En ocasiones, se desaprovecha mucho espacio de las estanterías, debido a que se ponen en ellas objetos pequeños y queda buena superficie sin utilizar. Una manera de solucionar este problema y ganar espacio de almacenaje es crear un cajón corredero donde guardar una segunda fila de objetos, como libros o CD, y no tapar del todo los que queden en la fila de detrás. Este artículo detalla esta forma de maximizar el aprovechamiento de los estantes y cómo tomar las medidas correctas y construir el cajón corredero, además de detallar algunos de sus posibles usos.
Maximizar el aprovechamiento de los estantes
A menudo, la extensión de las estanterías se queda pequeña para guardar lo que se desea (libros, películas, discos, etc.), y sin embargo, hay espacio «de fondo» en ellas que no se aprovecha.
Las cajas de CD y DVD tienen unos 14 centímetros de ancho y los libros de formato pequeño, aún menos. Por tanto, en una balda con suficiente profundidad (como en un mueble de 30 centímetros o más de espesor), se puede hacer una segunda fila de objetos. Y la solución para el problema de que los de detrás queden tapados es diseñar cajones correderos.
Son cajones muy simples, que no exigen alterar las condiciones del mueble que complementarán, pues se dejan apoyados en el espacio de la balda que queda libre. Para esto, es importante tomar bien las medidas antes de diseñar cada cajón.
Tomar las medidas correctas para el cajón
Por un lado, hay que asegurarse de que el tamaño del estante permite la colocación de dos filas de objetos, además del espesor de la pared del cajón y de una pequeña separación ambas filas.
Un estante de 30 cm de profundidad permite colocar dos filas de libros, CD y DVD
Si en unas estanterías de 30 centímetros de profundidad se ponen dos filas de CD y DVD, estas ocuparán un total de 28 centímetros. La separación entre ambas filas será de solo un par de centímetros. Si el cajón está hecho con un tablero de madera de un centímetro de espesor, la distancia que quede libre será de apenas un centímetro. De todos modos, resulta suficiente.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que la longitud del cajón debe ser menor a la mitad de la longitud total de la balda, para que sea posible acceder con comodidad a cualquiera de los objetos de la fila de detrás.
Si el cajón mide más, los objetos que estén en el centro de la fila trasera siempre estarán tapados, cualquiera que sea la posición que el cajón ocupe. Es decir, si la estantería tiene una longitud de un metro, se aconseja que el el cajón corredero no tenga más de 45 centímetros. De esta manera, al ser desplazado a izquierda o derecha, permitirá consultar y disponer de los objetos que están detrás. Si mide 50 centímetros, el centro de la fila trasera será de difícil acceso, y si mide más, quedará oculto.
Cómo construir el cajón corredero
Hacer el cajón es sencillo. Conviene usar un tablero de madera de no más de un centímetro de espesor, del cual se cortan fragmentos para dar a la pieza el tamaño deseado.
Para seguir con el ejemplo anterior, la base del cajón debería ser un rectángulo de 45 centímetros de largo por 15 de ancho. Para el fondo puede ser una pieza similar o algo más ancha, de unos 17 centímetros: esto determinará la altura del cajón.
En el cajón corredero, además de libros o discos, se pueden colocar piezas de decoración, como adornos y fotos
Los laterales, por su parte, tienen que coincidir con esas medidas, de modo que serían rectángulos de 15 por 18 centímetros (hay que añadir un centímetro, que corresponde al espesor de la base). Estas piezas laterales también pueden ser triángulos rectángulos. Lo importante, en realidad, es que sujeten la base y el fondo y den al conjunto firmeza y resistencia.
Una vez recortadas las piezas, se fijan las partes del cajón con clavos pequeños y cola de pegar. También es posible colocar una pieza de madera en la parte delantera del cajón para que funcione como guía y mantenga alineado el borde de este con el de la balda sobre la cual se desplaza.
El paso final consiste en colocar en la parte inferior del cajón algunos trozos de fieltro (o material similar) que faciliten el desplazamiento del cajón y eviten rayaduras u otros inconvenientes. Y luego, pintar el cajón según el gusto de su realizador y para que se combine bien con los estantes y el resto de la decoración.
Con un cajón corredero, se maximiza el aprovechamiento del mueble. Las piezas más valiosas o de mayor uso de una colección de libros o discos se pueden ubicar en la parte delantera, más visible, mientras que las de menos consulta se colocan detrás.
Por supuesto, también se pueden pensar otras variantes, como usar el cajón corredero para poner adornos o fotos.