Ante la falta de perspectivas que brinda hoy el mercado laboral, no pocas personas se ven abocadas a buscarse el empleo por su propia cuenta, sobre todo creando su propia empresa o pasándose al régimen de autónomos. No obstante, este modelo cuenta con ciertas limitaciones para los trabajadores, debido a los problemas para obtener financiación, tanto de bancos y cajas de ahorro, como oficiales (son muy escasas). Así, como se explica en el siguiente artículo, estos emprendedores tienen que formalizar este proceso a través de canales alternativos, algunos innovadores y originales, como puede ser la búsqueda de pequeñas aportaciones por medio de mecenas a través del crowdfunding. Y, como último recurso, siempre se puede cobrar el paro de forma íntegra para montar su pequeño negocio o recurrir a los préstamos entre particulares.
Tres opciones para pasar de parado a empresario
Los modelos alternativos de financiación se constituyen en la actualidad como la opción más nítida para incentivar el ímpetu emprendedor y que este no se diluya ante la falta de respuesta por parte de las entidades. Estas propuestas para dotarse de liquidez pueden ser la solución definitiva para afrontar la búsqueda de recursos económicos, aunque conviene analizar cada una de ellas y constatar cuál es la más indicada para cada caso, así como el esfuerzo económico que requerirá por parte de sus demandantes.
1. Cobrar el importe íntegro del paro
La medida que está más abierta a los particulares se encuentra en la posibilidad de cobrar en un único pago para montar su empresa, y por supuesto de forma anticipada, el importe que le corresponde de manera íntegra del desempleo, en vez de recibirlo mes a mes, como sucede entre los recién desocupados.
La opción de capitalizar el paro, además, se ha visto apoyada por las recientes medidas legislativas para tratar que sea mayor el número de personas las que abandonan las listas del desempleo. Si bien antes solo era viable para constituir una cooperativa o sociedad laboral, hoy en día se ha ampliado a cualquier tipo de sociedad mercantil. Así, quienes deseen ser autónomos o tengan previsto crear su propia empresa en los próximos meses podrán solicitar toda la prestación acumulada, siempre que cumplan con unos requerimientos básicos, entre los que destacan, ser menor de 30 años, destinar la cantidad a la creación de una nueva empresa, o bien darse de alta como trabajador autónomo y no haber hecho uso de tal derecho en los cuatro años inmediatamente anteriores a la solicitud de la capitalización. Otra exigencia es que el trabajador deberá iniciar la actividad en el plazo de un mes y darse de alta en el correspondiente régimen de la Seguridad Social, así como hallarse al corriente en el pago de sus obligaciones tributarias.
2. Crowdfunding
Otro modelo más innovador se basa en obtener recursos económicos para un proyecto profesional en base a las afinidades de sus patrocinadores. Así, personas con suficientes recursos están de acuerdo con otras que ponen en marcha una iniciativa empresarial, sin que haga falta que los mecenas se incorporen a la empresa, ya que apoyan su causa a través de sus aportaciones, bien por valores compartidos o por la viabilidad del proyecto. Es lo que se denomina crowdfunding, un modelo de financiación colectiva que permite obtener apoyos económicos para un proyecto emprendedor, bien a través de uno o varios donantes.
Para conseguir este objetivo tendrán que convencer a los mecenas y explicarles la idea para recibir apoyo, lo que en la mayoría de las ocasiones pasa por involucrarles en el proyecto. ¿A cambio de qué? De su reconocimiento explícito a implicarles a través de una empatía en sus valores profesionales, incluso desde perspectivas personales.
La implantación del proyecto en las redes sociales puede ser un buen punto de partida para recabar las aportaciones necesarias, pudiendo llegar a un mayor número de destinatarios, que podrán implicarse en el proyecto casi al instante de conocerlo. ¿Cómo acceder a estos canales de financiación? Hay habilitadas varias plataformas que permiten la captación de fondos para impulsar proyectos empresariales, que van desde las microaportaciones desde 100 euros (conlleva la participación de varios patrocinadores para afrontar la puesta en marcha de un pequeño negocio), a otras más generosas, si estos están de acuerdo con el espíritu de la idea, y que podrían acercarse al presupuesto que necesitan los emprendedores de formar un pequeño núcleo empresarial.
3. Préstamos entre particulares
Si los anteriores modelos no son válidos, un último recurso son los créditos entre particulares a través de las plataformas de financiación que se han instalado en el mercado nacional. Tienen la ventaja de que están reguladas por ley, aunque su implantación no se generalizado entre los usuarios.
Estos créditos permiten obtener liquidez para que un proyecto profesional prospere, pero ocurre que las aportaciones no son generosas en exceso, por lo que en muchos casos se haría necesario recabar varios préstamos de estas características a la vez, si se quieren afrontar los gastos de montar un negocio. Si con todo, consideran que esta es la solución elegida, basta con solicitar el préstamo a través de estos canales, para lo cual se deben aportar todos los documentos necesarios para que se estudie la propuesta y, de ser concedida, el interés oscilará en una franja que va del 5% al 20%, y que en cualquier caso no es fija.