La menopausia se asocia a una disminución de la masa ósea y, con ello, a un deterioro de la microarquitectura de los huesos. Se estima que a partir de los 40 años, hombres y mujeres pierden hasta un 1% anual de la masa ósea, aunque en ellas este porcentaje puede alcanzar hasta el 5%, más aún de 5 a 10 años después del inicio de la menopausia. La osteoporosis es muy frecuente entre los 50 y 65 años, y se prevé que más de la mitad de las mujeres españolas padecerá osteoporosis posmenopáusica. Cada año, en nuestro país se le atribuyen 90.000 fracturas de cadera y 500.000 de vértebra. Para reducir sus terribles consecuencias, especialistas de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), en sus últimas jornadas dedicadas a la prevención de esta enfermedad esquelética, insisten en la importancia del diagnóstico precoz y la instauración de medidas correctoras cuanto antes.
Imagen: The National Guard
No es exclusiva de las mujeres, pero éstas son más propensas a padecer osteoporosis debido a la disminución drástica de los niveles de estrógenos durante la menopausia. Ser mujer, de constitución delgada y con poca masa muscular, tener la menopausia de forma precoz (antes de los 45 años), antecedentes familiares de la enfermedad, haber sufrido fracturas anteriores o enfermedades como anorexia nerviosa, síndrome de Cushing, diabetes tipo 1, artritis reumatoide, EPOC, enfermedades hepáticas crónicas, insuficiencia ovárica, alteraciones en las glándulas tiroides o diabetes son factores intrínsecos que aumentan las posibilidades de desarrollar esta enfermedad esquelética.
Entre los factores que se relacionan con el estilo de vida y, por ello, que son modificables, figuran un déficit de calcio (la masa ósea en la edad adulta está condicionada por la ingesta de calcio, sobre todo, durante el desarrollo de los huesos), ser fumador, ingesta abusiva de alcohol y café, una vida sedentaria, vivir en zonas de clima poco soleado, un bajo nivel socioeconómico (más en un ambiente rural) asociado a una dieta insuficiente o tratamientos continuados de ciertos medicamentos (glucocorticoides, hormonas tiroideas y anticonvulsivos).
Diagnóstico precoz
En el marco de las V Jornadas Nacionales de Osteoporosis y Climaterio, organizadas en Valencia por la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), se ha apuntado que un correcto diagnóstico y tratamiento preventivo reduce la incidencia de osteoporosis y permite, incluso, disminuir el riesgo de fractura. Para hacer eco de la importancia del abordaje precoz, bajo el lema «Cuida tus huesos desde el inicio de la menopausia» se quiere concienciar a las mujeres, a las autoridades sanitarias y al resto de los ciudadanos sobre la importancia de seguir un estilo de vida saludable y someterse a revisiones de manera regular para detectar los indicios de la enfermedad cuanto antes y adoptar las medidas oportunas.
La osteoporosis debe prevenirse en todo el proceso vital, en especial, en las etapas de crecimiento y desarrollo
Debido a la importante asociación entre la disminución de la masa ósea y el riesgo de fracturas, la detección precoz es clave. Es la única manera de prevenir la enfermedad y sus consecuencias. Para ello, se efectúa una prueba denominada densiometría ósea o DEXA, que se basa en la cantidad de absorción de rayos X por parte del calcio que hay en los huesos. Es una exploración sencilla e indolora, similar a una radiografía. En general, se realiza en la zona lumbar de la columna y en el fémur aunque, en ocasiones, también se analizan los antebrazos y las muñecas para cuantificar la masa ósea del paciente.
Discrepancias entre guías
Las guías de los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. indican que el tratamiento está reservado solo a los casos diagnosticados o a pacientes con osteopenia, la fase precoz de la osteoporosis. La osteopenia es una situación de baja densidad ósea que provoca un incremento de la fragilidad ósea y un mayor riesgo de fractura. Más que enfermedad, se considera un marcador para el riesgo de fracturas. Los fármacos para tratar ambas entidades pueden contener bifosfonatos (que disminuyen la pérdida e incrementan la densidad ósea), moduladores de los receptores de estrógeno y diversas hormonas que ayudan a mejorar la densidad. No obstante, estos medicamentos pueden tener efectos indeseados, por lo que el tratamiento debe hacerse bajo prescripción médica y basado en las mejores evidencias científicas.
Sin embargo, este último punto es controvertido. Un documento reciente avalado por el Ministerio de Sanidad y Política Social y la Generalitat de Cataluña sobre el tratamiento de la osteoporosis ha generado discrepancias en torno a su contenido. Algunos expertos encargados de revisar esta «Guía de Práctica Clínica sobre Osteoporosis y Prevención de Fracturas por Fragilidad» no están de acuerdo con la versión final porque, en su opinión, parece promover el uso (o abuso, según algunos especialistas) de medicamentos para la enfermedad. Apuntan que se hace una apuesta para empezar de manera precoz el tratamiento farmacológico con todas las mujeres posmenopáusicas, incluso con quienes carecen de factores de riesgo, para prevenir la posibilidad de fracturas. El problema radica, según los expertos, en que estos medicamentos suponen, a su vez, un riesgo añadido por sus efectos secundarios.
Especialistas del servicio balear de salud y miembros de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria y de la Agencia de Información, Evaluación y Calidad en Salud (AIAQS) de Cataluña, junto con un grupo de 25 revisores, tienen una opinión distinta sobre si el tratamiento farmacológico previene o no las fracturas por osteoporosis, un concepto que en la guía no queda demasiado claro porque da la sensación de que lo óptimo es tratar a todas las mujeres sin analizar, además, el impacto económico que tendría tal medida en el sistema nacional de salud.
Prevenir las fracturas es tarea de todo el proceso vital, desde el nacimiento. Una dieta equilibrada, sobre todo en las etapas de crecimiento y desarrollo, es imprescindible para prevenir la osteoporosis en la edad adulta. Además, los expertos insisten en otras sencillas recomendaciones:
- Mantener un peso saludable con una dieta equilibrada y actividad física regular. El ejercicio genera músculo y mantiene en condiciones óptimas los huesos, las articulaciones y el estado físico general.
- Tomar el sol 10 minutos al día para que el organismo sintetice vitamina D, clave en la mineralización de los huesos ya que favorece la absorción intestinal de calcio y fósforo, y aumenta su reabsorción renal.
- Consumir alimentos ricos en calcio (lácteos y vegetales verdes con hojas). La absorción de este mineral se favorece con nutrientes como la vitamina D, la lactosa y la vitamina C. En cambio, otras sustancias interfieren en el proceso, como los cereales integrales y el fósforo (abundante en carne, pescado, huevos, legumbres y refrescos de cola).
- Abandonar el hábito del tabaco y la ingesta de alcohol (reducen la densidad de los huesos).
- Someterse a pruebas de densidad ósea, si el especialista así lo indica.