Por diferentes motivos, la condensación es frecuente en una vivienda. Incluso el Código Técnico de la Edificación recoge las medidas oportunas para evitarla y destaca el uso de una barrera de vapor. Este sistema consiste en la instalación de una lámina que frena el paso al interior del vapor de agua. Crea un espacio estanco y es imprescindible, sobre todo, debajo del aislante térmico de la cubierta, cuando se prevean condensaciones en esta zona.
El vapor de agua atraviesa las paredes. Por ello, para frenar su avance, es necesario instalar una barrera en la cara caliente del cerramiento. Así lo establece el Código Técnico de la Edificación (CTE), que además recomienda controlar que, durante su ejecución, el material no se rompa ni se deteriore. De lo contrario, la humedad se filtraría por estas grietas.
Las barreras deben ser continuas y con un espesor de 10 a 15 mm
Es fundamental que el revestimiento no sea susceptible a las filtraciones. De ahí la necesidad de que estas barreras sean continuas y tengan un espesor de 10 a 15 mm. Son láminas, en general de aluminio, que se adhieren a planchas de yeso para garantizar su estabilidad y, a pesar de soportar el choque del vapor de agua, no se deterioran.
De la misma manera, las tuberías pueden formar condensaciones en la parte exterior, por lo que se recomienda colocar un elemento separador de protección. Éste es necesario tanto en tuberías empotradas como vistas para obstaculizar la acción de la humedad y «los daños que esas condensaciones pudieran causar al resto de la edificación», señala el CTE.
En los edificios de nueva construcción, resulta sencillo colocar estas barreras, mientras que en viviendas ya construidas, se pueden aprovechar otros trabajos de reparación para instalar estas láminas en tabiques de escayola. Son útiles en estancias con mayor acumulación de humedad, como el baño o la cocina, en habitaciones poco ventiladas y frías.
Gran parte de los edificios y casas tienen decoradas las paredes exteriores con ladrillos caravista, un material que obliga a comprobar su estado. Los problemas tienen su origen, en general, en las juntas que unen los ladrillos y que, en ocasiones, pierden el mortero a consecuencia de su agrietamiento.
En este caso, será necesario limpiar las juntas (uniones horizontales) y llagas (uniones verticales) que tengan restos de mortero suelto o cualquier otro material. Para esta tarea, se emplea un cincel afilado que se pasa por las juntas. A continuación, se rellenan las zonas deterioradas con una paleta con punta redonda y una mezcla de mortero.
Una vez que se hayan rellenado, antes de que el mortero haya fraguado, las juntas se perfilan con la misma técnica utilizada en la construcción original. Para simular la técnica de perfilado hay que pasar una varilla de hierro si las juntas son redondeadas, utilizar la punta de la paleta si la junta es inclinada o una tablilla plana para un perfilado retraído.