Cualquier circunstancia personal y profesional puede alterar las necesidades económicas de una familia: que uno de sus miembros pierda el empleo, una intervención quirúrgica, la matrícula para la universidad de los hijos… Ante ello, una solución es rescatar los productos de ahorro o inversión, aunque conviene tener en cuenta que, a veces, dotarse de liquidez conlleva una penalización. Por eso, como se detalla a continuación, es aconsejable estudiar la cancelación de un producto bancario antes de contratarlo.
Estudiar su cancelación antes de contratar un producto
En unos momentos en que la liquidez en las cuentas personales de los usuarios resulta de gran importancia para afrontar sus principales pagos, gastos no previstos e, incluso, para saldar deudas fiscales, cobran especial relevancia los posibles rescates que puedan realizarse sobre los productos de ahorro y de inversión (Bolsa, depósitos, fondos de inversión, pagarés bancarios…). Por ello, antes de contratarlos, debería siempre tenerse en cuenta qué pasará en el momento de su cancelación (ya sea parcial o total), si estará permitido, si requerirán algún tipo de penalización o cuánto tiempo discurrirá hasta que el importe vaya a la cuenta corriente.
Algunos productos de ahorro o de inversión permiten su rescisión inmediata sin problema, mientras que otros cobran comisiones
Por supuesto, no todos los productos de los bancos están cumplimentados por la misma normativa. De este modo, hay algunos que pueden rescindirse sin ningún problema para disponer de su importe con rapidez, mientras que otros tendrán un coste económico en forma de comisiones, o incluso se perderá parte de la inversión realizada, si su evolución no se ha desarrollado de forma positiva.
En función de todas estas características, convendrá suscribir unos más que otros, según las necesidades de las finanzas familiares. Este aspecto cobra especial relevancia cuando el plazo al que van dirigidos los ahorros es medio o largo.
Productos con liquidez y sin penalizaciones
Hay productos bancarios que aportan una completa liquidez y no requieren de procesos complejos para recuperar los ahorros. Además, no aplican ningún tipo de penalización ni comisiones. Entre ellos, destacan los siguientes:
Fondos de inversión: resultan los más aptos para esta clase de estrategias. Se dispondrá del dinero en no más de 24 horas desde la orden de venta (parcial o total). Su única salvedad es que puede que el valor de las participaciones sea negativo, si la evolución del fondo no ha sido del todo positiva.
Cuentas remuneradas: son otro de los productos que no ofrecen ningún problema para retirar los ahorros en cualquier momento y bajo todas las situaciones; y, por supuesto, sin ningún tipo de penalización.
Otros productos: similares suponen los planteamientos que se presentan en las cuentas corrientes, planes de ahorro, libretas…
Con penalizaciones, minusvalías…
Hay otros casos en que se aplican penalizaciones o, lo que es peor, para recuperar el importe invertido, se debe afrontar la venta del producto por un precio inferior al de la compra. En estos productos bancarios es necesario tener mucho cuidado con el dinero que se deposita, pues, en caso de necesidad, la recuperación del mismo puede ser muy problemática, tanto en los plazos como en el rescate en sí.
Para comprobar las exigencias de estos modelos de inversión, lo más aconsejable es ir a cada caso y comprobar qué puede pasar con el rescate, parcial o total, de los ahorros.
Operaciones de renta variable: afecta a la compra y venta de acciones, pero también a otros productos de inversión (warrants, ETF, ventas a crédito…). En estos casos, la recuperación de los ahorros será inmediata, incluso en el mismo día, pero hay que comprobar la diferencia entre el precio de compra y el que se le proporcione a la venta, pues esto hace que la liquidez pueda conseguirse con plusvalías o minusvalías. También habrá que tener en cuenta las comisiones que generarán las operaciones de venta.
Imposiciones a plazo: estos productos tienen una duración concreta y es el plazo al que van destinados: tres, seis, doce meses… En la mayoría se pueden rescatar los ahorros depositados, pero bajo una fuerte comisión por cancelación anticipada. En otros, si no incluye cancelación anticipada, no se obtendrá la rentabilidad anunciada y el interés que generará hasta el momento de su retirada será mínimo.
Pagarés bancarios: están entre los más problemáticos, pues los plazos a los que están confeccionados se deben cumplir de forma escrupulosa (a diferencia de otros productos de ahorro que no son tan rígidos), a no ser que se vendan en el mercado secundario. Y en este, los precios que darán por las participaciones serán más bajos que los realizados en la compra, por lo que se perderían no solo los intereses, sino parte de la inversión.
Deuda pública: la compra de letras, bonos y obligaciones del Estado requiere también conocer sus normas. En caso de necesitar de forma anticipada el dinero antes del vencimiento de las letras del Tesoro, hay que acudir al mercado a venderlas, y es posible que el precio de la letra se haya movido al alza o a la baja, pudiendo incluso llegar a perder dinero.
Hay diseños bancarios, como las cuentas nómina, que permiten a sus titulares cubrir los descubiertos, sin ningún tipo de penalización. ¿Hasta qué cantidad? Por lo general, hasta el importe total de su nómina, que se podrá tener en números rojos sin ninguna repercusión negativa sobre las cuentas de sus titulares. Y se dispone de ese saldo para todo tipo de operaciones bancarias: retiradas en cajeros automáticos, adquisición de acciones, formalizar cualquier tipo de compra… Pero hay que tener cuidado con sobrepasarlo, porque entonces sí estará penalizado por el banco, y hasta que no se reponga la diferencia, los gastos bancarios se precipitarán, pagando más en forma de comisiones y recargos.
Por otro lado, otros modelos dentro de las cuentas nómina están confeccionados con la inclusión de créditos en condición preferente, a los que pueden acogerse sus titulares para afrontar algún gasto imprevisto cuando su cuenta corriente esté bajo mínimos. Incluso generan adelantos de nómina, más satisfactorios para sus necesidades, pues no conllevan intereses y están preconcedidos de manera automática, sin necesidad de su aprobación por parte de la entidad.