La Unión Europea había anunciado hace unos días nuevas medidas sobre la prohibición del uso de las aceiteras rellenables en los bares y restaurantes. La Comisión Europea decidió vetar a los restaurantes el uso de botellas rellenables con el fin de evitar fraudes y mejorar la higiene de los alimentos, una iniciativa que varios de los Estados miembros pedían desde hace tiempo. Desde el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA) español se veía con buenos ojos esta nueva legislación ya que se favorece una transparencia en el uso del aceite. Sin embargo, la polémica suscitada ha sido tal que la Comisión Europea ha anunciado la retirada de esta medida. El artículo explica en qué consistía la propuesta, cuyo objetivo era garantizar la calidad del aceite, y qué opina el consumidor.
Es habitual en los bares y restaurantes el uso de aceiteras rellenables con el fin de ahorrar en envases. Se rellenan las botellas con aceite una vez vacías y así sucesivamente hasta que es preciso cambiar de nuevo la botella porque se desgasta. Quince de los Estados miembros de la Unión Europea pidieron a la Comisión la prohibición de tales prácticas, entre ellos España, Italia, Grecia y Portugal, los cuatro principales países productores de aceite de oliva de la UE y del mundo. Bajo la premisa de garantizar la calidad en un alimento tan preciado como es el aceite de oliva, los expertos aseguran que es una medida a favor del consumidor.
La idea era que a partir del día 1 de enero de 2014 los restaurantes ya no dispusieran de envases rellenables en sus mesas para el aceite de oliva. Pero, hasta le fecha, la iniciativa ha quedado parada. El Comisario europeo de Agricultura informa que se está estudiando una nueva propuesta acerca del uso de las aceiteras rellenables y que se debe debatir a fondo con los sectores más afectados como son la hostelería, restauración y, por supuesto, el consumidor. Si bien algunos Estados apoyan la iniciativa, son muchos los que no lo hacen y apuntan sobre todo a los consumidores como principales detractores ya que, en la mayoría de los casos, esta normativa supondría un incremento del precio final de las comidas.
Garantizar la calidad del aceite
La votación de la nueva normativa no obtuvo el respaldo necesario para que fuera aprobada, por tanto, de momento, el proceso ha quedado parado. Desde la Comisión informan que se hacen los trámites necesarios entre todas las partes implicadas para poder dar un nuevo veredicto que contente a todos. El objetivo de la norma era garantizar la calidad del aceite y evitar fraudes, ya que es habitual mezclar diferentes tipos de aceites y servirlos como aceite de oliva. Los responsables de bares y restaurantes deberían aplicar además nuevas reglas sobre el etiquetado, en concreto se debería señalar la categoría del aceite de oliva y su origen para los rangos de aceite virgen y virgen extra.
La prohibición de aceiteras rellenables pretende garantizar la calidad y autenticidad del aceite que se sirve
En realidad, es una medida para garantizar la calidad de lo que nos sirven, así como su autenticidad. El consumidor sabrá la procedencia del aceite, la categoría y la certeza de que no se ha rellenado con otro tipo de aceite. Sin embargo, los propietarios de bares y restaurantes ya indican que esta medida supone un incremento económico para ellos, con lo que pueden verse obligados a aumentar el precio final de los platos, ya sean bocadillos, tostadas o ensaladas, por ejemplo. Los defensores de la norma, como Portugal, explican que en su país se introdujeron medidas similares en 2005 y el resultado aún es, a día de hoy, muy positivo.
Los expertos apuntan que el uso de botellas no rellenables de aceite supone un precio muy bajo en comparación con el aceite que contienen y no tiene por qué suponer un incremento excesivo para los empresarios del sector. Además, puntualizan que esta nueva iniciativa tampoco plantea problemas medioambientales ya que la mayoría de botellas son de vidrio, fáciles de reciclar. En definitiva, una normativa que no plantea contraindicaciones y que garantiza una calidad única para un alimento único como es el aceite de oliva.
¿Qué opina el consumidor?
Los países del norte son los que se oponen a la normativa. Consideran que no se ven afectados por ella ya que no es tan habitual el consumo de aceite de oliva ni son países productores. En cambio, los países del sur están a favor de la prohibición de las aceituneras rellenables. Pero, ¿qué opina el consumidor? Al fin y al cabo, de ellos dependen. El comisario europeo, representante de los intereses de los ciudadanos y consumidores de la UE, reconoció un error en el procedimiento: no haber escuchado al consumidor, principal detractor de la normativa por la posibilidad de un aumento de precio de los alimentos. La polémica está más que servida.
No es tarea fácil llegar a un consenso. Ahora la Comisión Europea deberá consultar con la Organización Mundial del Comercio (OMC) sobre la polémica y, en un plazo de 60 días, dar su opinión. Después, se deberá presentar una nueva propuesta sobre el aceite identificado en restauración y volver a someterlo a votación. Por ahora, el proceso está parado y no existe prohibición alguna del uso de aceituneras rellenabes.
Para sustituir las botellas rellenables se proponen las monodosis, que ya se sirven en establecimientos de comida rápida o botellas no rellenables y desechables ya que el aceite servido en envase de vidrio o plástico duro es más atractivo para el consumidor. En cualquier caso, las botellas no podrán ser rellenadas a posteriori. De esta manera, insisten los expertos, se podrá controlar la autenticidad del aceite que se sirve en cada establecimiento. El sector hostelero no está a favor de dicha normativa, como tampoco las pequeñas cooperativas del sector del aceite ya que representa un gasto extra.
La Federación de Cooperativas Agroalimentarias se ha mostrado también a favor anteponiendo la calidad del aceite como razón principal. En cuanto a la repercusión económica del consumidor, los expertos indican que no debe suponer ningún incremento pero será necesario esperar a ver qué pasa. En cualquier caso, puede que el consumidor opte para no añadir tanto aceite en sus comidas si estas se ven encarecidas.