En muchas ocasiones, basta con cambiar una tela para que una silla o un sillón vuelvan a lucir como nuevos. Son muchos los muebles que tienen tapizada una parte de su estructura. Con el paso de los años dicha zona suele terminar ajada, descolorida o desgastada. Entonces, se plantea la posibilidad de condenarlos a terminar en el contenedor de la basura o en el desván. Antes de optar por una decisión tan drástica, y para evitar gastos excesivos, se puede optar por retapizar uno mismo la pieza estropeada.
Herramientas y materiales necesarios
La tela con la que se va a retapizar la silla o sillón debe ser de buena calidad, ya que ambos son muebles que se utilizan a diario, y su desgaste es constante. Otro aspecto a tener en cuenta es la funcionalidad del tipo de tejido, tiene que ser una tela decorativa, y a la vez, duradera y de fácil limpieza. Los tejidos más duraderos son aquellos que contienen entre un 10 y un 20% de material sintético. Para cubrir la parte inferior del asiento, o las zonas que no quedan a la vista, se puede emplear cualquier tela o arpillera, el único requisito es que sea resistente.
Para crear una superficie segura se necesitan unas cinchas de nylon elásticas. Para confeccionar un asiento resistente son necesarias entre seis y diez tiras.
Además, se van a necesitar unas tijeras, una grapadora, mejor si es mecánica, grapas de pata larga, cola de contacto para textil, una brocha, un formón y goma-espuma o espuma de poliéster de distintos grosores, entre 10 mm. y 30 mm.
El proceso de tapizado se divide en tres pasos diferenciados: crear una superficie segura, acolchar y, por último, colocar la tela.
El primer paso es desmontar el viejo tapizado. Con la ayuda de un destornillador y un par de alicates se extraen las grapas viejas, y se retira la tela estropeada y el relleno.
Para comenzar con el trabajo, se colocan cuatro o cinco cinchas en la parte superior del bastidor del asiento. Después, se grapan una a una. Primero, se sujeta un extremo con al menos cinco grapas, se tensa la cincha hasta un 10 por ciento de su longitud, y se grapa el otro extremo. Tras repetir este proceso con el resto de las cintas, se colocan otras cuatro o cinco tiras de forma transversal, y entrelazadas con las anteriores, y se fijan a la estructura. Cuanto mayor es el asiento, serán necesarias un mayor número de cinchas. Por último, se cubren las cinchas con una tela o arpillera del mismo tamaño que el bastidor, y se grapa sobre éste último.
La función de esta tela es proteger el relleno de espuma del asiento, por lo que debe quedar algo tensa. Para ello, se pone una grapa en el centro de uno de los laterales; se estira la tela, y se coloca la siguiente grapa en el lateral opuesto. Después, se fija una tercera grapa en el centro del tercer lateral, y la cuarta en el centro del lado opuesto. Para terminar con esta tarea, se ponen grapas por los cuatro laterales de forma alterna, y se tensa la tela cada vez que se coloca una nueva. Los ángulos se dejan para el final. Para rematar se hace un pliegue en la tela, y se grapa. Si la silla en vez de bastidor tiene un tablero, este proceso no es necesario, y el trabajo empieza con el acolchado.
Cuanto mayor es el asiento, serán necesarias un mayor número de cinchas
Para el acolchado hay que cortar un trozo de espuma de tres centímetros de espesor, de modo que sobresalgan otros tres centímetros por los lados del bastidor, o tablero. Después se preparan las siguientes capas de espuma, cuyo tamaño y grosor dependerán del volumen que se le quiera dar al asiento. Por lo general, tres capas son suficientes. La primera de 3, la segunda de 2 y la tercera de 1 centímetro de grosor.
Se pegan las capas de espuma entre sí en forma de pirámide, y se colocan sobre la tela del bastidor con la capa más grande hacia el exterior. El siguiente paso es fijar el relleno al canto del bastidor. Para ello, se empieza a grapar por el centro de uno de los laterales, y se continúa con este proceso de la forma descrita para la arpillera, pero en este caso, sin tensar.
Ya sólo resta colocar la tela para terminar con el tapizado. Para ello se mide el contorno del relleno, y se corta la pieza. Para poder ajustarla bien, se añade un margen de diez centímetros por cada lado del bastidor. Se coloca la pieza cortada sobre el relleno, de manera que quede bien centrada, sobre todo si el tejido tiene dibujos. Después, se grapa por debajo del bastidor, de forma que los pliegues no lleguen a la superficie. La tela debe quedar tensa y sin arrugas. Para rematar los ángulos se tensan las esquinas de la tela hacia dentro, y se grapan al bastidor. Para terminar, se cubre la parte inferior del asiento con una tela a tono con la utilizada para tapizar, y se grapa.