La preocupación por la crisis económica parece haberse colado en todos los rincones del mundo. Pero en algunos tiene mayor razón de ser, porque siempre se vive en crisis. En su caso, las épocas de recesión son simplemente un punto y seguido. Hambre, guerras, pobreza, enfermedades, mortalidad infantil… Esta es la fotografía diaria del Cuerno de África, una crisis que se agrava pese a las demandas de ayuda de numerosas ONG que trabajan en la zona.
Imagen: Unicef/Andrew Heavens
Siempre está en crisis, pero en contadas ocasiones centra la atención que se merece. El Cuerno de África, una de las zonas más pobres del mundo, sabe muy bien qué es atravesar una época de recesión porque la vive desde hace ya demasiado tiempo. Recibe su nombre de la forma triangular que adoptan los países que lo componen, un puzle de precariedades al que cada pieza aporta unas estadísticas preocupantes.
Se sitúa en África oriental, sostenido por Somalia, Djibouti, Eritrea, Etiopía, Sudán y parte de Kenia. Todas estas zonas se enfrentan a una situación de caos que afecta a la población en general. Sin distinciones. La sequía, los conflictos, la subida del precio de la energía y de los alimentos, las enfermedades y una alta tasa de pobreza de la que pocas personas escapan lo han llevado al colapso.
Mortalidad infantil. Se estima que uno de cada cinco niños del Cuerno de África está en riesgo de muerte por malnutrición. Por ello, casi de manera continua, Unicef reclama acciones urgentes para evitar una crisis humanitaria en la región. Sus datos indican que Etiopia y Somalia son los países más afectados, «pero hay áreas de Eritrea, Djibouti, Kenya y Uganda que muestran los mismos síntomas». Más de un millón de niños podrían morir en Somalia a consecuencia de la hambruna.
Malnutrición. Somalia se lleva la peor parte. Los conflictos internos y los periodos de sequías e inundaciones contribuyen a unas tasas elevadas de malnutrición aguda, por encima del 20%. Se considera que a partir de una tasa del 15% -Uganda también la supera- el país se enfrenta a una situación severa de malnutrición permanente. Las estimaciones oficiales apuntaban ya en 2008 a unos 75.000 niños severamente malnutridos. En la crisis actual, Somalia recibe ayuda de emergencia del ACNUR para las víctimas de la hambruna, que hasta final de mes prestará asistencia a unas 180.000 personas en Mogadiscio y en la región centro-sur. Naciones Unidas ha declarado la situación de hambruna en el centro y sur de Somalia, y más de la mitad de los niños de las zonas más afectadas por la sequía sufren malnutrición severa.
Sequía. En Etiopía, la sequía y los conflictos internos arrojan un balance de millones de personas afectadas por la inseguridad alimentaria. En Kenia, más de un millón de personas necesita asistencia alimentaria urgente. La tierra árida y semiárida del norte cronifican la situación, ya que los pastores apenas pueden mantener al ganado. A esta situación, se une la de unos 77.000 desplazados internos que tuvieron que abandonar sus granjas e interrumpir el ciclo agrícola.
Enfermedades. La malaria, la neumonía, la diarrea aguda, el cólera y otras infecciones causan estragos en esta región del continente africano. La principal víctima es la infancia de las zonas más pobres, a quien la malnutrición extermina buena parte de sus defensas y pone en riesgo las posibilidades de supervivencia. En Etiopía, ahora preocupa el sarampión en los campos de refugiados somalíes y ACNUR pide una rápida respuesta ante la posibilidad de que el brote aumente la tasa de mortalidad y las enfermedades graves.
Refugiados. Se cuentan por miles. En Kenia, se ha incrementado el número de llegadas diarias de refugiados somalíes a los tres campos de Dadaab, señala ACNUR. Su número ha alcanzado una media diaria de 1.500 durante los primeros días de agosto, mientras que en julio se registraban cada día 1.300 llegadas. Save the Children señala que más de 16.000 personas aguardan todavía en las entradas de los campos de refugiados de Kenia a la espera de que se les identifique.
¿Hay solución? Para Unicef, la respuesta viene de la acción coordinada entre la comunidad internacional, los donantes y los gobiernos de la región. Solo así se logrará «frenar y revertir la tendencia que augura otro desastre humanitario de gran envergadura», advertía hace algún tiempo. ACNUR ha distribuido ayuda humanitaria a Somalia durante los últimos años por tierra y mar, «pero en la emergencia actual es crucial ganar tiempo», añade. Mientras tanto, Manos Unidas acaba de enviar otra partida de 160.000 euros a Somalia, Kenia y Etiopía. En total, ha enviado más de 500.000 euros repartidos en nueve proyectos de emergencia en Somalia (4), Etiopía (3) y Kenia (2). Misiones Salesianas, que trabaja en la misión de Debre Zeit, al Sur de Addis Abbeba (Etiopía), ha enviado más de 200.000 euros para comprar alimentos y cubrir necesidades básicas. «En la comunidad viven cerca de 10.000 personas que necesitan ayuda urgente», advierte.
¿Por qué nadie frenó toda esta situación? Se pregunta Save the Children. «Los primeros signos de escasez de lluvias se registraron en noviembre del año pasado», explica. Diversas organizaciones, entre ellas Save the Children, incrementaron desde entonces sus operaciones y pidieron ayuda a los donantes internacionales. «Sin embargo -prosigue la ONG-, los avisos tempranos no han ido acompañados de las acciones tempranas, con muchos donantes esperando a que avanzase el desastre en lugar de reducir el riesgo de antemano. Muchas vidas podrían haberse salvado«.
Contar con una vivienda en el Cuerno de África es complicado. Un buen número de personas habitan en los campos de refugiados y asentamientos habilitados por el ACNUR tras los conflictos que enfrentaron, a finales de los años setenta, a Etiopía y Somalia. Otra buena parte de la población la conforman los pastores nómadas que se desplazan de un lado a otro. De ellos, unos 19,5 millones de personas, casi el 40%, sobrevive con menos de un dólar al día.
Los pastores están tan acostumbrados a este modo de vida, que algunas ONG que intervienen en la zona han optado por implantar programas móviles de salud y educación, en lugar de que la población adopte una vida sedentaria. En Etiopía, Save the Children ha atendido a casi 900.000 personas, entre ellas, padres a quienes facilita los medios para trabajar y ganar un sustento. También proporciona agua potable, alimentos de emergencia y atención sanitaria a los menores que sufren malnutrición, además de distribuir medicinas veterinarias y alimentos para el ganado.
En tiempos de crisis se toman decisiones que pueden ser fatales para los menores: matrimonios tempranos, abandono escolar o separaciones familiares
Esta organización también asesora a las familias para evitar que tomen decisiones que, “en tiempos de crisis, pueden ser fatales para sus hijos”. Es en estos momentos cuando se acuerdan matrimonios tempranos entre adultos y niñas que apenas han llegado a la adolescencia, la explotación infantil se intensifica, se reduce el número de comidas diarias para ahorrar, se registra un mayor número de separaciones familiares y aumenta la tasa de abandono escolar.
La falta de saneamiento, acceso y distribución de agua en algunas zonas favorece la propagación de infecciones y la muerte del ganado, principal sustento de cientos de familias. Etiopía, Kenia y Somalia son los puntos prioritarios de atención, donde se intenta contrarrestar los efectos de la sequía. “Más de 12 millones de personas -4,5 millones en Etiopía, 3,5 millones en Kenia, 3,8 millones en Somalia y 600.000 en Uganda- no tienen garantizada la comida, agua limpia y servicios sanitarios básicos”, recuerda Intermón Oxfam.