Retratar a los niños en una fotografía no es lo mismo que obtener imágenes de los adultos: no paran de moverse, hacen muecas, se cansan. En este artículo se explican dos reglas de oro para obtener irrepetibles imágenes de los niños y cinco trucos infalibles para que las fotos salgan bien. Se proporcionan también algunas ideas originales para capturar los mejores momentos de los hijos.
Fotografías de niños: ¿cómo lograr que salgan bien?
Una composición acertada, la luz adecuada, nitidez, un buen encuadre. Las características que distinguen una buena fotografía son difíciles de conseguir cuando se trata de capturar la imagen de un niño. Y es que suele ser complicado mantener a un pequeño quieto en un sitio determinado o que adopte la sonrisa que se desea para cada ocasión.
Las fotografías de los niños deben transmitir sensaciones
A pesar de todo, las fotografías infantiles poseen siempre esa magia y ternura que solo saben proporcionar los niños. Por este motivo, a la hora de retratarlos, a veces hay que dejar un poco de lado (pero sin olvidar) las reglas básicas de fotografía. Una buena instantánea de un pequeño es sobre todo la que es capaz de transmitir sensaciones y hacer revivir sus momentos más inolvidables.
Fotografías de niños: dos reglas de oro
Buscar la naturalidad. La artificialidad y la falta de espontaneidad en una fotografía infantil resulta chocante en la mayoría de los casos. Para que esto no ocurra, el mejor consejo es mantener la naturalidad en las instantáneas e intentar captar las mejores imágenes, sin necesidad de obligar a los menores a mantenerse quietos o a colocarse de una determinada forma. Al dejarlos actuar, nos regalarán por sí mismos fotos irrepetibles. «La idea es fotografiar a los niños como son, no como nosotros pretendemos que sean», apunta Carol Yepes, madre y fotógrafa reconocida en la blogosfera por sus magníficas instantáneas infantiles.
Elegir los momentos para fotografiar al niño. Retratar a un pequeño cuando tiene sueño, está enfadado, o no desea que en ese instante lo hagan, suele ofrecer resultados poco satisfactorios. Para lograr buenas fotos, es conveniente sacar la cámara en los momentos distendidos, en los que ellos, aunque no colaboren, tampoco entorpezcan la labor del que hace la instantánea. La fotógrafa profesional Tamara Lackey aconseja en su libro ‘El arte de fotografiar a los niños’ (The art of children’s portrait photography, Amherst Media, 2009) retirar la cámara durante un rato y dejar a los pequeños que se relajen. «Es necesario ser paciente con ellos y esperar hasta que estén más receptivos», advierte.
Fotografiar a niños y bebés: cinco trucos infalibles
Convertirse en uno de ellos. Para conseguir la espontaneidad ansiada en las imágenes infantiles, es importante que el niño no se sienta fotografiado.
Para conseguirlo, el fotógrafo (sin soltar su cámara) puede participar en la actividad que realice como uno más y disparar cuando lo crea conveniente. «Jugar con ellos, charlar y colocarse a su alrededor» son algunas de las recomendaciones de Lackey, que propone otro truco infalible: «Iniciar con el pequeño una conversación que le fascine e intentar disparar continuadamente sin interrumpir la charla».
Ponerse a su altura. Tirarse al suelo, agacharse, tumbarse, etc. todo lo que haga falta para situarse al mismo nivel que el rostro del niño y que la cámara enfoque a sus ojos. Esta no es una regla inamovible. También se pueden obtener preciosas fotografías desde perspectivas insospechadas.
Atención a los fondos. Aunque el protagonista de la imagen sea el pequeño, un fondo inadecuado puede desmerecer una buena captura. No consiste en colocarle en el fondo más apropiado, sino de fijarse antes de disparar si este es favorable. Un ángulo diferente y el zoom para obtener planos más cercanos son otras buenas ayudas para centrar la atención en la cara del niño.
Cuantas más fotos, mejor. La tecnología digital permite disparar la cámara sin parar, sin miedo de agotar el carrete. Cuando se retrata a los pequeños, es aconsejable no olvidarse de la gran capacidad de las cámaras digitales y sacar tantas instantáneas como sea posible: se ampliarán así las posibilidades de obtener la imagen perfecta. Después, siempre habrá tiempo de borrar las que no sirvan.
Buscar un ayudante. El clásico «mira al pajarito» funciona. Para conseguir buenos retratos frontales, una buena idea es que otra persona se coloque detrás del fotógrafo para captar la atención de los niños con algo que les entusiasme. Así mirarán al frente y se les arrancará más de una bonita sonrisa.
Ideas originales para fotografiar a los niños¡Mira cómo crece! Sacar cada año (o cada mes durante el primer año) una fotografía del niño, en la misma fecha y en el mismo lugar, creará una bonita secuencia para admirar cómo cambia y crece el pequeño con el paso del tiempo.
No perderse los momentos clave. Los cumpleaños infantiles, la caída del primer diente, el primer día en la escuela, sus primeros pasos, etc. Una imagen ayudará a retener en la memoria los instantes más significativos en la vida de un hijo.
Atención a los detalles. Sus pequeñas manos o piececitos, un primer plano de sus ojos o incluso su primera herida con una tirita son algunos de los detalles que se pueden fotografiar para crear originales instantáneas.
Complementar la foto. Un buen ramillete de globos, unas divertidas pompas de jabón, una cariñosa mascota o un bonito peluche son recursos que se pueden utilizar para conseguir capturas divertidas y diferentes de los más pequeños.