Los pequeños ahorradores que hayan entrado en Bolsa durante los últimos tres años han concentrado unas excelentes plusvalías a sus inversiones, que han podido rebasar el 50% en función de sus elecciones, y como consecuencia de las importantes revalorizaciones en los mercados de renta variable. Ahora que se está gestando el primer signo correctivo de relevancia en todos los índices bursátiles internacionales, es el momento oportuno de saber qué hacer con las ganancias. ¿Es conveniente seguir comprado o lo más prudente es vender las acciones para disfrutar de la rentabilidad generada? Como se indica en este artículo, tanto si se es un ahorrador conservador como uno más arriesgado, hay que decidir qué estrategia emplear y canalizarla de la mejor forma.
Pautas del inversor
Los pasos que pueden seguir los ahorradores para sus inversiones en renta variable, y suponiendo que si han entrado en Bolsa en los últimos dos o tres años estarán en situación positiva, son muy sencillos siempre que tengan las cosas claras. Pasan por las siguientes estrategias bursátiles:
Vender todas las acciones y hacer caja en los próximos días con su inversión, para de esta forma disponer de unos importantes beneficios que engrosarán su cuenta corriente y que servirían para afrontar los siguientes gastos.
Los inversores más agresivos, y si la evolución de la Bolsa retoma el sendero alcista en las próximas semanas, podrán acumular nuevas compras dentro de la misma compañía para generar más plusvalías, o a través de otros valores para diversificar su inversión por medio de una potente cartera. Todo ello aprovechándose de las cotizaciones más bajas que dejen los recortes.
Pueden rotar sus acciones y trasvasarlas a otras empresas que coticen en los parqués bursátiles -y que tengan mejores perspectivas para revalorizarse-, como fórmula para potenciar aún más sus ganancias.
Quizás sea el momento de finiquitar sus posiciones y dirigirlas a otro tipo de inversiones menos arriesgadas, con lo que puedan seguir rentabilizando sus ahorros. Esta estrategia puede materializarse a través de fondos mixtos o de renta fija, que ofrezcan las mejores garantías y con el apoyo de una buena gestora.
Si a pesar de todo los ahorradores quieren seguir apurando sus ganancias, puede ser tiempo de vender sus acciones en algún rebote cercano que experimente la Bolsa en las próximas semanas, fijadas a un buen precio de salida de los mercados.
Si se está posicionado en un valor estable y con perspectivas de crecimiento, puede que lo óptimo sea, a pesar de que pueda perder valor a corto plazo, dejarlas para un par de años más con el fin de tratar de ampliar las ganancias, sin importarles las correcciones en los próximos meses.
Pueden optar también por realizar ventas parciales para tratar de que afloren en su cuenta corriente los números positivos acumulados durante tantos meses. Con ese dinero se podrá pagar un pequeño o gran capricho, en función de las plusvalías obtenidas.
Si aún no se está presente en los mercados de variable, no es el mejor momento para entrar. Puede que sea demasiado tarde, con los precios de las acciones muy altos, y en cualquier situación puede detenerse la espiral alcista de las cotizaciones.
También los pequeños y medianos inversores tienen una solución mixta para afrontar estos casos, que no es vender todo ni mantener todas sus posiciones como hasta ahora. Una vez que su cartera de valores está con amplias ganancias, consiste en vender el 50% del paquete accionarial, con sus correspondientes plusvalías, y quedarse con la otra mitad para comprobar si pueden seguir obteniendo beneficios con esta operación realizada ya hace algunos meses o años.
A través de esta estrategia bursátil, se conseguirá, por un lado, proteger la cartera de valores a través de las operaciones de venta y, por otro, mantenerse invertido ante futuras revalorizaciones de los mercados bursátiles y ampliar aún más su patrimonio.
La proporción de 50% para cada uno de los movimientos puede variarse en función del perfil del inversor. De esta manera, si es conservador, puede vender el 60% o 70% de sus acciones, mientras que si es más optimista, solo lo podrá formalizar con un 20% o 30% de su inversión, logrando un cierto equilibrio en la renta variable.