En la actualidad, la mayoría de los tabiques se construyen con materiales con celdillas, como los ladrillos huecos o los contratabiques forrados con aislante. Esta circunstancia implica que el grosor de las paredes resulte demasiado delgado como para soportar los trabajos con taladro o la colocación de un taco clásico. Una tarea tan sencilla como colgar un cuadro o una balda puede complicarse. Para resolver este contratiempo, se deben emplear fijaciones especiales con mecanismos de anclaje que se agarren a la parte posterior del tabique. Los tacos metálicos de expansión o los autorroscantes son algunas soluciones.
Tacos metálicos
Cuando los tabiques son huecos, su grosor oscila entre 3 y 10 mm, una consistencia insuficiente para introducir un taco clásico. En estos casos, si se quiere asegurar el agarre del elemento que se cuelgue y conservar el estado de la pared, sin agrietarla ni desconcharla, se deben utilizar tacos o casquillos metálicos.
La longitud del taco debe ser similar a la del grosor de la pared
Los tacos de expansión garantizan una fijación permanente en las paredes delgadas. Son tubos metálicos huecos, en los que se introduce un tornillo. En el otro extremo, cuentan con unas aletas metálicas que se expanden y se apoyan detrás del tabique. Una vez que la pared está perforada, se introduce el taco en el agujero.
Para facilitar su agarre, dispone en el cabezal de dos bridas o ganchos que penetran en el muro. A continuación, se introduce el tornillo y se aprieta con el destornillador para accionar las aletas. Se recomiendan 12 vueltas, al menos, para conseguir una expansión plena. Si la herramienta es eléctrica, conviene realizar la operación a una velocidad lenta. Con una rotación demasiado rápida, se corre el riesgo de estropear las bridas y que el casquillo resulte inservible. Por último, se retira el tornillo para que el taco quede bloqueado y anclado a la pared.
La longitud del tubo debe ser similar a la del grosor de la pared para asegurar que el agarre del taco sea total. De lo contrario, ni la fijación ni el ajuste serían óptimos.
Específicos para yeso
Los tacos metálicos se emplean sobre superficies de escaso grosor pero de distintos materiales (escayola, madera u hormigón). Si el tabique se ha construido con paneles de yeso, lo adecuado es seleccionar casquillos metálicos autorroscantes. Tienen una espiral exterior que, al rotar, penetra en el yeso sin deteriorarlo. Se atornillan en la pared con un destornillador o una llave de montaje específica.
Lo mismo ocurre con el hormigón celular. Si la pared está compuesta de este material, la opción más acertada será el taco helicoidal. Se fabrica en nailon y tiene cuatro aletas helicoidales en el extremo final. Después de perforar la pared, el taco se introduce y se termina de hundir con una maza. Para expandir las aletas sin dañar el muro, se inserta un tornillo.
Para confirmar que los tabiques de un hogar son huecos, se recomienda realizar una prueba de perforación. Una vez que el agujero está hecho, se introduce un alambre, doblado en forma de codo, para sondear la profundidad total de la celdilla del tabique y el grosor de la pared. Cuando éste no supera 10 mm, se estima que el muro es delgado y, por tanto, requiere sistemas de fijación especiales para colgar cualquier objeto.
Si no es posible realizar la comprobación y se tienen dudas sobre la naturaleza del tabique, conviene utilizar tacos polivalentes. Los de rodillo flexible y los casquillos con brida aseguran el agarre tanto en soportes macizos como huecos.