España es uno de los países del mundo con mayor nivel de reforestación, pero todavía queda mucha superficie desarbolada. Ésta podría ser la conclusión conjunta de dos informes recientes sobre los bosques españoles. Los árboles son fundamentales en la lucha contra el cambio climático, para los sectores económicos que dependen de ellos o como fuente de energía renovable. Por ello, los expertos ofrecen varios consejos para mejorar su situación.
Imagen: Jay Simmons
El ritmo de reforestación español es el más alto de Europa: un 2,19% frente al 0,51% europeo. Así lo asegura la Sociedad Española de Ciencias Forestales (SECF) en el reciente informe «Situación de los bosques y del Sector forestal en España». La Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación (FAO) señala valores similares: España es, después de China, el segundo país del mundo en reforestación. Dobla a EE.UU. en este concepto. Cuenta con la segunda mayor superficie forestal de Europa (la primera es Suecia) y es tercera, tras el citado país y Finlandia, en superficie arbolada.
España tiene 17.804 millones de árboles, una cifra que se eleva cada año una media de 284 millonesEl incremento de árboles ha sido constante en las últimas décadas, según el estudio: desde 1975 se han plantado 10.074 millones de nuevos ejemplares. En la actualidad, nuestro país tiene 17.804 millones de árboles, una cifra que se eleva cada año una media de 284 millones.
Los datos superan las previsiones del Plan Nacional de Repoblación de 1939. Su objetivo era lograr la recuperación de 11,3 millones de hectáreas en un siglo. El estudio, dado a conocer en el V Congreso Forestal Español, señala que en 70 años el número de hectáreas reforestadas asciende a 18,3 millones. En total, España cuenta con 27,5 millones de hectáreas de bosque.
Las razones de estas buenas cifras se deben, afirman los autores del informe, a la transformación de áreas agrícolas y ganaderas en forestales, motivada por la Política Agraria Común de la Unión Europea. El abandono de zonas rurales ha incidido también en el aumento de la superficie forestal.
Queda mucho que mejorar
La visión positiva del estudio de la SECF contrasta con el reciente informe «Los bosques que nos quedan. Propuestas para su restauración». Sus autores, expertos de la organización conservacionista WWF y de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) señalan que la mitad de la superficie forestal española está desarbolada y la actividad humana amenaza la calidad biológica de los bosques que perviven.
Imagen: kliverap
El estudio afirma que los bosques españoles representan en la actualidad el 29% del territorio que podrían ocupar. En total, 13,1 millones de hectáreas. El estudio de WWF, basado en el II Inventario Forestal Nacional y en el Mapa Forestal de España, recoge unas cifras bastante inferiores a las del trabajo del SECF.
Las actividades agrarias, la desordenada extensión de las especies exóticas y la presión urbanística son las principales causas de esta situación, defienden los responsables del estudio. Las dos mesetas, los valles de los grandes ríos, las franjas cantábrica y atlántica, y la zona del Mediterráneo son las zonas que más sufren las consecuencias.
La mitad de la superficie forestal española está desarboladaLos bosques más amenazados son los carrascales, las carballeiras, los robledales ibéricos y los sabinares canarios. El estudio de WWF y la UAM, expuesto también durante el V Congreso Forestal Español, asegura que sólo conservan entre el 5% y el 15% de su potencial. En el otro extremo se encuentran los pinares, que ocupan el 70% de su territorio potencial.
Los responsables del informe de la SECF añaden que el 93% de los bosques son seminaturales y, en general, muy jóvenes. Como prueba de este dato, el tamaño de los árboles es, en su mayoría, inferior al de los bosques europeos.
La certificación forestal, que avala la gestión sostenible de este recurso natural, brilla por su ausencia en los bosques españoles, coinciden ambos estudios. El informe de WWF y la UAM afirma que menos del 1% de la superficie forestal dispone de algún certificado. La SECF eleva al 6,8% la extensión arbolada con sello PEFC o FSC. Los responsables de este estudio recuerdan que la cifra es inferior a la media mundial (8,6%) y está muy alejada de la media europea (47,3%).
España aprovecha poco su potencial forestal, advierte la SECF. La producción sostenible estimada podría alcanzar los 50 millones de metros cúbicos de madera, pero no llega al 40% (en Europa supone el 65%). La biomasa como fuente de energía renovable también es infrautilizada.
La organización WWF destaca el bajo nivel de gestión planificada: apenas el 13% de la superficie forestal cuenta con estos planes, anecdóticos en los espacios de la red Natura 2000. Esta falta de planificación es una de las principales causas de la ausencia de biodiversidad, fragmentación y erosión del paisaje vegetal, alerta esta ONG.
Los expertos ofrecen varias medidas para aumentar la calidad y cantidad de las masas forestales en España:
- Mayor protección legal: resulta esencial el desarrollo de las leyes de Montes y de Patrimonio Natural, así como el incremento presupuestario para su cumplimiento. Las administraciones y los agentes implicados deberían aumentar su coordinación, con el liderazgo del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM).
- Gestión sostenible: impulso de nuevos modelos de producción agraria y forestal que favorezcan una economía rural responsable con los recursos naturales.
- Aumento de las acciones de reforestación: WWF asegura que habría que plantar 2.000 millones de árboles y arbustos para restaurar hasta 2030 más de dos millones y medio de hectáreas. Esta medida supondría una inversión de 4.000 millones de euros y generaría 150.000 empleos. La cifra es muy inferior a la promesa del Gobierno de plantar 45 millones de árboles entre 2008 y 2012.
- Lucha contra los incendios forestales, que afectan cada año a 120.000 hectáreas. El fuego es uno de los principales causantes de la deforestación.
- Concienciación de la importancia de los bosques. Su contribución contra el cambio climático es clave. Los bosques españoles fijan al año 186 toneladas de dióxido de carbono (CO2). La madera es un recurso natural que aprovechan diversos sectores económicos. Su potencial energético podría reducir la dependencia española de combustibles fósiles.