El aumento en las cifras de obesidad infantil en nuestro país, que genera una gran preocupación en los responsables sanitarios, hace que cada vez se hable más de este problema en consultas sanitarias, medios de comunicación y, también, a pie de calle. Esto provoca que una de las preguntas más formuladas por los padres sea cómo saber cuándo un niño presenta exceso de peso. En el presente artículo se responde a esta cuestión y se incluyen unas pocas consideraciones relacionadas con el tratamiento del exceso de peso en la infancia.
¿Cómo calcular si existe sobrepeso u obesidad?
En el año 2009, por iniciativa del Ministerio de Sanidad y Política Social, se publicó la ‘Guía de Práctica Clínica de prevención y tratamiento de la obesidad infanto-juvenil‘. El documento, coordinado por el prestigioso Centro Cochrane Iberoamericano, contó con la participación de profesionales de diversas especialidades (pediatría, nutrición, psiquiatría, etc.) y abordó tanto la prevención y el tratamiento del exceso de peso en niños de 0 a 18 años, como el diagnóstico del sobrepeso o la obesidad en estas edades. Es una guía que no solo se dirige a profesionales sanitarios, sino también a la población general, las familias y los educadores.
En esta guía se propone calcular, en primer lugar, el Índice de Masa Corporal (IMC) del menor. Para ello, basta con dividir los kilos que pesa el pequeño entre su altura, expresada en metros y elevada al cuadrado (es decir, multiplicada por sí misma).
- A modo de ejemplo, una niña de ocho años que pesara 34 kilos y midiera 1,3 metros tendría un IMC de 20,1 kg/m2 (34 kg / [1,3 m x 1,3 m]).
Una vez se haya calculado el IMC del menor, se acude a la página 114 (en el caso de los niños) y 115 (en el caso de las niñas) de la citada guía, que recoge las tablas de la Fundación Faustino Orbegozo, que se comentan más adelante.
Se considera que el menor tiene sobrepeso, si su IMC se sitúa entre los percentiles 90 y 97 en relación a su edad y sexo. La obesidad, por su parte, se diagnostica cuando el pequeño supere el percentil 97, también para la correspondiente edad y sexo. En el ejemplo anterior (niña de ocho años con un IMC de 20,1 kg/m2), se estaría ante un caso de sobrepeso infantil, dado que supera el percentil 90, pero no de obesidad, porque está por debajo del percentil 97.
El diagnóstico del exceso de peso a partir del IMC no está exento de discusión y los profesionales sanitarios son conscientes de que no es una herramienta perfecta. En cualquier caso, desde un punto de vista pragmático, resulta un punto de partida útil, tal y como indicó en octubre de 2014 NHS Choices, el mayor portal de salud de Reino Unido.
En menores de dos años es mejor fijarse en los padres
Es preciso realizar un matiz a los cálculos antes detallados: en menores de dos años, el peso de los padres predice la futura obesidad del niño de manera más precisa que el peso del pequeño. Es un dato que aparece en un riguroso consenso científico relacionado con la obesidad infantil, publicado en diciembre de 2007 en Pediatrics y refrendado por 12 sociedades científicas de referencia. En él se lee que, aunque un menor de dos años no tenga exceso de peso, se enfrentará a un alto riesgo de desarrollar obesidad en el futuro, si sus dos progenitores tienen obesidad. Así pues, una de las claves de la prevención de la obesidad infantil es prevenir la obesidad de los padres.
¿Por qué retroceder hasta 1988?
Pese a que en la elaboración de la guía no se llegó a un acuerdo unánime sobre qué patrón se debía considerar como válido, ante la necesidad de ofrecer a los profesionales sanitarios implicados en la obesidad infantil una herramienta de referencia, se propuso utilizar las tablas de la Fundación Faustino Orbegozo, publicadas en 1988. Aunque 1988 pueda parecer un año demasiado lejano, esta fecha es la que hace de las tablas una herramienta útil porque, según aparece en la guía, dichas tablas se elaboraron «antes del inicio del incremento de sobrepeso y obesidad [en España], por lo que son más directamente aplicables que las de otros países».
Así, usar tablas más recientes distorsionaría la realidad, debido al alto número de niños con exceso de peso que hay en nuestro país. Este mismo enfoque se lee en documentos similares, como el titulado ‘¿Qué gráficas utilizar para el diagnóstico de sobrepeso y obesidad en la práctica clínica?‘, de la Asociación madrileña de Pediatría de Atención Primaria, en el que se indica que las nuevas tablas «normalizan el sobrepeso y la obesidad».
Tratamiento: toda la familia debe implicarse
Los adultos a cargo de un niño con sobrepeso u obesidad deben acudir al pediatra, que valorará, entre otros aspectos, si es necesario derivar al menor y a sus padres a un dietista-nutricionista o es preciso un abordaje multidisciplinar mediante programas específicos. En todos los casos, la familia debería estar implicada, tal y como mostraron Quattrin y sus colaboradores en octubre de 2012 (Pediatrics).