Uno de los atractivos que tienen los valores que cotizan en Bolsa es el pago a través de un dividendo, la retribución a la inversión que se otorga en proporción a la cantidad de acciones poseídas. Aunque, por lo general, se entrega en forma de dinero, esta norma está cambiando y las empresas que generan esta retribución se decantan ahora por un modelo de dividendo flexible, que da opción al inversor a recibirlo en efectivo o en acciones.
El inversor decide
Cuando la entidad propone un dividendo flexible a sus accionistas, les da un plazo para decantarse por una u otra modalidad de pago. Es entonces cuando muchos inversores minoristas dudan sobre qué opción será mejor para sus intereses: ¿liquidez en la cuenta corriente o acciones que puedan ampliar los beneficios de la inversión? La evolución de los precios de la compañía y el momento por el que atraviesa, o el plazo al que va dirigida la inversión pueden ser los factores decisivos para escoger una u otra opción.
- Si es a corto plazo, lo mejor será que den los dividendos en efectivo y así poderlo disfrutar lo antes posible.
En cambio, si la inversión va dirigida a medio o largo plazo, puede ser más rentable recibir el dividendo en acciones para incrementar su rentabilidad, ya que se cobrará una mayor cantidad, aunque no el mismo momento sino pasados algunos meses, incluso años en función de cuando se hagan efectivas las ventas de las acciones generadas por este medio de pago.
Para pequeñas cantidades lo mejor será aceptar el pago en dinero, pues los posibles beneficios del cambio a acciones pueden ser insignificantes
Para pequeñas cantidades lo mejor será aceptar el pago en dinero, ya que los posibles beneficios que se pudiesen conseguir a través del cambio a acciones sería insignificante y, por tanto, no merecería la pena emplear esta estrategia.
Ventajas e inconvenientes de los dividendos flexibles
Para optar por uno de los dos modelos de retribución habrá que analizar antes sus ventajas y contras.
1. En efectivo.
Ventajas:
- Permitirá disfrutar de esta remuneración más rápidamente, ya que se recibe en el mismo día (uno o dos como máximo) en que la empresa hace efectivo este abono al accionista.
Siempre se sabe la cantidad exacta que se va a percibir (es retribución fija), así como la fecha del abono en la cuenta corriente.
Contempla algunas ventajas fiscales, como la exención en la tributación de hasta 1.500 euros.
Desventajas:
- Se descuenta del precio de cotización de la empresa, aunque lo suele recuperar con cierta frecuencia al cabo de unos días o semanas.
No es demasiado dinero, a no ser que la cantidad invertida sea muy elevada. En ese caso, la remuneración merecerá la pena.
Se descuentan los impuestos a su vencimiento, de forma que el importe neto es más bajo que el que se anuncia.
2. En acciones.
Ventajas:
- Permite la revalorización del importe retribuido si la evolución es positiva en el momento de la venta.
Posibilita ampliar la inversión cada vez que se hace efectiva esta remuneración a través de una estrategia de reinversión de los dividendos.
Desventajas:
- Si la tendencia de su cotización es bajista, la remuneración a través de este apartado también menguará cuando se haga efectiva la venta, con una disminución en sus aportaciones.
Es un pago variable, que depende de la evolución de la cotización del valor.
Por norma, y a ser no que la cantidad invertida sea muy alta, genera pocas acciones.
Cuando la retribución de los dividendos se realiza a través de acciones, se dictamina un determinado número de títulos por acciones, igual que si de una ampliación de capital se tratase. Para ello el accionista dispone de un periodo de entre 15 a 25 días para saber qué hacer con esta retribución que proporciona la empresa que cotiza en Bolsa.
Pero hay otra alternativa a la que pueden acudir el inversor minorista: vender sus derechos en el mercado bursátil para obtener su dividendo lo antes posible. En este caso, tendrá tantos derechos como acciones tenga en su cartera de valores (si tiene 1.000 acciones le correspondería 1.000 derechos). Estos cotizan en el mercado bursátil durante un tiempo limitado como si de un valor se tratase, y este cobro debe hacerse efectivo a través de una orden de venta, con sus correspondientes comisiones por la operación.