerciales se están ralentizando muchísimo.
“El ‘fracking’ es la siguiente burbuja financiera, los inversores no van a recuperar su inversión”Sí, pero no es que se acabe el petróleo, o el carbón, el problema es el ritmo de extracción. La explicación, y no soy el único que la señala, es que estamos en una crisis sistémica.
Es un problema complejo. En parte tienen razón. Se produjo una burbuja por dejar dinero a quien no podía devolverlo. Pero la base del problema es que la economía da por seguro que todo crece, y se generan burbujas. El “fracking” es la siguiente, los inversores no van a recuperar su inversión. El sistema no está diseñado para una desinversión masiva. Con el capital que circula ahora en el mundo necesitaríamos cuatro planetas. El sistema económico y financiero se ha desconectado del capital natural.
Sí. El nivel actual de estrés, de exigencia, de intensidad laboral, de consumo, etc., no aporta un estado mental de satisfacción mejor que hace 30 años. Consumir más no nos hace más felices. ¿De verdad hay necesidad de cambiar cada poco tiempo de productos? Los críticos a este planteamiento lo consideran un atraso, renunciar a los avances conseguidos. Y yo les pregunto: ¿el actual sistema ha eliminado el hambre en el mundo, las desigualdades, las guerras, la inmigración, los impactos ambientales, etc.? El decrecimiento no nos lleva a la hecatombe, mantener este modelo sí.
“Con el capital que circula ahora en el mundo necesitaríamos cuatro planetas”Tendríamos menos prisas, menos atascos, no habría esa necesidad de estar dos horas diarias en el coche para trabajar, los alimentos no viajarían grandes distancias, no desperdiciaríamos recursos, etc. Y sería más igualitario.
Depende de cómo se entienda, porque el término en sí es contradictorio: sostener es mantener en un mismo estado, algo que crece va a más. Si se entiende por mejorar la eficiencia, la igualdad social, el medio ambiente, disminuir los residuos y la contaminación o mejorar las ineficiencias del sistema, entonces sí.
La posibilidad técnica existe, pero no es un problema técnico, sino social, político y económico. No hay un consenso científico de que cambiar combustibles fósiles por renovables sea la solución. Si se quiere utilizar de forma masiva, tiene que haber un cambio económico, implica acuerdos internacionales para que se desarrollen grandes redes eléctricas. El gran cuello de botella es el transporte, basado en combustibles fósiles. Los coches consumen un 44% de la energía de este sector, pero no habría solo que centrarse en ellos, nadie habla de excavadoras, grúas, barcos, etc. eléctricos.
Se habla mucho de la corrupción, y es cierto, es un grave problema, pero la base del problema es mucho más profundo y sistémico. Los ciudadanos tienen que ser conscientes de ello.
“Si consiguiéramos vivir como nuestros padres con los avances de ahora, seríamos los más felices del mundo”Los ciudadanos somos esenciales. Si la gente no es consciente, los políticos no harán ni podrán hacer cambios. En los años 70, después de la crisis del petróleo, el presidente estadounidense Jimmy Carter dio una charla a los americanos para rediseñar la economía americana. Y no le reeligieron. Ahora mismo, el presidente Obama trata de impulsar cambios, pero el Tribunal Supremo se lo impide. Los consumidores debemos ser conscientes de cómo se consume y exigir información. Si consiguiéramos vivir como nuestros padres con los avances de ahora, seríamos los más felices del mundo.
Sí, pero tenemos que empezar ya. Las clases medias serán cada vez más pequeñas, y son las que pueden hacer cambiar las cosas. La gente es cada vez más consciente, tras unos años de crisis, de que las soluciones que se dieron no sirven. La Comisión Europea se orienta hacia proyectos de reducción de emisiones de CO2, de residuos, etc. Se está reaccionando. Vienen tiempos difíciles, pero si no se cambia, serán peores.