Las estufas de bioetanol son una tendencia de los últimos años: dejaron de verse como una mera cuestión decorativa, y ya se tienen en cuenta para el sistema de calefacción del hogar. Algunas de sus ventajas son su limpieza y su sostenibilidad, aunque hay quienes ponen en duda esta última condición. Este artículo explica las características de las estufas de bioetanol o biochimeneas y describe el tipo de calor que proporcionan y lo que aportan como parte de la decoración, y que incluye aromatizar la estancia donde se encuentre.
Características de las estufas de bioetanol
Las estufas de bioetanol, también llamadas chimeneas de bioetanol o biochimeneas, constituyen un tipo de calefacción que en los últimos años ha ganado mucho terreno. Esto se debe sobre todo a dos motivos: por un lado, se presentan como más sostenibles, ya que no emplean combustibles fósiles, y por el otro, las posibilidades decorativas que otorgan. De hecho, hasta hace poco, muchos consideraban todavía estas estufas como adornos de lujo.
El bioetanol es un combustible líquido que se obtiene a partir de numerosas plantas, entre ellas el maíz, la caña de azúcar, el sorgo, la patata y el trigo. Es lo mismo que el etanol y el prefijo «bio» se refiere a la forma de obtenerlo.
Las estufas de bioetanol calientan los ambientes como las tradicionales, pero dejan de irradiar calor en cuanto se apagan
Una de sus grandes ventajas es que la emisión de dióxido de carbono durante su combustión es más baja que en el caso de combustibles tradicionales, como madera o gasolina, y no produce humo ni hollín. Esto posibilita que la estufa puede permanecer encendida durante largos ratos en espacios interiores, sin necesidad de un sistema especial de ventilación. Basta con que la casa esté aireada.
Sin embargo, el bioetanol no está exento de controversias. Al menos por el momento, los costes de su producción son elevados y su procesamiento requiere combustibles fósiles y una energía mayor de la que puede obtenerse del propio biolíquido resultante. Además, hay quienes señalan el riesgo de que el aumento de los territorios destinados a la elaboración de bioetanol represente una mayor deforestación de selvas naturales y la sustitución de suelos que hasta ahora producen alimentos.
El calor que proporcionan las biochimeneas
Al pensar en adquirir una estufa de bioetanol, a muchas personas se les presenta la duda: ¿emanan calor suficiente? Es decir, ¿realmente funcionan para la calefacción? Y es que, como se ha señalado, durante algún tiempo se vieron como artículos de lujo, destinados sobre todo a la decoración. Pero lo cierto es que sí funcionan.
La sensación de que calientan menos tiene una explicación. La carcasa o parte externa de las chimeneas tradicionales están compuestas de ladrillos refractarios u otros materiales que acumulan el calor. Esto hace que las zonas más cercanas estén más calientes y que, cuando esta se apaga, siga irradiando calor durante un tiempo.
Si se colocan las llamas al mínimo de su tamaño, las estufas de bioetanol adornan como si fueran velas
En el caso de las biochimeneas, la parte externa en general está formada por piezas de acero, vidrio, piedra y cerámica, materiales que no acumulan el calor. Por eso, la periferia de este sistema de calefacción no está tan caliente y deja de emitir calor en el momento en que se apaga.
A esto hay que añadir algo que suele suceder con las estufas tradicionales: el exceso de calor. A menudo se echa al fuego más leña de la necesaria, o se suben los niveles de calor por encima de lo necesario. Llega un punto en que hay que bajarlo, e incluso abrir alguna ventana para regular la temperatura.
Con las biochimeneas, en general, estos excesos son más fáciles de evitar y se pueden lograr los mismos niveles de calefacción que con un sistema tradicional, aunque las sensaciones sean diferentes al estar cerca de la fuente de calor.
Con relación al aspecto decorativo, es indudable que las chimeneas de bioetanol ofrecen muchas posibilidades. La combinación de los materiales (cristal, acero, cerámica) que las componen da lugar a creaciones muy agradables. Por ese motivo, estos sistemas se utilizan con mucha frecuencia en las recepciones de hoteles, salones para fiestas e incluso en fiestas al aire libre, a modo de bolardos de luz en los jardines.
Pero estas posibilidades decorativas también se pueden aprovechar en el interior del hogar, y no solo en invierno, ya que se pueden regular las llamas al mínimo, para así generar un efecto similar al de las velas.
Una ventaja más de las biochimeneas es su capacidad de aromatizar el ambiente. La combustión de estos combustibles derivados de vegetales, además de no producir humo, cenizas ni hollín, libera vapor de agua. Y si al propio biolíquido se le añaden unas gotitas de esencia aromática (algunos modelos de estufas incluyen compartimentos especial para esta esencia), además de brindar calor, propaga la fragancia por todo el espacio donde se encuentre.