Tres investigadoras del Centro Rudd para la Política Alimentaria y la Obesidad (Universidad de Yale) publicaron en noviembre de 2013 una investigación con un título contundente: ‘¿El azúcar como parte de un desayuno equilibrado? ¿Qué enseñan a los niños los anuncios de cereales sobre la alimentación saludable?’. El estudio, que aparece en la revista Journal of Health Communication y que firman las doctoras Megan E. Lodolce, Jennifer L. Harris y Marlene B. Schwartz, ha analizado el contenido de los anuncios de cereales de desayuno que aparecen en televisión. Sus resultados se suman a las evidencias que apuntan que marketing de alimentos insanos no debería dirigirse al público infantil, si queremos disminuir el riesgo de que los menores de edad padezcan en su edad adulta enfermedades relacionadas con la alimentación.
Objetivo adulto: mirar con lupa los anuncios dirigidos a los niños
En la investigación de Yale se evaluaron todos los anuncios de cereales aparecidos en Estados Unidos durante un año y se calculó cuántos de dichos anuncios veían a diario tanto adultos como niños. Pero también se valoró (por primera vez, según las autoras) el tipo de mensajes utilizados para promocionar los citados cereales. Como se indica más adelante, tiene sentido que la población española tenga en cuenta estudios como este ya que, aunque los datos no han sido tomados en nuestro entorno, nuestro consumo de cereales de desayuno es similar, como también lo es su aparición en televisión.
En el estudio se observó que los niños vieron una media de 1,7 anuncios de cereales de desayuno por día. De ellos, el 87% de promocionó cereales «ricos en azúcar». Los adultos vieron la mitad de anuncios que los niños, y los cereales anunciados eran la mitad «ricos en azúcar» y la otra mitad «con poco azúcar». Lo más novedoso de su investigación es que los anuncios dirigidos a niños transmitían en gran medida mensajes «contradictorios e irreales» sobre la relación entre el consumo de dichos cereales y una alimentación saludable. Por ejemplo, el 91% de los anuncios dirigidos a niños atribuían, en palabras de las investigadoras, «poderes extraordinarios a estos productos». El 67% los asoció a comportamientos alimenticios tanto saludables como insalubres, por eso afirman que transmiten mensajes contradictorios.
Conclusión del estudio: confusión acerca de la alimentación saludable
La conclusión del estudio es obvia: la publicidad de cereales de desayuno es «confusa y potencialmente engañosa», algo importante, dada la especial vulnerabilidad de los menores de edad a la influencia de los anuncios. Las autoras consideran que los mensajes falaces, combinados con «técnicas creativas» que se usan para promocionar estos productos, pueden perjudicar la comprensión de los menores sobre en qué consiste una alimentación saludable. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que esta clase de publicidad influye en las preferencias alimenticias y en las pautas de consumo de la población infantil, y es por ello que en 2010 emitió la siguiente recomendación: «los entornos en los que hay niños deben estar libres de toda forma de promoción de alimentos ricos en grasas saturadas, ácidos grasos de tipo trans, azúcares libres o sal». El doctor Miguel Ángel Royo-Bordonada (Asociación Madrileña de Salud Pública) ha emitido una opinión similar en la edición de noviembre-diciembre de 2013 de la revista Gaceta Sanitaria.
Es importante reseñar que, si bien el estudio está centrado en Estados Unidos, eso no significa que sus resultados no se puedan extrapolar a España. Por una parte, como se indicó en este artículo publicado en EROSKI CONSUMER, existen pruebas de que en nuestro país la mayoría de anuncios de alimentos y bebidas presentan un perfil nutricional poco saludable. De hecho, una investigación llevada a cabo por miembros de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III (Madrid) y publicada en julio de 2013 concluyó que más de la mitad de los anuncios que aparecen en la televisión de España son de alimentos poco saludables, pero que la proporción se eleva a más de dos tercios en el horario de protección especial para los niños. Por otra parte, la ingesta de cereales de desayuno en Estados Unidos no es muy distinta a la que se observa en España. Cada americano consume una media de 5 kilos de cereales de desayuno cada año, una cantidad muy similar a la que tomamos los españoles.
El elevado contenido en azúcar y sal de la mayoría de cereales de desayuno es incompatible con la recomendación de consumirlos varias veces al día, como se detalló en esta guía de compra. Un desayuno saludable no precisa en absoluto la incorporación de esta clase de cereales, por más que en su envoltorio leamos con frecuencia el reclamo “desayuno completo”. Un pan integral (mejor si es “sin sal”) no tiene nada que envidiar a estos cereales, ni tampoco una fruta fresca de temporada, un puñado de frutos secos o una ración de muesli (que no conviene confundir con los típicos cereales de desayuno azucarados).