La limpieza de las ventanas es una actividad que a menudo requiere un trabajo minucioso, sobre todo cuando se trata de eliminar la suciedad del lado exterior de las persianas o de que no queden manchas ni pelusas en el cristal. Este artículo brinda pautas para hacer más sencilla la limpieza de las ventanas y explica las distintas alternativas acerca de los líquidos y herramientas para ello, además de los métodos para quitar la suciedad de marcos y persianas.
El tamaño de las ventanas es un elemento valioso en los hogares: cuanto más grandes son, mayor es la cantidad de luz natural que reciben en el interior. Esto favorece la decoración de los espacios y el buen estado de ánimo de las personas que viven en la casa. La parte negativa es la limpieza, tarea que resulta bastante engorrosa, no solo debido a las dimensiones de las ventanas, sino también a ciertas dificultades, como que queden manchas en los cristales o la incomodidad de limpiar la parte exterior de las persianas. Pero estas cuestiones tienen pueden ser un poco más sencillas, si se siguen ciertos consejos como los que se explican a continuación.
Herramientas para limpiar las ventanas
Si se usa papel para limpiar los cristales, es preferible el de periódico antes que los de cocina o pañuelos
Hay varias maneras y herramientas para limpiar los cristales. Los instrumentos más apropiados para hacerlo son las escobillas y secadores similares a los que utilizan los cristaleros profesionales, y que se pueden adquirir en el mercado por no mucho dinero.
Si no, también se puede limpiar con paños o papel, aunque de esta manera es más que probable que queden manchas o pelusillas en el cristal. En caso de que se emplee papel, es mejor evitar el papel de cocina (o similares) y usar papel de periódico o de filtros de café, cuya textura y consistencia hacen que limpie mejor y deje menos rastros sobre la superficie.
Líquidos para limpiar los cristales
Con respecto al líquido con el cual limpiar, se pueden usar los limpiacristales existentes en el mercado, o bien crear una mezcla que permite obtener similares resultados. Hay varias fórmulas distintas para este producto casero. La más potente se prepara con 2 litros de agua, una taza de alcohol isopropílico al 70%, un cuarto de taza de amoniaco (es decir, unos 60 mililitros) y un chorrito de detergente lavavajillas.
Otras opciones incluyen productos naturales para crear la mezcla: se puede elaborar con un litro de agua y seis cucharadas de vinagre y un chorrito de detergente lavavajillas, y se puede añadir el zumo de un limón. También la maicena, disuelta en el líquido resultante, aporta propiedades limpiadoras. En todos los casos, es recomendable que el agua esté templada (no caliente).
Pautas para hacer más sencilla la limpieza de las ventanas
Se debe aplicar el líquido a lo largo de toda la superficie del cristal y dejar que actúe unos minutos sobre él, para que se afloje la suciedad que esté adherida. Luego se debe aclarar, comenzando siempre por la parte superior.
Si se emplea el secador del kit de cristalero, hay que secar la banda de goma (la parte que entra en contacto con la superficie del cristal) después de cada pasada. Si, en cambio, se usa un paño, se debe escurrir en cada ocasión.
Conviene no limpiar los cristales en un día de sol, ya que el líquido se secará muy rápido y no podrá actuar bien
En caso de que se use papel, su propio estado y los resultados que deje indicarán cuándo conviene desecharlo y utilizar otro. Cuando se emplea papel de periódico, la tinta manchará mucho las manos en el momento de efectuar la limpieza, pero el cristal quedará muy bien. Y al lavar las manos, la tinta se limpia con bastante facilidad.
Un dato importante: al contrario de lo que puede parecer, los momentos de pleno sol o en los que corre un viento seco y agradable son los peores para efectuar la limpieza de la ventana. ¿Por qué? Porque esas condiciones hacen que el líquido se seque muy rápido y no llegue a aflojar de manera correcta la suciedad adherida. Por eso, conviene limpiar en días húmedos y no tan calurosos y, en verano, temprano por la mañana.
Para la limpieza de los marcos, lo más importante que se debe tener en cuenta es utilizar una sustancia limpiadora acorde con el material del que estén construidos. Si son de aluminio o algún otro metal, lo idóneo es emplear agua con un poquito de alcohol. Para los marcos de PVC u otros materiales sintéticos, mejor agua y jabón blanco, o bien detergente lavavajillas si están muy sucios. En el caso de que sean de madera, conviene cuidarla con algún producto específico, como un líquido limpiador de suelos de parquet.
Las persianas, por su parte, entrañan algunas dificultades especiales. Por la facilidad con que acumulan polvo en sus ranuras, exige una limpieza minuciosa en cada una de ellas.
Además, es característica destacada lo complicado que es limpiar su lado exterior. Si está en la planta baja no hay problema, pero, si se halla en una primera planta o más arriba, trabajar con la mitad del cuerpo en vilo no es una opción. La solución pasa por subir a unas escaleras junto a la ventana en el interior de la casa, quitar la tapa del tambor de la persiana y armarse de paciencia para limpiar cada pieza y cada ranura, enrollando poco a poco a medida que se limpia.
Con respecto al líquido que se emplee, para las persianas se deben seguir las mismas recomendaciones que para los marcos.
Un último consejo: cuando llueve, conviene bajar las persianas. El beneficio es doble: se quita el polvo del lado exterior de estas y se protegen los cristales. No es que de este modo las persianas se queden por completo limpias, pero sí se evita que la suciedad se acumule y hace que luego sea menos complicado quitarla.