Un correcto mantenimiento del sistema de tuberías evita, en gran parte, que se produzcan averías en la red. Una deficiencia en los tubos origina fugas en las juntas y uniones entre dos piezas. Otras veces, los problemas se localizan en el sifón, que se obstruye debido a la acumulación de suciedad y provoca malos olores.
Partes accesibles
Un mantenimiento adecuado de la red de agua doméstica exige que todas las partes sean accesibles. El Real Decreto 861/2003, de 4 de julio, regula la conservación de las instalaciones interiores de agua caliente sanitaria y agua fría de consumo humano. En este sentido, atribuye a «personal suficientemente cualificado» la realización de las labores de mantenimiento, limpieza y desinfección, aunque ofrece una información muy útil para constatar que las operaciones indicadas se llevan a cabo de manera correcta.
Los grifos que no se utilicen deben abrirse al menos una vez por semana y dejar correr el agua unos minutos
En el caso del agua caliente, las partes que se deben revisar son: los depósitos acumuladores, grifos y duchas. Estos deben permaneces siempre limpios y activos, por lo que es aconsejable abrir al menos una vez por semana los grifos que no se utilizan y dejar correr el agua unos minutos.
La revisión de la red de agua fría y su limpieza también afecta a los grifos y las duchas. Además en este caso, siempre que sea posible, hay que comprobar los niveles de cloro. El mínimo es 0,2 mg/l.
Limpieza y desinfección
Una revisión general implica comprobar el estado de conservación y limpieza de toda la red para garantizar que el agua cumple los parámetros de calidad exigidos. Si las tuberías están sucias, con incrustaciones o sedimentos, es necesario limpiarlas. Esta tarea debe realizarse, como mínimo, una vez al año: cuando se ponga en marcha la instalación por primera vez, tras una parada superior a un mes, después de una reparación o modificación estructural, cuando lo aconseje una revisión general y cuando lo determine la autoridad sanitaria.
La limpieza consiste, básicamente, en sanear las paredes de los depósitos con productos específicos y aclarar con agua limpia. Mientras se realiza esta operación, se puede aprovechar para reparar las piezas averiadas o sustituirlas si no se encuentran en buen estado. Para ello, las tuberías deben estar a la vista, alojadas en huecos registrables o disponer de arquetas o registros.
Además de comprobar el buen estado de los tubos, los grifos y las duchas, el mantenimiento de la red exige asegurarse de que:
- La llave de paso situada en el interior de la vivienda se encuentra en un lugar accesible para su manipulación.
- La presión del agua está controlada mediante válvulas limitadoras que impiden superar un valor máximo.
- La conexión de agua está cerrada en aquellas instalaciones que permanezcan fuera de servicio durante un periodo prolongado.