Valores sólidos
Aprovechar la incertidumbre bursátil para comprar valores de compañías sólidas que sin duda repuntarán. Éste es el mensaje que algunas entidades financieras envían a sus clientes con objeto de que compren los grandes valores, ante la posibilidad de que se revaloricen durante los próximos meses. Entre las mejores opciones que ofrece ahora mismo el mercado se encuentra la de hacerse con los “blue chips”, los más sólidos del mercado, pertenecientes a las empresas más estables, con poca volatilidad, gran volumen de contratación y subidas moderadas en el tiempo.
La inversión en este tipo de valores es la del medio o largo plazo, la del inversionista que busca una empresa con un negocio asentado, que dé recurrentemente beneficios y no esté sujeta al movimiento que puedan realizar accionistas individuales. Tradicionalmente, se ha considerado “blue chips” a los bancos, las eléctricas o los operadores de telefonía. En España, están constituidos por cinco empresas cuyo peso específico en el “Ibex-35” es mayoritario: Banco Santander, BBVA, Endesa, Iberdrola y Telefónica.
Los “blue chips” en España están representados por las cinco empresas que tienen mayor peso específico en el Ibex-35: Banco Santander, BBVA, Endesa, Iberdrola y Telefónica
Los valores “blue chips” son una excelente opción para aquellas personas que deseen diversificar su cartera de valores sin asumir un alto riesgo. ¿Por qué? Básicamente, porque son empresas que se encuentran en un óptimo estado financiero y son consideradas por los analistas bursátiles como una inversión segura o de bajo riesgo, además de tener la calificación de compañías de alta calidad. Otro motivo que hace interesante su contratación, y más en momentos de crisis como el que atraviesan las economías internacionales, es que estos valores pagan dividendos, es decir, recompensan al accionista de acuerdo a las ganancias que obtenga la compañía.
Motivos para invertir en “blue chips”
Entre las ventajas de depositar los ahorros en los “blue chips” está el hecho de que estos valores llevan en el mercado más tiempo que el resto de acciones, por lo que su grado de aceptación e información en el pequeño y mediano inversor es mayor que el que pudieran proporcionar otras compañías que cotizan en el parqué bursátil, lo que indudablemente les confiere la denominación de inversión segura o, cuando menos, de bajo riesgo.
En tiempos de crisis como el actual, cuando la bolsa cae los valores “blue chips” tienden a mantener una evolución mejor que las restantes acciones del mercado
Y precisamente en tiempos de crisis como los que viven tanto la economía como el sector bursátil, puede ser una buena estrategia apostar por este tipo de valores que en la presente situación tienden a mantener mejor su posición que el resto de valores que constituyen el Mercado Continuo. Además, el pequeño inversor cuenta con la ventaja de que siempre los podrá comprar o vender antes, debido a su alta liquidez.
Rentabilidad por dividendo superior a la media
Los “blue chips”, al ser empresas sólidamente constituidas y con economías saneadas, permiten ofrecer un dividendo por encima del que ofrecen otras compañías que cotizan en el “Ibex-35”. Por lo pronto, proporcionan a sus accionistas cuatro dividendos al año, repartidos en uno por cada trimestre, por lo que parecen estar especialmente dirigidos a los inversores más tradicionales que buscan, a través de este pago, una especie de renta fija dentro de la variable.
En su conjunto, los cinco valores españoles pertenecientes a esta categoría permiten obtener una retribución por esta vía del 4,9%, muy por encima de la media bursátil nacional. Concretamente son las compañías eléctricas (Iberdrola y Endesa) las más generosas a la hora de repartirlo, con un rentabilidad por dividendo durante los últimos 12 meses del 7,04% y 4,87%, respectivamente, seguidas por los dos grandes grupos bancarios nacionales: BBVA y Banco Santander con una retribución anual del 4,80% y 4,30% para cada uno de ellos. Telefónica retribuye sólo el 3,44%, pero aun así está por encima de las empresas competidoras del índice bursátil nacional.
Características de los «blue-chips»
A la hora de decantarse por invertir en estos valores el usuario financiero debe conocer de qué empresas se trata, y cuáles son sus características y diferencias con respecto a los de otras compañías del mercado bursátil nacional.
Dividendo: Son valores que reparten una alta retribución por este aspecto, una media del 4,9%, por encima de la que proporcionan las restantes empresas cotizadas en el “Ibex-35”.
Liquidez: Su alta liquidez permite a los inversores contratarlos en cualquier momento y venderlos cuando se desee, a diferencia de otro tipo de valores que, debido a su falta de liquidez, pueden tardar tiempo en la compra o venta. Es una notable ventaja, sobre todo para aquellos usuarios que realizan sus operaciones de forma “online”, donde la rapidez juega un papel decisivo.
Volumen de contratación: Su alto grado de contratación permite a los usuarios beneficiarse del dinamismo de su cotización, ya que indica que hay muchas personas o inversores colectivos que están interesados en la compañía. Con frecuencia, una subida en su cotización acompañada de un gran volumen de contratación es señal inequívoca de que las revalorizaciones pueden seguir en el corto plazo, y viceversa.
Valores estables: Por lo general, su evolución es uniforme, no contemplan grandes bajadas ni subidas a no ser en períodos convulsos que puede propiciar que se disparen en uno u otro sentido. El inversor puede contar con que no habrá grandes sobresaltos en su cotización.
Poca volatilidad: Al ser empresas fuertemente consolidadas, su volatilidad es muy baja. No son aptas ni para especuladores ni para operaciones “intradia” (las que se realizan en el mismo día).
Empresas sólidas: Todas las empresas que pertenecen a esta categoría presentan unas cuentas saneadas y se constituyen como el referente de la economía de un país. Son los líderes de los sectores a los que representan.
PER bajo: Otra particularidad que distingue a estos valores es que tienen un PER bajo. Esta sigla, que proviene del inglés (“Price to Earnings Ratio”), es una razón geométrica que se usa en el análisis fundamental de las empresas. Su valor indica el número de veces que el beneficio neto de una empresa determinada se encuentra incluido en el precio de una acción de ésta. Consiguientemente, un PER más elevado implica que los inversores están pagando más por cada unidad de beneficio. Por ejemplo, suponiendo que Telefónica cotice a 18,50 euros y tuviese un beneficio neto por acción de 1,70 euros, su PER sería de 11,5. Este ratio vendría determinado de dividir su cotización actual (18,50) entre el beneficio por acción (1,70).