En un mundo cada vez más globalizado, las necesidades para garantizar que los alimentos que “viajan” sean seguros son mayores. No es extraño tener en el plato un alimento procedente de zonas lejanas, que ha tenido que trasladarse varios miles de kilómetros, como es el caso de frutas y otros vegetales. Si bien está clara la necesidad de aplicar controles de prevención de plagas en cultivos, también debe tenerse claro que el medio de transporte puede albergar huevos de mosca de la fruta oculta en la piel y otras plagas. Si no se tratan de forma adecuada, las consecuencias pueden ser graves. El artículo explica cómo hacer frente a las plagas durante el transporte y qué medidas se aplican para asegurar alimentos inocuos.
La Organización Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF) trabaja en la formulación de normas internacionales que ayudan a manipular las plantas y vegetales en el comercio internacional. Ahora acaba de actualizar dos de estas normas con el fin de aumentar la seguridad de estos productos. Y es que en los últimos años ha aumentado el número el comercio internacional de los alimentos. Este ascenso ha tenido que ir de la mano del uso de normas de seguridad e inocuidad para proteger la salud de los consumidores. A pesar de que cada país cuenta con sus propias normas y leyes de seguridad alimentaria, dos organizaciones internacionales establecen normas globales: la Comisión del Codex Alimentarius y la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Combatir plagas durante el transporte
En el caso del comercio de plantas (vegetales y frutas), la Organización Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF) asegura que, si no se tratan de forma adecuada, las consecuencias pueden ser graves. La organización afirma también que «los rendimientos de cultivos en todo el mundo se reducen entre el 20% y el 40% debido a las plagas y enfermedades vegetales». Estas plagas también se pueden introducir durante el transporte. La lista de hongos y plagas que pueden «desplazarse» de un país a otro es larga, bien a través de los alimentos como de la madera de las cajas o las juntas de los contenedores.
En algunos casos, la madera no se trata de manera específica para evitar que albergue insectos y estos se propaguen a los alimentos
Las plagas que se asocian al material de embalaje de madera han obligado a ser más exigentes en la adopción de medidas fitosanitarias en el comercio internacional. Debe tenerse en cuenta que, en algunos casos, la madera no se trata de manera específica para evitar que albergue insectos y que, a menudo, es complicado detectar con inspecciones la presencia de posibles insectos. También influye el hecho que los embalajes no se almacenan en lugares cerrados, sino en espacios abiertos que favorecen cualquier eventual propagación de una plaga.
En este campo es en el que trabaja la CIPF, que adopta normas en las que se tienen en cuenta medidas internacionales para disminuir el riesgo de introducción y dispersión de plagas. Se trata de la norma NIMF 15, de las 50 que ha aprobado en cuestión de productos vegetales y embalajes de maderas, a metodologías para las inspecciones agrícolas o procedimientos de análisis de riesgos. Esta ha sido revisada hace unos días «para ofrecer una orientación más específica sobre tratamientos aprobados para los embalajes de madera», según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Cómo debe realizarse el transporte
El movimiento internacional de frutas y verduras obliga a los responsables a tomar medidas de manipulación y control destinadas a garantizar que todos estos productos perecederos llegan con las máximas garantías en su país de origen. Desde aviones (utilizados sobre todo para frutas tropicales exósticas y hortalizas para Europa, EE.UU. y otros países que no las producen en ciertas estaciones del año), camiones (el medio más utilizado) o barcos refrigerados, los sistemas de transporte son varios, en función de la distancia que deba recorrerse.
Cualquiera que sea el medio, hay una serie de requisitos que no deben olvidarse, según el Manual para el mejoramiento del manejo poscosecha de frutas y hortalizas de la FAO:
Llevar a cabo la carga y descarga de forma controlada.
Reducir, en la medida que sea posible, el tiempo que dure el transporte.
Resguardar el alimento de posibles daños físicos, evitar golpes y movimientos bruscos.
- Evitar el sobrecalentamiento.
- Prevenir la pérdida de agua del alimento.
Temperatura, humedad y aire son los tres factores más importantes que deben mantenerse en condiciones adecuadas.
En todos los casos, debe tenerse en cuenta que se trata de productos perecederos con necesidades de conservación y almacenaje muy específicas para evitar amenazas como plagas, infecciones y enfermedades.