Comisiones cada vez más gravosas, explicaciones poco claras… Las quejas contra las prácticas de los bancos son numerosas. Pero, aunque cambiarse de entidad es sencillo, a pesar de las reclamaciones se hace menos de lo que podría pensarse. Numerosos clientes aguantan condiciones desfavorables o un trato inapropiado por pereza a cambiar, por amistad con los empleados del “banco de siempre” o por miedo a que el traslado sea después peor. Pero como se sugiere en este artículo, variar de banco no es tan difícil, y si no está contento con el servicio que presta, es imprescindible hacerlo, y cuanto antes, mejor. Eso sí, en las siguientes líneas se indica también que conviene informarse bien de las ventajas reales de la nueva entidad y negociar lo máximo posible para obtener un beneficio real con el cambio.
Siete pautas para cambiar de banco
Aunque en España no es lo más común, poco a poco la mentalidad va cambiando y, cuando un cliente no está contento o encuentra ofertas mejores, empieza a tomar la decisión de trasladarse a otro banco. La competencia es cada vez mayor, hay más información y conocimiento financiero entre los ciudadanos y, además, la banca on line ha crecido de manera espectacular. El mercado es ahora más abierto, hay mucho más donde elegir. Pero hay que saber qué escoger y cómo hacer un cambio de entidad, por lo que conviene tener en cuenta una serie de consejos para que resulte en realidad ventajoso y no dé problemas:
1. Huir de las ofertas gancho.
No se cobran comisiones, las cuentas tienen una rentabilidad que supera a la media, se brindan regalos de última tecnología… Son los «cebos» más utilizados para captar nuevos clientes. Pero, a pesar de estas ofertas atractivas, antes de variar de banco hay que tomarse tiempo, analizar las ofertas y preguntar todas las dudas y detalles a las posibles entidades receptoras de nuestro dinero, como cuáles serán las comisiones y los intereses. Además, siempre hay que leer bien el contrato y el folleto de tarifas, y hacer la comparación.
Por supuesto, aunque conviene estudiar a fondo la oferta bancaria, hay que buscar una entidad solvente para evitarse problemas futuros.
2. Comprobar que el cambio de entidad se puede hacer.
Hay que tener muy en cuenta no haber firmado una obligación de permananecia con el banco. Si se tiene una vinculación importante con la entidad, como una hipoteca, también hay que sopesar si compensa mantenerla en un banco y trasladar la nómina y los recibos a otro diferente.
3. Tener en cuenta la comodidad.
Cuando se cambia de entidad no solo hay que fijarse en la rentabilidad y la exención de comisiones. Es fundamental que llegar a la sucursal sea fácil y cómodo, que tenga una buena red de cajeros automáticos y que los haya cerca de casa o del lugar de trabajo. Y hay que pensar, también, en qué servicios de banca on line tiene la nueva entidad, ya que poder operar desde el ordenador facilita la vida del cliente de manera considerable.
4. Negociar al abrir la cuenta.
El traslado de una cuenta a otra entidad financiera no supone ningún coste y es una operación bastante sencilla. Es suficiente dirigirse al nuevo banco para abrir la cuenta y la nueva entidad suele realizar los trámites y comunicar la decisión a la antigua.
En este momento, ya que se trasladarán los ahorros y los futuros ingresos al banco, hay que negociar para tratar de sacar las mejores condiciones (tarjetas gratuitas de manera indefinida, transferencias sin coste, etc.) y obtener más rentabilidad a nuestro capital.
5. No olvidar comunicar el cambio de entidad.
Primero, a la empresa, para que ingresen en el nuevo banco la nómina. Después, hay que avisar del cambio a las compañías de la luz, agua, teléfono… A veces estas gestiones se puedan hacer por teléfono, y también la mayoría de entidades se presta a hacerlo sin cobrar nada. Solo hay que llevarles o enviarles un ejemplar de cada factura que se domiciliará.
Además, conviene no cerrar la cuenta antigua de inmediato, sino mantenerla con algo de saldo por si llega algún recibo olvidado.
6. Anular las tarjetas antiguas.
Este trámite no se puede delegar y hay que ir de manera presencial al anterior banco y cancelar todos los gastos pendientes de las tarjetas de débito y crédito. No se puede olvidar pedir el reembolso de la parte proporcional de la cuota anual de las tarjetas.
Además, para no quedarse sin tarjetas unos días, antes de anular las antiguas hay que comprobar que se tienen ya activas las nuevas.
7. Cancelar la cuenta anterior.
Cuando se cambia de entidad, no basta con dejar la cuenta del banco antiguo sin saldo: hay que anularla por completo y pedir que entreguen algún documento que lo acredite. En caso contrario, llegaría a estar en números rojos, ya que en casi todas las entidades cargan las comisiones de mantenimiento, más la comisión de reclamación de posiciones deudoras y los intereses correspondientes por el descubierto. Por ello, si hay que pagar algo por cancelarla, mejor hacerlo y olvidarse de posteriores problemas.