En el ámbito científico, cada vez hay más preocupación por el efecto que ejercen las “calorías líquidas” en nuestro peso corporal. No es lo mismo, por ejemplo, comer fruta fresca entera, que tomarla en forma de zumo. De hecho, existe un claro consenso internacional que desaconseja las bebidas azucaradas por su relación con el riesgo de padecer obesidad y otras patologías. En todo caso, entre las “calorías líquidas” que solemos consumir, destacan las provenientes de bebidas alcohólicas. El presente artículo aborda algunas cuestiones relacionadas con las calorías que aportan estas bebidas.
Alcohol y salud
Las calorías que aportan las bebidas alcohólicas no es lo que más preocupa a las autoridades sanitarias. Lo que preocupa está a la vista: el contenido de alcohol. La relación de estas bebidas con la pérdida de salud es atribuible, sin lugar a dudas, al efecto que ejerce en nuestro organismo el alcohol que contienen. La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su ‘Informe mundial de situación sobre alcohol y salud‘, detalla que el alcohol causa más de 200 enfermedades y que «un consumo tan bajo como una bebida diaria causa un aumento significativo del riesgo de algunos tipos de cáncer».
¿Cuántas calorías tomamos a partir de las bebidas alcohólicas?
Aunque el alcohol es lo más preocupante de las bebidas alcohólicas, las calorías que aportan estas bebidas se suman a las que ya ingerimos, por lo que disminuir su ingesta puede resultar de ayuda si queremos mejorar no solo nuestra salud a largo plazo, sino también nuestro riesgo de obesidad. Según un informe de la Fundación Española de la Nutición, el 4,9% de las calorías que se ingieren a diario en nuestro país proceden del alcohol. Es una cifra considerable, sobre todo si se compara con la energía que tomamos a partir de las legumbres (1,4%).
Calorías en bebidas alcohólicas
Una copa de vermut tiene el doble de calorías que una manzana
A continuación se detalla, de modo aproximado, cuántas calorías aportan distintas bebidas alcohólicas, según datos tomados de la tabla de composición de alimentos del CESNID y otras tablas de composición de alimentos. Son datos orientativos, ya que la energía que nos aporta una bebida puede variar no solo según la cantidad que tomemos sino, también, en función de la marca comercial, entre otros factores. Sea como fuere, los datos sirven para hacernos una idea de que su consumo habitual puede suponer añadir una cantidad de energía nada desdeñable a la que ya tomamos de forma habitual.
- Anís seco (una copa -50 ml-): 133 Kcal.
- Cava o champán (una copa -100 ml-): 71 Kcal.
- Cerveza rubia (botella individual de 320 ml, «mediana»): 105 Kcal.
- Cerveza oscura (botella individual de 320 ml, «mediana»): 213 Kcal.
- Cóctel (una copa -100 ml-): 139 Kcal.
- Coñac (una copa -50 ml-): 117 Kcal.
- Ginebra (una copa -50 ml-): 111 Kcal.
- Licores (un «chupito» -40 ml-): 90 Kcal.
- Moscatel (una copa -50 ml-): 63 Kcal.
- Pastís (un «chupito» -40 ml-): 106 Kcal.
- Ron (una copa -50 ml-): 117 Kcal.
- Sangría (un vaso -150 ml-): 107 Kcal.
- Sidra (un vaso -135 ml-): 49 Kcal.
- Tequila (un «chupito» -40 ml-): 106 Kcal.
- Vermut (una copa -100 ml-): 139 Kcal.
- Vino blanco (una copa -100 ml-): 70 Kcal.
- Vino tinto (una copa -100 ml-): 63 Kcal.
- Vodka (una copa -50 ml-): 117 Kcal.
- Whisky (una copa -50 ml-): 119 Kcal.
Conviene comparar estas calorías con la ingesta media de energía en la población española, que asciende a unas 2.000 Kcal en mujeres y a unas 2500 Kcal, en hombres. Así, vemos que un botellín de cerveza negra cubre casi el 10% de la ingesta calórica de hombres y mujeres.
Ya que antes se han mencionado las legumbres, puede resultar revelador saber que un plato de lentejas hervidas (215 gramos) aporta unas 187 Kcal, solo 47 Kcal más de lo que contienen dos copas de vino blanco. Si bien es cierto que la energía no es siempre determinante para dilucidar lo saludable que es un alimento (los frutos secos contienen mucha energía, pero son muy saludables), cada vez existen más pruebas de que las calorías líquidas son menos saciantes y que ello se relaciona con el riesgo de obesidad. Uno de los factores que influye en la saciedad es el tiempo de masticación que requieren los alimentos que consumimos, que en el caso de las bebidas es nulo. No cabe duda de que tardaremos más en comernos una manzana que una copa de vermut. Es un ejemplo paradigmático, porque las calorías del vermut (139 Kcal) no solo «entran» más rápido, sino que duplican a las contenidas en una manzana (68 Kcal).
Alcohol y exceso de peso
El consenso español de prevención y tratamiento de la obesidad detalló que el alcohol presenta una considerable densidad energética y que su consumo se ha asociado al aumento de la sensación de hambre y a un menor control del mecanismo de la saciedad. Este consenso, aunque no halló pruebas claras que relacionen el consumo de alcohol con la obesidad, sí señaló que «limitar el consumo alto de etanol podría prevenir la ganancia de peso debida a este factor». Vale la pena, en cualquier caso, concluir con unas declaraciones del profesor Jordi Salas-Salvadó quien, en una entrevista concedida a EROSKI CONSUMER, indicó que la rebaja de calorías necesaria para reducir el peso corporal debe partir de la disminución de alimentos como cárnicos, lácteos enteros o azúcares, pero también de bebidas alcohólicas.