España es un país de embarazos múltiples. Si bien el porcentaje parece bajo (según las estimaciones, oscila entre el 1% y 2% del total de nacimientos), está muy por encima de la media europea y, de hecho, se ha convertido en un problema y en tema de arduos debates, sobre todo entre los especialistas en fertilización asistida. Sin embargo, más allá de este aspecto, no hay que olvidar que cada caso es especial y que las parejas a quienes se anuncia que tendrán dos bebés (o más) en lugar de uno, ven alteradas todas las previsiones. Hay que prepararse de un modo especial y tener en cuenta los riesgos.
Tipos de embarazos múltiples
En general, los embarazos múltiples se clasifican en tres grupos:
- Gemelos monocigóticos: son dos bebés que se forman a partir de un mismo cigoto, es decir, de la misma célula constituida de la unión del espermatozoide con el óvulo. El cigoto se divide en dos partes idénticas y da lugar a dos criaturas que coinciden en sexo, cromosomas, grupo sanguíneo y rasgos físicos.
- Mellizos o gemelos dicigóticos: en este caso, los dos bebés se desarrollan a partir de dos cigotos diferentes, debido a que dos espermatozoides fecundan dos óvulos al mismo tiempo. Las similitudes entre ellos son las habituales entre cualquier par de hermanos (pueden ser de distinto sexo, no compartir grupo sanguíneo, etc.). Este caso es más común que el anterior.
- Trillizos, cuatrillizos, etc.: tres o más espermatozoides fecundan óvulos distintos, como ocurre con los mellizos. En la naturaleza, estos casos son muy raros, pero en las últimas décadas, su número ha aumentado mucho debido a las distintas técnicas de fertilización asistida, lo que motiva que en la actualidad se tomen medidas con el fin de reducir esas cifras.
Esfuerzos para reducir los embarazos múltiples
Hubo un momento en el que se incrementó mucho la tasa de embarazos múltiples, sobre todo de gemelares, y, según afirma el doctor Isidoro Bruna, jefe de la Unidad de Medicina de la Reproducción del Hospital Universitario Montepríncipe de Madrid, «hacia la década de 1990, en España aumentó la tasa de embarazos triples. Creamos una verdadera ‘epidemia’ de embarazos múltiples. Pero desde entonces, muchos especialistas hemos luchado para que se transfirieran menos embriones al útero de la mujer».
La ley 14/2006, conocida como Ley de Fecundación Asistida, establece que «en el caso de la fecundación in vitro y técnicas afines, solo se autoriza la transferencia de un máximo de tres preembriones en cada mujer en cada ciclo reproductivo».
En la actualidad, lo normal, según Bruna, es que se transfieran dos embriones por ciclo. En casos calificados como de buen pronóstico (de mujeres jóvenes con varios embriones de la máxima calidad morfológica), se procura transferir un solo embrión, mientras que la transferencia de tres embriones se debe reservar para casos de mal pronóstico o de mujeres que ya se han sometido a varios tratamientos sin resultados positivos.
Explica Bruna que, en el último lustro, la mayoría de los embarazos que se consiguen en España por medio de fecundación asistida son embarazos únicos. «Entre el 20% y el 22% son gemelares y los embarazos triples se han reducido de forma muy significativa: hoy en día no representan más del 1% del total», agrega.
Riesgos y prevenciones
Uno de los mayores riesgos relacionados con los embarazos múltiples es el aumento de las probabilidades de un parto prematuro, como consecuencia del menor espacio que tienen los bebés dentro del útero. Se calcula que, en promedio, los partos múltiples se registran entre las semanas 35 y 37 de la gestación (en vez de 40) y que estos niños pesan una media de 600 gramos menos de lo normal. Además, afrontan las dificultades propias de un nacimiento prematuro: riesgo de problemas como la ictericia, un insuficiente desarrollo pulmonar, infecciones, etc.
Por otro lado, pese a que el menor espacio dentro del útero ocasiona una expulsión más fácil de los bebés, el parto a menudo es más prolongado, debido a que ese espacio reducido dificulta las contracciones y, por ende, la dilatación. Otra de las cuestiones que incrementan el riesgo es la necesidad de realizar cesárea en muchos de los casos de gemelos (salvo que ambos se coloquen del modo adecuado, es decir, con la cabeza hacia abajo, lo cual no es muy común) y en casi la totalidad de los nacimientos triples, cuádruples o de más niños.
También existe la posibilidad de problemas más graves, aunque el desarrollo tecnológico de la medicina ha logrado bajar la incidencia de manera notoria. Algunos de estos posibles inconvenientes son la muerte de uno de los fetos, que puede afectar al bebé superviviente y ocasionarle algún retraso mental, una malformación digestiva o el denominado síndrome de transfusión fetal, en cuyo caso uno de los bebés recibe demasiada sangre y el resto, muy poca. A consecuencia de ello, puede perjudicarse su desarrollo y crecimiento, si bien estos problemas son cada vez menos frecuentes.
Las mujeres que experimentan un embarazo múltiple no deben tomar ninguna medida distinta a quienes esperan un solo bebé, pero sí deben extremar ciertas precauciones. En particular, deben cuidar su descanso, ya que el normal agotamiento físico del estado se intensifica. Lo mismo con la alimentación: si llevar dentro una vida exige seguir una dieta equilibrada y de calidad, más todavía si se llevan dos o tres. Es fundamental la ingesta de ácido fólico, calcio, hierro y vitaminas C y D. Es posible que el médico sugiera un complejo multivitamínico que complemente la alimentación natural.
Respecto al médico: se debe tener en cuenta que un embarazo múltiple puede exigir un mayor número de visitas al especialista, sobre todo, por la necesidad de realizar controles prenatales con más frecuencia (tanto en el primer trimestre como en los dos siguientes), para garantizar que todo está en orden para la madre y los bebés y poder actuar en consecuencia si se detecta algún inconveniente.